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13/11/2025 Ambito.com - Home

Mar del Plata aplaudió una desafiante película israelí
Paraná Sendrós

Mar del Plata — Un niño palestino escapa de su casa en Ramallah, se mete en zona israelí, atraviesa Tel Aviv en busca del mar, que no conoce. Su padre, albañil que trabaja allí sin papeles, se entera y escapa de la obra en busca del niño, que debe estar perdido.
Cálido, inquietante, emotivo, de mucho y variado contenido, así es “El mar” , de Shai Carmeli-Pollak , la película de productor palestino que representará a Israel en los Oscar. Se mostró aquí en la Competencia Oficial del Festival de Cine de Mar del Plata , y los aplausos arrasaron. Se renovaron cuando el director explicó que en vez de mostrar imágenes horribles prefirió centrarse en los problemas cotidianos de la gente común. Y cuando dijo “Hice esta película no solo como cineasta, sino como activista contra la Ocupación” , esos aplausos sencilla, espontáneamente, atronaron. No cabe otra palabra.
Dialogamos con él:
Periodista: La película no lo dice, pero ¿qué pasa si un trabajador sin papeles en regla se cruza con la policía?
Shai Carmeli-Pollak: La primera vez lo expulsan. La segunda le dan tres a seis meses de prisión. La tercera, años. Esto no era así. En el barrio de mi infancia era natural tener vecinos palestinos. Lo veías como natural, quizá porque desciendo de judíos iraníes y polacos. Después fue creciendo la separación hasta llegar al Muro. Como se ve en mi película, los palestinos de la generación del padre hablan hebreo, lo usan para trabajar, para circular (incluso dejo entender que el padre cuando joven tuvo una novia judía), en cambio los niños no saben hebreo y los únicos israelíes que conocen son los soldados y los colonos. Con un agravante: en tierra palestina se aplica el código civil israelí para los colonos y la ley militar para los demás habitantes.
P.: Cuénteme qué hizo antes de hacer “El mar”.
S. C-P.: Apenas recibido entré en la televisión. Fui muy exitoso haciendo programas infantiles y dibujitos. La política no me interesaba. Pero hace unos 20 años, por primera vez en mi vida, empecé a dudar de los noticieros. Conocí gente que llevaba remedios a ciudades bloqueadas. Visité Cisjordania, una enorme pobreza, personas comunes muy distintas de lo que decían los medios. Sentí un cambio hasta físico en mí. Busqué grupos de activistas, en varias ocasiones judíos y palestinos protestamos juntos contra el Muro. Eran protestas pacíficas que el Ejército no respondió de forma pacífica. Hice un documental sobre un pueblo sin agua. El Muro no había sido levantado sobre los límites, sino que había avanzado sobre tierra fértil palestina. Ahí la lucha llegó hasta la Corte Suprema de Israel, que le dio la razón al pueblo. No fue el único caso. Hay muros levantados por razones económicas más que por seguridad. Participé en otros cuantos reclamos, hice varias amistades (una de ellas, el chico a quien está dedicada la película, muerto por la policía), y había algo que me llamaba la atención: la nostalgia del mar, el deseo de conocer el mar que casi todos tienen y que está a 70 kilómetros.
P.: Ahí nació su deseo de hacer esta película.
S. C-P.: Un poco siguiendo el ejemplo de Vittorio De Sica y Jafar Panahi. No quería hablar de cosas terribles sino de algo cotidiano: la vida de una familia, la relación padre-hijo, el túnel que la gente cruza para ir al trabajo y no para otra cosa, la condición laboral inestable, las buenas personas que ayudan al niño, como la inmigrante africana y las señoras judías (en la escena donde una señora y su hija invitan al niño a tocar al perro sin miedo, son mi esposa, mi hija y el perro de casa). Tardé años para conseguir los fondos, hasta encontrar al productor palestino Baher Aghariya, el de “Paradise Now”. Es algo de bajo presupuesto, la hicimos en 17 días y empezamos la preventa en Europa, pero de repente lo que pasó el 7 de octubre y la represalia en Gaza, con un promedio de 100 muertos por día, cambió todo. Los europeos no querían ninguna película que viniera de Israel. Era 2023, una película pequeñita, pero estábamos envueltos en sangre.
P.: ¿Entonces?
S. C. -P.: Este año decidimos presentarla en el Festival de Cine de Jerusalén y ganamos el Premio Especial y los premios de Mejor Elenco, casi todos palestinos, y Mejor Música. Después de a poco la fueron viendo los miembros de la Academia de Cine Israelí, y le dieron el premio al Mejor Film. Esto automáticamente la coloca como precandidata al Oscar. De inmediato el ministro de Cultura se puso en contra, aunque confesó que no la había visto pero que le habían dicho que daba una imagen negativa del ejército (y apenas aparecen dos soldados que ni siquiera amenazan a nadie). Ahora amenaza a la Academia con reducirle el apoyo. Bien, eso me libera de explicar que la película no es de propaganda del gobierno israelí.
P.: Pero tampoco es de propaganda contra Israel.
S. C-P.: Debemos ser honestos con nosotros mismos. Luchamos por el futuro. Yo decido estar del lado de la convivencia y la paz. Sin duda, a los palestinos les quitaron derechos y hay que devolverlos, porque eso es lo justo y además porque es lo más seguro para dejar de matarnos. Sé que la gente no cambia de pensamiento por una película, pero sé que yo tenía que decir lo que pienso. Ahora hay salas de Israel que van a estrenarla, y otras que la rechazan, pero quienes la han visto se han conmovido, y eso puede abrir canales emocionales en bien de todos.


Imagen: ambito.com - ambito_espectaculos


#39674680   Modificada: 13/11/2025 15:14 Cotización de la nota: $541.998
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