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19/11/2025 Clarin.com - Nota
Una nueva geografía Fabio Quetglas Diputado nacional (UCR) La política es espectadora de una transformación enorme del país. El decidido apoyo de EE.UU al país, excede una cuestión de simpatía personal. Daniel Roldán La Argentina metropolitana que conocemos, es el resultado del modelo de integración global de fines del siglo XIX, y el posterior proceso de industrialización sustitutiva. Este modelo, hace décadas que expresa signos de agotamiento. Sin embargo, los dirigentes políticos no hemos ofrecido una respuesta confiable, que contribuya a superar el problema de la agregación poblacional deficiente. La Argentina metropolitana que hace décadas era una promesa de empleo e integración, fue mutando, de la mano de la inestabilidad macroeconómica y de un mundo más interconectado. Si bien en la comparación con otras urbes latinoamericanas, nuestras grandes ciudades aún muestran estándares destacados, la tendencia de largo plazo es preocupante. Compartimos con la región un síntoma de inequívoco fracaso, amplios espacios donde la autoridad estatal es débil y discutida. Sobre ese panorama de fondo, la agenda territorial pospandémica comienza a exhibir nuevos emergentes que son al mismo tiempo una posibilidad y un desafío. En primer lugar, el envión demográfico de algunas ciudades medianas que contaban con condiciones propicias a la recepción de migrantes “con recursos” (no solo recursos financieros, sino empleos gestionables a distancia, capital social y relacional y nivel educativo alto). No se trata de un proceso generalizado; pero es demostrativo de las posibilidades existentes en aquellas localidades que pretendan atraer talento en base a ofrecer calidad de vida y un razonable tratamiento a la actividad económica. En Argentina se minusvalora la capacidad que tienen los gobiernos locales con visión y proyecto, en tiempos donde la tecnología altera los criterios de elegibilidad de múltiples actividades económicas. En segundo lugar, el verdadero “boom demográfico” de Neuquén, con base en la economía hidrocarburifera. Ahora bien, el actual despertar del “oil & gas”, con sus cadenas de valor consolidándose, presumiblemente sean parte de la agenda de la reconfiguración territorial, en nuevas áreas además de “Vaca Muerta”. En tercer lugar, los proyectos mineros de gran envergadura (RIGI’s); para los cuales las ciudades del NOA argentino deberán adaptarse rápidamente (mejoras de infraestructura, clúster de proveedores locales, calificación de personas, condiciones de hábitat a los migrantes, etc). Los mejores salarios pagados en el petróleo y en la minería, están generando una verdadera “conquista del oeste” en la Argentina. Mientras, muchas industrias tradicionales, radicadas (sobre todo) en el GBA, ya están sintiendo el estrés de la apertura económica. La geografía nacional se adaptará a marcos institucionales, y al rol global que el país decida jugar. La agenda para aprovechar de la mejor manera las oportunidades y minimizar los costos de esta transformación, no aparece aún en el debate público. La síntesis de lo que quiero expresar se hace evidente cada vez que hay que contratar soldadores turcos para cumplir con un proyecto. La política es espectadora de una transformación enorme del país. El decidido apoyo de EE.UU al país, excede una cuestión de simpatía personal. Podemos dibujar una nueva geografía territorial y social. Si logramos entender el “cuadro completo” podremos hacerlo con las salvaguardas para optimizar los resultados. En cambio, si creemos que las cosas “se irán acomodando”, los perdedores (muchos) del modelo declinante resistirán legítimamente a los poderes públicos que no los toman en cuenta.
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