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10/11/2025 Clarin.com - Nota
La reforma laboral y la propuesta desde Narnia Pablo Vaca Casi cuatro de cada diez trabajadores están en negro. No reciben beneficios sociales ni aportan. Reducir ese número es clave y cómo hacerlo es la verdadera discusión. Pero el kirchnerismo propone iniciativas como si Argentina fuera Escandinavia. Axel Kicillof con Hugo Moyano (hijo), de Camioneros, Oscar de Isasi (ATE), Hugo Yasky (CTA), el electo diputado Jorge Taiana, Sergio Palazzo (Bancarios) y Daniel Catalano (ATE). La canción es la misma: de la necesidad de una reforma laboral ya se hablaba en el tercer gobierno de Perón , medio siglo atrás. De entonces a hoy, los números que indican que es necesario algún cambio no hicieron otra cosa que empeorar. Los datos más frescos dicen que el 37,7% de los trabajadores son informales. Casi cuatro de cada diez. No tienen obra social, aguinaldo, horas extras o vacaciones pagas, por ejemplo. A la vez, no aportan al sistema previsional (pero eventualmente querrán o necesitarán jubilarse) y no pagan impuestos. Sucede que, con una tasa de desempleo de 7,6%, el problema de la Argentina no es la falta de trabajo, sino la mala calidad de este . Porque incluso dentro de los trabajadores en blanco, hay un porcentaje importante de “encubiertos”. Lo explicó Santiago Bulat, economista jefe de IDEA y socio de la consultora Invecq, en el último coloquio de esa institución: “La reforma laboral ya comenzó a hacerse de facto : el empleo independiente, registrado bajo la figura de monotributo, creció un 42% desde 2012; mientras que el empleo formal se incrementó un 3% y el empleo público, un 34%”. “Esto es así -argumentó- porque los costos de contratación son muy distintos si se hacen de manera formal o a través de contratación de servicios: un empleado en relación de dependencia, con un salario de $ 2 millones, representa una erogación de casi $ 6,5 millones por año en concepto de contribuciones y aportes a la seguridad social. Mientras que un empleado independiente con la misma facturación significa un costo de $ 218.000 para la seguridad social”. En criollo, tener un empleado formal sale carísimo . Y los empresarios suelen preferir gastar poco. La consecuencia es mucha gente en negro o falsamente “independiente”, sin juzgar aquí la justicia o injusticia que ello implique y sin menospreciar como causa de esta decadencia la extremadamente pobre performance de la economía criolla en estas décadas. Por supuesto, lo difícil es ponerse de acuerdo en cuál es el remedio para la enfermedad. El Gobierno propone, con el eufemismo de “modernización” y de acuerdo con lo que trascendió , modificaciones en la jornada laboral (hasta 12 por día pero con 48 semanales máximo), vacaciones fraccionadas y fuera del período octubre/abril, tope y cuotas en las indemnizaciones y pago con tickets canasta, entre otras medidas. Los cambios grandes que afectarían al poder gremial, como el fin de la ultraactividad (convenios colectivos vigentes aun vencidos) y de la cuota sindical obligatoria, o implementar convenios por empresa, quedarían para mejor oportunidad. Una cosa es modernización laboral y otra normalización sindical, como bien podrían explicar los radicales de buena memoria sobre el efecto en el gobierno de Raúl Alfonsín que tuvo el fracaso de la ley Mucci. De todos modos, la CGT no se privó de ladrar por las dudas. "Es una flexibilización laboral. Una cosa es modernizar, porque ha cambiado el mundo laboral, uno no puede negar la realidad, pero eso no significa que nos quieran sacar derechos y llevarnos a la esclavitud", sentenció el camionero Oscar Argüello , flamante cosecretario general de la CGT. Evidentemente, no sabe lo que de verdad implicaba ser esclavo. En el Congreso, para no ser menos, los legisladores perokirchneristas de extracción sindical -Sergio Palazzo, Vanesa Siley, Mario Manrique, Hugo Yasky, más Hugo Moyano Jr., que asumirá en diciembre- hicieron circular una propuesta diferente, tal vez inspirada en Escandinavia : reducción de la jornada laboral, derecho a la desconexión digital y ampliación de las licencias parentales por nacimiento o adopción. Y que las vacaciones sean entre diciembre y marzo. No se alcanza a comprender cómo esas iniciativas -que en otro contexto nadie objetaría , al contrario- ayudarían a que más personas trabajen en blanco, que es lo que realmente se debe discutir y lo que realmente se debe cambiar. Una vez más, parecen estar mirando otro canal. En Narnia. Después se sorprenden con resultados como los del 26 de octubre.
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