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18/11/2025 Clarin.com - Nota

Una joya medieval escondida en Salamanca que podría estar en la Bretaña francesa

Entre montañas y bosques del Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, este pueblo salmantino conserva una arquitectura única en España. Sus calles empedradas y casas de madera transportan a otra época.

Una joya medieval escondida en Salamanca que podría estar en la Bretaña francesa
En el corazón de Castilla y León hay una joya medieval que parece salida de un cuento europeo. Situada a menos de 80 kilómetros de Salamanca , esta aldea de piedra y madera conserva un legado arquitectónico único en el país. Sus tejados inclinados, fachadas entramadas y balcones floridos evocan los pueblos de la Bretaña francesa , con un encanto que sobrevive al paso del tiempo.
Caminar por sus calles empedradas es retroceder varios siglos. Aquí no hay ruido ni prisa: solo el eco de las campanas, el aroma del pan recién hecho y el murmullo del agua entre los adoquines.
En pleno Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, este rincón se mantiene fiel a su origen, conservando oficios, costumbres y un trazado urbano que lo convirtió en uno de los pueblos más emblemáticos de España.
La Alberca, una joya medieval con raíces francesas y alma castellana
Declarado Monumento Histórico-Artístico en 1940, fue el primero en recibir esta distinción en el país. Su valor patrimonial, sumado a la autenticidad que mantiene en cada detalle, lo posiciona como una visita imprescindible para quienes buscan historia y belleza sin artificios.
La Alberca, una joya medieval con raíces francesas y alma castellana
La Alberca, ubicada en el suroeste de Salamanca, es una de las joyas más representativas del patrimonio medieval español. Su origen se remonta al siglo XI, cuando el rey Alfonso VI impulsó la repoblación de estas tierras con colonos procedentes de Borgoña.
Esa herencia extranjera explica el estilo tan particular de sus viviendas. Las casas combinan una base de granito con pisos superiores de madera entramada , construidos de forma que cada planta sobresale sobre la anterior. Los balcones se adornan con flores, las fachadas muestran vigas cruzadas y los tejados inclinados se tocan entre sí, como si se protegieran del viento de la sierra.
Cada vivienda estaba pensada para la vida rural. En la planta baja se guardaban los animales; en el piso intermedio, las cocinas y dormitorios; y en el desván, los jamones y chorizos curados al humo. Hoy, esos mismos espacios conservan la esencia del pasado, convertidos en talleres, posadas o viviendas restauradas.
Tradiciones que siguen vivas
Caminar por La Alberca es encontrarse con la historia viva de la región . Todo en el pueblo —desde la piedra hasta los balcones floridos— mantiene la estética y la funcionalidad que le dieron fama, convirtiéndolo en uno de los conjuntos urbanos más singulares de España.
Qué ver en La Alberca, la joya medieval de Salamanca
El recorrido ideal comienza en la Plaza Mayor, centro de la vida local. Rodeada de soportales y casas blasonadas , concentra los principales edificios civiles del pueblo: el Ayuntamiento, la Casa Ducal y una fuente del siglo XVIII coronada por un crucero de granito. Es el punto de encuentro donde se celebran mercados, charlas y fiestas tradicionales.
A pocos metros se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII, cuya torre-fortaleza domina el horizonte. En su interior, los retablos barrocos y el silencio invitan a una pausa en medio del paseo.
La Alberca mantiene costumbres y celebraciones tradicionales.
Desde el Mirador del Santo, en la parte alta del pueblo, se obtiene una vista panorámica de los tejados de pizarra y las montañas que rodean el valle . Al atardecer, cuando la luz se tiñe de tonos dorados, el paisaje se convierte en una postal.
Los aficionados al senderismo pueden recorrer el Camino de las Raíces , una ruta circular de unos nueve kilómetros que atraviesa bosques de robles y castaños. El recorrido pasa por ermitas, lagunas y fuentes naturales, combinando naturaleza, historia y espiritualidad.
Tradiciones que siguen vivas
La Alberca también se distingue por mantener costumbres ancestrales que la conectan con su pasado medieval. Una de las más llamativas es la del “marrano de San Antón”, un cerdo que deambula libremente por el pueblo durante meses, alimentado por los vecinos, hasta ser rifado con fines benéficos.
Otra tradición única es la de las “mozas de ánimas”, que cada viernes, al caer la noche, recorren las calles tocando una campana y pidiendo oraciones por los difuntos. Su sonido metálico resuena entre las fachadas de piedra y acentúa la atmósfera mística del lugar.


#39952252   Modificada: 18/11/2025 19:17 Cotización de la nota: $2.118.013
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