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07/12/2025 Clarín - Nota - El País - Pag. 8

LA INTIMIDAD DEL PODER
Madrugada de escándalo, y la decisión de Milei
Santiago Fioriti

La reunión de labor parlamentaria estaba pactada en la Legislatura bonaerense para las 11 de la mañana del miércoles. Los legisladores llegaron puntuales, pero, después de varias semanas de negociaciones, Axel Kicillof no tenía el apoyo para que le aprobaran el permiso para que la Provincia pueda tomar deuda por US$ 3.685 millones. La reunión se pospuso. Primero una hora. Después dos, tres, y así hasta llegar al filo de la medianoche, que era el momento en que se vencía el plazo para el tratamiento. Se produjo entonces una maniobra propia del sofisma político: el debate se habilitó a las 23.55 y, apenas ocho minutos más tarde, la sesión pasó a un cuarto intermedio. Se fijó, otra vez, un plazo de una hora que permitiera volver a negociar. Kicillof, conectado a su celular desde la Residencia de la calle 5, seguía bajo tensión. "Nos quieren hacer un golpe de Estado", denunciaban quienes se comunicaban con el gobernador.
Lo curioso es que apuntaban más a sus mismos aliados, el massismo y La Cámpora, que a la supuesta oposición real. "Usan a los radicales y a los libertarios blue para sacarnos plata. Son extorsionadores profesionales", decían. En la Legislatura se discutía a los gritos y se denunciaba la compra de votos. "Solo falta que aparezca Chocolate y estamos todos", recordaban los más cínicos, en alusión a Julio Rigau, el puntero del PJ que fue detenido en 2023, a una cuadra de la Legislatura, mientras extraía plata con 48 tarjetas de débito de empleados fantasma, que prestaban su nombre a cambio de obra social, para que otros se quedaran con el dinero de los contratos. El oficialismo necesitaba los dos tercios en ambas Cámaras.
El acuerdo, al fin, comenzó a cristalizarse cuando Kicillof aceptó la reforma de la Carta Orgánica del Banco Provincia para la creación de seis nuevos directorios, con sueldos de más de 13 millones de pesos cada designación, que se repartieron entre las distintas fuerzas y protagonistas de la política bonaerense: entre ellos, cómo no, Martín Insaurralde, quien, desde las sombras y a poco más de dos años de la aparición de sus imágenes en el yate por Marbella, logró colar a Gabriela Demaría. Hubo más, desde luego: cargos para el Consejo de Cultura y Educación, contratos varios para legisladores y operadores y un fondo especial de 360.000 millones de pesos para las 135 intendencias.
El proyecto se aprobó a las 3.50 de la madrugada.
La Argentina dormía. La chocolatería era una fiesta.
Kicillof celebró módicamente la victoria con sus colaboradores más fieles. No dejó de pensar en el vía crucis al que lo someten de modo permanente el kirchnerismo duro y el massismo. El mandatario perdona, o no le queda otra, pero no olvida y mastica bronca. Ahora, al menos, su administración podría contar con US$ 1.446 millones para afrontar los vencimientos de deuda de 2026, uno en marzo y otro en septiembre. El resto será para deuda nueva: US$ 251 millones se usarán para cubrir el déficit público, US$ 1.045 para recuperar gastos que, según sostienen en la Provincia, ya se hicieron, US$ 400 millones para obras y US$ 543 millones para otras adjudicaciones. "Se allanó el camino y Axel puede dormir tranquilo sin enemigos propios y ajenos acosándolo todo el tiempo", dice uno de sus ministros Suena lindo, aunque los planes del kicillofismo podrían contar con la resistencia férrea de Javier Milei.
La Ley de Responsabilidad Fiscal requiere el aval de la Casa Rosada para que las provincias puedan tomar deuda. La Nación tiene el derecho a negarse si considera que el distrito no cumple con la disciplina de finanzas públicas, es decir, si burla el equilibrio fiscal, si pone en riesgo el patrimonio público o si hace gastos que están por encima de la inflación. Ya son tres los distritos que salieron a tomar deuda con el guiño del oficialismo nacional: CABA, Santa Fe y Córdoba.
"Que lo aprueben y rápido, ni bien lo mande, eh. Rapidito, Toto", le exigió Kicillof, en tono burlón, a Luis Caputo, el viernes, durante un acto en La Plata junto al intendente Julio Alak. No sería lo que tendría en la cabeza el ministro de Economía. Mejor dicho: no estaría entre los planes del Presidente avalar el endeudamiento tal y como lo votó la Legislatura.
