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27/11/2025 Clarin.com - Nota
Qué quiso decir Sócrates con que “una buena persona es invencible” El filósofo griego resumió en una frase su visión sobre la virtud y la fortaleza interior. Qué significa hoy esa idea y cómo se sostiene ante la adversidad. La frase “una buena persona es invencible” resume el ideal ético que definió la vida y muerte de Sócrates. Imagen: Gémini Durante siglos, la figura de Sócrates representó la búsqueda incansable de la verdad. Más que un filósofo, fue un maestro de la coherencia entre el pensar y el actuar. Su célebre frase “ una buena persona es invencible ” sigue resonando como un recordatorio de que la integridad puede superar cualquier adversidad. ¿Qué quiso decir? En una Atenas marcada por los debates morales y políticos, Sócrates enseñaba que la verdadera fuerza no reside en el poder ni en la riqueza, sino en la virtud . Para él, el conocimiento del bien era el camino hacia una vida plena, y actuar conforme a la justicia era la mayor forma de libertad. A diferencia de otros pensadores de su tiempo, no escribía tratados ni dejaba fórmulas . Enseñaba dialogando, poniendo en duda las certezas de los demás para que cada uno descubriera la verdad por sí mismo . Su idea de invencibilidad no tenía que ver con la victoria externa, sino con la paz interior que surge de vivir con rectitud. La serenidad de Sócrates frente a la injusticia lo convirtió en símbolo de integridad. Incluso frente a su condena a muerte, Sócrates mantuvo su serenidad. No cedió a la injusticia ni al miedo. Su ejemplo convirtió aquella frase en un principio atemporal: quien actúa bien, incluso si pierde ante los demás, nunca se derrota a sí mismo. Sócrates y la fortaleza interior El método de Sócrates se centraba en la autoconciencia. Para él, nadie hace el mal a propósito; solo lo hace por ignorancia del bien. Por eso, aprender a conocerse era el primer paso para evitar el error. La invencibilidad moral nace del dominio de uno mismo, no del control sobre los otros. Esta idea influyó en toda la filosofía posterior. Los estoicos retomaron su visión para afirmar que la virtud es suficiente para alcanzar la felicidad. Marco Aurelio y Epicteto, siglos después, repetirían el mismo mensaje: lo que ocurre fuera de nosotros puede doler, pero solo nos derrota lo que aceptamos dentro. Desde una mirada contemporánea, su pensamiento invita a repensar la noción de éxito. En tiempos en los que se valora la imagen o la competencia, la lección socrática propone otra medida: la tranquilidad de saberse justo. En esa coherencia reside la verdadera fortaleza. La virtud, para los filósofos griegos, era la base de toda fortaleza moral. Archivo Clarin Su “invencibilidad” no implica ser inmune al sufrimiento. Sócrates nunca negó el dolor o la pérdida, pero sostuvo que quien actúa con bien no puede ser destruido moralmente . Puede caer o ser castigado, pero no traiciona su esencia. Esa convicción es la raíz de su legado ético. El mensaje también plantea una reflexión práctica ya que ser invencible no significa imponerse, sino sostenerse. En un contexto donde las decisiones éticas suelen ceder ante la conveniencia, su enseñanza propone resistir sin odio ni desesperación. La bondad, entendida como acción consciente, se vuelve una forma de coraje. Hoy, la frase cobra nueva vigencia. Vivir con integridad en medio de la contradicción y la presión social es un desafío. Pero su enseñanza recuerda que la serenidad surge del carácter, no de las circunstancias. Por eso, la bondad sigue siendo, en palabras de Sócrates, la forma más alta de invencibilidad.
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