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19/11/2025 Clarin.com - Nota
“Hal y Harper”: la conmovedora historia de dos hermanos atrapados en su propio trauma Martiniano Cardoso Cooper Raiff nos sumerge en una miniserie donde el pasado y presente de dos hermanos se entrelazan, revelando heridas profundas y la búsqueda de identidad. Son siete episodios disponibles en MUBI. Serie "Hal y Harper". MUBI “Creo que se olvidó de pasar a buscarnos”, dice un veinteañero Hal, sentado junto a su hermana Harper, mientras esperan que su padre responda algo, inmóvil en la cama y con los ojos cerrados. Con esa escena, breve pero cargada de incomodidad y desconcierto, comienza Hal y Harper (MUBI). Es un inicio que, en un primer momento, nos confunde: no entendemos bien qué sucede, ni por qué los personajes reaccionan con tanta naturalidad ante la ausencia y el silencio. Sin embargo, la serie se encargará de que todo cobre sentido con el correr de los capítulos. Así entramos al universo íntimo, a veces caótico y siempre emocional de esta miniserie de siete episodios creada, escrita, dirigida y protagonizada por Cooper Raiff, quien interpreta a Hal. Lo acompañan Lili Reinhart , en el rol de Harper, y Mark Ruffalo , como el padre de ambos. El tono general de la narración se alinea con el de una película independiente extendida: ritmo pausado, diálogos cortos, escenas que parecen observar la vida sin intervenir demasiado y una estética que podría ubicarse sin problemas en el circuito del cine indie estadounidense. Raiff retoma aquí la sensibilidad que ya había mostrado en los films Shithouse y Cha Cha Real Smooth , pero la lleva a un terreno más oscuro, más vulnerable y también más arriesgado. La serie se centra en la historia de dos hermanos con una relación extraordinariamente cercana, casi simbiótica. Hal y Harper funcionan como un refugio mutuo, una alianza emocional donde cada uno sostiene al otro frente a la fragilidad que los atraviesa. Comparten confidencias, miedos, frustraciones, y desde el suicidio de su madre viven atrapados en un trauma que, aunque no siempre se nombre, está presente en cada gesto. Nunca terminaron de procesarlo y la serie lo expone con crudeza: ambos se mueven por el mundo como si hubieran quedado congelados en el momento de esa pérdida. Mark Ruffalo, en "Hal y Harper". MUBI En medio de ese vínculo intenso y a veces asfixiante, el padre anuncia que tendrá un hijo con su nueva pareja , ya cerca de los 50. Para Hal, que atraviesa su último año en la universidad, y para Harper, que trabaja en una oficina de la que intenta escapar sin demasiado éxito, esta noticia opera como una reconfiguración de la dinámica familiar. Hal flota entre la ansiedad y la indecisión, mientras Harper se involucra sentimentalmente con su jefa, buscando un espacio propio que no termine de definirse. Antes y después La narración avanza y retrocede en el tiempo, mostrándonos cómo, tras la muerte de su esposa, el padre debió hacerse cargo de dos hijos que necesitaban estabilidad mientras él luchaba contra una depresión crónica que lo sumergía, literalmente, en la cama. Lo interesante es que, cuando la serie vuelve al pasado, utiliza a los mismos actores que interpretan el presente. Esa decisión genera una extrañeza deliberada, una ruptura del realismo que funciona como marca autoral. El espectador ve a los adultos interpretándose a sí mismos en etapas tempranas de su vida, lo cual establece una distancia emocional y, al mismo tiempo, refuerza la idea de que tanto Hal como Harper se vieron obligados a crecer antes de tiempo. No tuvieron infancia. Nacieron grandes. En especial Harper, que se vuelve sostén de su hermano menor cada vez que Hal se muestra dependiente, ansioso o desbordado. Ella carga un rol que no eligió, atravesada por la contradicción entre protegerlo y querer libertad. Esa tensión es uno de los motores dramáticos de la serie. "Hal y Harper" se construye en los pequeños momentos. MUBI Hal y Harper se construye en los pequeños momentos: silencios que incomodan, escenas cotidianas filmadas con sensibilidad, diálogos breves pero cargados de significado. La trama no avanza por grandes giros argumentales, sino por la acumulación de detalles que revelan quiénes son estos personajes y qué necesitan para sobrevivir emocionalmente. Ambos hermanos aparecen como seres fragmentados, buscando completarse física y afectivamente, moviéndose con la torpeza propia de quienes intentan habitar el mundo mientras arrastran heridas profundas. El tiempo –en el pasado y en el presente– los enfrenta una y otra vez a dilemas cotidianos: crecer, enamorarse, distanciarse, repetir patrones familiares, romperlos. Hal y Harper no ofrece respuestas fáciles, pero sí una mirada honesta y sensible a ese proceso inevitable de madurar, aun cuando nadie nos haya enseñado cómo hacerlo. PC
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