Milei, que siguió de cerca aquellos movimientos, podría hacérsela difícil al gobernador, al punto -tal vez- de llevar la situación hasta el extremo de una crisis.
"Que deje de gastar. Solo le vamos a aprobar el rollover", aseguran en el entorno presidencial.
Provincia y Nación no tienen diálogo.
La Casa Rosada decidió excluir a Kicillof de la lista de mandatarios con los que negocia el paquete de seis leyes que se tratarán en el Congreso, desde el próximo miércoles, en sesiones extraordinarias. En La Plata desafían: "Nos van a tener que avalar aunque no les guste". La estrategia provincial pasaría por ir pidiendo los desembolsos uno por uno, de a poco, durante distintos meses del año.
Milei aprovechará el enfrentamiento con Kicillof para proyectar su denominada batalla cultural. Si al líder libertario se le pudiera conceder un deseo para 2027, ese deseo sería tener a Axel como rival en las presidenciales.
En el Gobierno ya se habla abiertamente, a instancias de Karina Milei, de encarar el plan reeleccionista.
Esta semana inflaron el pecho con la baja de la pobreza que anunció el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA (36,3% al cierre del primer trimestre tras haber alcanzado un 45,6% en igual período de 2024), más allá de que luego se detalló que la caída también tenía que ver con la falta de actualización de la canasta básica. Además, se anunció el regreso de la Argentina al mercado de deuda, por primera vez desde 2018. El país emitirá un bono a cuatro años. Es cierto que se trata de un regreso parcial, porque no se hará bajo ley extranjera, pero es un paso.
Con esta colocación se buscará afrontar los vencimientos de deuda de enero, que llegan a los 4.200 millones de dólares.
El problema acuciante sigue siendo la falta de dólares. Una presión cada vez más agobiante recae sobre el mileísmo. Ya no son solo los economistas más críticos los que advierten que el Banco Central debe acumular reservas. El Fondo Monetario Internacional, que acaba de elogiar el ajuste y la política antiinflacionaria, sostuvo a través de su portavoz, Julie Kozack, que Argentina tiene que encarar un camino "más ambicioso" en la acumulación de divisas norteamericanas para poder enfrentar "los shocks "y fomentar "el regreso a los mercados internacionales de capital".
En público, el equipo económico y Milei buscan quitarle dramatismo al asunto, pero en la intimidad reconocen que se está ante una manta corta: si bien la macroeconomía luce mucho más ordenada que la heredada en diciembre de 2023, se mantienen los interrogantes sobre cómo podría afrontar el país una inesperada corrida cambiaria o un tembladeral externo, que siempre están a la vuelta de la esquina en un mundo tan volátil, que puede quedar patas para arriba frente a un simple posteo de Donald Trump en X. "No podemos vivir rezándole a Scott Bessent", admiten las voces más cautas del Ejecutivo.
Milei apuesta a que un paso exitoso por el Congreso con los proyectos de Presupuesto 2026, La Ley de Inocencia Fiscal, la reforma laboral, la tributaria, la modifiación de la Ley de Glaciares y la reforma del Código Penal le otorguen un fenomenal envión que podría traducirse en una baja considerable del riesgo país y en el anuncio de la llegada de inversiones.
Según a quién se consulte en el poder, estiman un crecimiento de la economía para el próximo año que va del cinco al seis por ciento y que trepa a siete en los días de mayor optimismo del Presidente. En paralelo, sin embargo, en los trabajos de focus group que realiza el Gobierno para detectar por dónde pasa el humor social han aparecido fuertes nubarrones. Se recoge una constante y creciente preocupación entre las clases medias y bajas a perder el empleo o a seguir resignando cosas de la vida cotidiana. Para una buena porción de la sociedad se ha hecho demasiado cuesta arriba llegar a fin de mes sin acumular deudas.
En ese universo hay, incluso, miles de votantes de La Libertad Avanza.
Son los que terminaron de inclinar la balanza electoral del 26 de octubre a favor de las listas que apadrinó Milei, no por amor incondicional al proyecto libertario, sino, más bien, por la decisión de no volver a opciones recientes que terminaron en un trauma.
Es el electorado más blando del padrón, el que se puede conquistar, pero también perder, en un santiamén.





El Presidente no avalaría el endeudamiento de Kicillof tal como lo votó la Legislatura


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