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17/11/2025 Clarin.com - Nota
Messi y los mates con Chiqui Tapia: una lealtad incómoda Gonzalo Abascal El capitán de la Selección se convirtió en el garante del presidente de la AFA en el mundo. El contraste con el repudio social y en las tribunas hacia el dirigente. De Paul, Messi y Tapia en una imagen posteada en Instagram. La pregunta puede sonar gratuita, pero la emergencia la justifica. ¿Puede Leo Messi hacer algo más de lo que ya hizo por el fútbol argentino? ¿Debería hacerlo, ahora en el terreno institucional? ¿Conocerá lo que pasa en nuestras canchas? No tiene la obligación, claro, pero el peso de su voz alienta la imaginación: en los últimos años -desde que llegó a Miami- a su condición de estrella le sumó un creciente perfil de hombre de negocios, empresario (con su padre, Jorge Messi) y, sobre todo, "influencer" mundial. Accionista del Inter Miami, interlocutor con Apple en la negociación por los derechos de TV, y con Adidas, socio y proveedor de la MLS, el rosarino define cuestiones que exceden lo que pasa en el campo. Comparte el American Business Forum con Trump y Milei , acepta las llaves de Miami de manos de su alcalde y sorprende al decir "el tema empresarial es algo que me interesa...". Sale a la cancha tomando de la mano a Theodore James, el nieto de Donald Trump; recibe el agradecimiento de Ivanka Trump, la hija del presidente de los EE.UU. (¿tendrá que ver en la simpatía de Trump por la Argentina?); despierta especulaciones sobre si compartirá el sorteo del Mundial otra vez con ambos presidentes; y la MLS y la FIFA acomodan los movimientos a sus posibilidades. Ahora bien, hay que decirlo, en su condición de mega influencer nadie hace más que él para sostener la figura de Chiqui Tapia. La sucesión de posteos en redes sociales del dirigente junto al capitán de la Selección configura el mayor apoyo público, y ubica a Messi como el garante de Tapia frente al mundo. El contraste es notorio: sin consenso popular, el presidente de la AFA es repudiado en las tribunas , los dirigentes evitan criticarlo en un silencio defensivo, y hasta los de "otro palo", como el gremialista Pollo Sobrero, lo tratan en TV de "chorro y delincuente". Los motivos se amontonan: la liga Profesional y el Ascenso ofrecen una sucesión de arbitrajes vergonzosos y definiciones oscuras. Este lunes dos penales a favor de Barracas, el equipo de Tapia, frente a Huracán, fueron apenas el último casillero. Habrá más. En ese contexto, las fotos con Messi y ahora De Paul, su "triángulo de hierro", operan como la validación más potente . Las últimas dos imágenes fueron el 10 y 14 de noviembre, sonrientes en Angola, el insólito destino de un amistoso de la Selección, con Messi viajando miles de kilómetros para un partido irrelevante. Messi conoce el valor político de una foto. Alcanza con recordar cómo evitó a Wado de Pedro y a Alberto Fernández al regreso de Qatar ¿Qué lo une, entonces, y más allá de la afinidad generada por el exitoso ciclo de la Selección, a un dirigente señalado por las manipulaciones deportivas? Una cosa es segura, Tapia necesita al 10 más que nunca. Sabe que la investigación judicial por lavado de dinero sobre Ariel Vallejo , financista de su mayor confianza y dueño de Sur Finanzas -que informó La Nación-, puede rozarlo en cualquier momento. Vallejo "chapeaba" con sus fotos en la oficina de Tapia, y también junto a Messi, mientras alardeaba de ser "la billetera del fútbol". La Justicia lo tiene bajo su lupa. Está imputado en una maniobra de lavado de dinero que habría movilizado más de $6000 millones de manera ilegal. Los negocios juntos, y los millones circulantes entre la AFA y el financista, incomodan a Tapia. A la degradación del fútbol argentino se suman las sospechas de negociados y corrupción. Messi no tiene la obligación de hacer nada. Pero tal vez es tiempo de que deje de hacer.
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