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10/11/2025 Clarin.com - Nota

Poesía y política: Martín Rodríguez y Santiago Llach
Walter Lezcano
A propósito de dos obras reunidas de poetas argentinos de una misma generación.

Martín Rodríguez.
Una generación, si es que eso existe, es cualquier cosa menos un todo homogéneo y compacto. Lo único que no se mueve es la muerte; por eso, una generación que está vivita y coleando, necesariamente, es algo caótico y en pleno movimiento hacia su interior. Y si se quiere ver toda la foto y no perderse nada, hay que tomar distancia. La distancia más atractiva siempre es el tiempo, que pasa, corre, vuela, y asienta las cosas en determinado momento.
Cuando pensamos en la poesía argentina, los años 90 aparecen como una época que produjo un sentido de ruptura, visibilidad, mística y renovación para quedar fijada en un punto del almanaque. Ahí, pensado desde este presente histórico, una generación quedó cristalizada en cierto imaginario lector, si es que eso todavía es posible. Poesía mundial (Neutrinos), de Martín Rodríguez , y Padres y maestros (Híbrida), de Santiago Llach , dos obras reunidas de poetas que comenzaron a publicar a fines de los 90, nos llevan a considerar que una generación es algo mucho más complejo que lo que se ubica entre dos fechas.
Rodríguez (Buenos Aires, 1978) es un poeta que encara su trabajo con la palabra desde múltiples frentes (lo microhistórico, lo coloquial, los resquicios que dejan las instituciones) que se van superponiendo; finalmente esos ríos de sentidos parecen confluir en el océano de la política en su sentido existencial, cargado de temor, violencia y temblor. ¿Cómo se vive cuando la subjetividad vive aplastada por la opresión de un sistema tan desigual?
Algunos títulos suyos son evidentes: Maternidad Sardá, Paraguay . Pero Rodríguez nunca se rinde a la consigna partidaria ni al encantamiento de la extorsión simplista; sus versos arrasan con la simplicidad buscando enloquecer cualquier sentido común respecto de todos los discursos alrededor de “los pobres”. Es un posicionamiento –mirar el mundo desde el llano– que se sostiene de 1998 a 2018.
En Padres y maestros , Santiago Llach (Buenos Aires, 1972) escribe al comienzo: “Soy hijo de mi época, una que como tantas creyó ser la primera en bajar a la belleza del pedestal”. En un período que va de 1995 a 2024, en que la mitad de los textos son inéditos, Llach vence la cronología para mostrar un camino que se puede decir evolutivo.
La aventura va de un afuera territorial (los devenires políticos nacionales) hacia un adentro íntimo (el cuerpo y sus sensaciones de finitud). El poeta mira su viaje y encuentra un comienzo cargado de confrontación política, sí, partidaria ( Los compañeros, Aramburu, Muchacha kirchnerista ) para, más acá en el tiempo, encontrar caminos que conjugan melancolía, reflexión y búsqueda de comprensión no lineal ni simple (por más que los versos seas engañosamente sencillos en “Padres y maestros”, “Hablé con vos en sueños”, “No soy todo oídos”) sobre el afecto trascendente.
Dos libros logran dialogar cuando pueden hablar de universos parecidos, pero la lectura hace que estallen hacia zonas diferentes. Poesía mundial y Padres y maestros son extraordinarios porque encarnan tiempo y, sin embargo, no quedaron fijados por la cárcel generacional: siguieron fluyendo hasta resonar en nuestro presente.


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