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18/11/2025 Clarin.com - Nota
La manija Ricardo Talesnik Escritor y dramaturgo ¿Y qué tal ser poderoso por un instante pero anónimo, totalmente desconocido? La gente no sabe quién sos, qué hacés, cuanta plata tenés, cómo-dónde-y con quiénes vivís. Daniel Roldán Qué ganas de ocupar un lugarcito, subir un escaloncito, chiquitito, como para empezar. Morder un cachito, un pedacito de la torta, una migaja que sobre del festín. Que el teléfono suene algunas veces, no llamar tanto a los demás, hacer menos antesalas, no tener que pedir favores. Caminar sabiendo que te miran, percibir la envidia, la admiración, ser objeto de obsecuencia y adulación. Hablar y que se haga silencio, ser escuchado con gran atención, no importa lo que se diga, cualquier cosa, bla-bla-bla-bla y una ovación. Decir hoy una cosa y mañana otra, mentir sin problemas, contradecirte con naturalidad, ser siempre la voz cantante y el último en hablar. Hacer declaraciones, aparecer en todos los medios, ignorar las críticas o descalificarlas con una respuesta, comprar elogios en venta, que los movileros te persigan hasta que te sientas harto y agotado como para decir “!Ay, es un acoso insoportable!” ¿Y qué tal ser poderoso pero anónimo, totalmente desconocido? La gente no sabe quién sos, qué hacés, cuanta plata tenés, cómo-dónde-y con quiénes vivís. No se te conoce la cara, no vas a fiestas ni estrenos, no aparecés nunca, tu imagen no existe públicamente. Sólo te ven y hablan con vos personas de alta posición política y/o económica, empresarios, inversores, socios, abogados, contadores, personal de seguridad, familiares, empleados, secretarias. Nadie te ordena, nadie te dirige, nadie se atreve a dar un paso sin consultarte. Famoso o desconocido, pero nunca perdedor. Cuanto más poder tengas, más cosas vas a ganar, y cuántas más cosas ganes mayor será tu poder. Perder es el fracaso, la nada, el no ser: la muerte. Para ganarle a la muerte se necesita poder, pero no podercitos de juguete como la presidencia de un club de fútbol, la gerencia de un banco, ser profesor de matemáticas, tener un restorán exitoso, que Messi te regale una camiseta firmada, que te levantes una modelo de un programa de streaming, en fin, millones de podercitos pasajeros. Para llegar a poderes más grandes tenés que ser un genio triunfador en arte, cine, teatro, tv. ciencia, economía, deporte, tráfico de drogas, empresas líderes en tecnología de avanzada y producción de insumos imprescindibles y de gran demanda mundial o ser pariente lo más cercano posible de alguna de las celebridades que figuran en el ranking de las 20 personas más ricas del mundo. Mientras tanto, entrenate y andá practicando con la política. Con el periodismo no te metas porque no es tu terreno y podés meter la pata. La política no viene fácil. Y no sólo en Argentina. Es como que se ha intensificado la desconfianza y el hartazgo de los votantes. Ahora hay un un Presidente que casi-casi… Lo salvó Trump. El futuro, como siempre, es un misterio, con la política nunca se sabe, pero puede ser un buen momento para vos. Hoy la tendencia es estar en alguno de los dos extremismos. Incluso pienso que lo más conveniente es que empecés despacito, sin meter mucho ruido, y te metas en los dos. Si encontrás alguna resistencia vos tenés un argumento indiscutible: querés trabajar por la unión y la paz, que las ideologías nunca más nos separen y que trabajemos juntos dando un ejemplo al mundo. El asunto es hacerla bien, quiero decir hacer el bien. No te van a faltar enemigos, hay mucha mala leche, envidias, conspiraciones, en fin, no todas son rosas en la vida. Y mucho menos en la política. La gente se mata por el poder. Vos no te ofendas ni reacciones con violencia, decís lo que pensás y según con quien estés vos tocás el bombo, cantás la marchita, gritás ¡Viva la libertad, carajo!, hacés el saludo nazi, el comunista, somos derechos y humanos, las Malvinas son nuestras, ¡aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, los yanquis h... de p... se tienen que morir! ¡montoneros carajo!, muera la dictadura, arriba la democracia, privatizo, estatizo, lo que venga. Vos no tenés conciencia, pudor ni memoria. Querés paz y unidad. Tenete confianza y andá tranquilo. Ya imagino un final de película donde Javier le quita la cadena a Cristina, se toman del brazo y marchan hacia un altar donde los esperan Máximo, Kiciloff, Massa, Karina, el menor de los Caputo y el Menem Presidente del Congreso. Todos contentos y felices gracias a tu gestión.
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