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18/11/2025 Clarin.com - Nota
Por qué los griegos despreciaban la masturbación: el tabú que intriga a los historiadores Una práctica cargada de simbolismo en la Antigua Grecia que marcó diferencias sociales. Cómo el autocontrol y la “semilla vital” definieron la visión griega sobre el acto solitario. Para los griegos, el acto solitario simbolizaba la ausencia de moderación. La sexualidad en la Antigua Grecia es un campo estudiado por múltiples especialistas, pero la masturbación ocupó un lugar marginal pese a su fuerte carga cultural. Una investigación reciente revela por qué esta práctica era vista como signo de falta de control y como una marca de alteridad frente al ciudadano ideal. El desprecio por el onanismo en la sociedad griega no era casual, sino un mecanismo ideológico utilizado para definir la identidad del ciudadano libre frente a todo lo considerado el “Otro”. La masturbación se entendía como la antítesis de la virtud que definía al hombre griego: la sōphrosýnē o autocontrol. Entregarse al acto solitario significaba rebajarse al nivel de la animalidad o la servidumbre. La reconocida investigación de Kelly L. Wrenhaven en el Journal of the History of Sexuality evidencia que, en el pensamiento griego, la masturbación no era una forma de placer, sino un signo de alteridad. El estigma griego: semen, autocontrol y jerarquías sociales Se vinculaba la mastubación a figuras que encarnaban la negación de la ciudadanía ideal: esclavos, mujeres, jóvenes, extranjeros y criaturas híbridas como los sátiros. Esta diferenciación constituyó un claro sistema de alterización sexual, que establecía fronteras ideológicas a partir de las prácticas corporales. La aversión se sustentaba también en profundas convicciones filosóficas y fisiológicas. La visión de Platón , expuesta en obras como Leyes, sugería que cualquier actividad sexual que no estuviera orientada a la procreación era un desperdicio de la fuerza vital. El semen era concebido como una sustancia portadora de energía; derramarla sin fines reproductivos debilitaba al hombre y lo hacía vulnerable. Por lo tanto, el acto solitario simbolizaba la ausencia de moderación , la incapacidad de regirse por la disciplina corporal y el abandono a los placeres inmediatos. Aunque podía tolerarse, a veces, en jóvenes púberes, se interpretaba como una falta de control pasajera, impropia de un adulto libre. Los griegos creían que entregarse al acto solitario significaba rebajarse al nivel de la animalidad o la servidumbre. (Foto: Gemini). El estigma se reforzó visualmente con la figura de los sátiro s. Estas criaturas híbridas, siempre excitadas y con falos exagerados, eran representadas frecuentemente en vasos áticos en pleno acto masturbatorio. El sátiro era el espejo grotesco del ciudadano: lujurioso, descontrolado y ajeno a la mesura. La imagen reforzaba la idea de que la masturbación era un símbolo de bestialidad y marginalidad , lo que un hombre libre debía evitar para mantener su estatus cívico. La misma lógica de degradación se aplicaba a esclavos y extranjeros. En Atenas , se popularizó la imagen del esclavo que, privado de otras formas de acceso sexual legítimo, recurría al onanismo como único desahogo. Esto servía a un claro efecto ideológico: si el esclavo era siervo de sus impulsos, el ciudadano debía ser dueño absoluto de su cuerpo. Otros aspectos de la mirada griega sobre el acto solitario
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