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06/11/2025 Clarin.com - Nota
“Nunca dejé que criticaran a Franco”: las memorias del rey Juan Carlos, que se publicaron en Francia, escandalizan a los españoles Marina Artusa Corresponsal en Madrid El hoy rey emérito, a los 87, está de visita en España, donde despertó curiosidad y enojo por las memorias que recopiló en un libro que se puede comprar en Francia pero que los españoles recién podrán leer a partir del 3 de diciembre, cuando se publique en castellano. El 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del dictador, fue proclamado monarca, tal como quiso Franco, salteándose la línea sucesoria por la cual el trono le hubiera tocado a su padre, Juan de Borbón. El libro "Réconciliation. Mémoires. Juan Carlos I d´Espagne" (Reconciliación. Memorias. Juan Carlos I de España), en París. Foto: EFE Parece que Juan Carlos de Borbón, el rey que se quedó sin reino, no puede soportar que se hable de que en unos días se cumplen 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco y que pocos se acuerden de que ese mismo aniversario coincide con su coronación como rey de España. El 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del dictador, fue proclamado monarca, tal como quiso Franco, salteándose la línea sucesoria por la cual el trono le hubiera tocado a su padre, Juan de Borbón. Durante 39 años, Juan Carlos I reinó, amó, engañó, despilfarró y ocultó, entre tantos otros verbos que ejerció con desmesura , hasta que, en 2014, se vio obligado a ceder la corona a su hijo Felipe, después de haber dejado en carne viva la imagen de la Casa Real. El precio de sus tropelías fue un ostracismo, forzado, en Emiratos Arabes Unidos, donde desde agosto de 2020 es huésped de honor del jeque que gobierna. El hoy rey emérito, a los 87, está de visita en España, donde despertó curiosidad y enojo por las memorias que recopiló en un libro que se puede comprar en Francia pero que los españoles recién podrán leer a partir del 3 de diciembre, cuando se publique en castellano. “Mi padre siempre me aconsejó que no escribiera mis memorias. Los reyes no se confiesan. Y menos, públicamente. Sus secretos permanecen sepultados en la penumbra de los palacios -escribe el emérito-. ¿Por qué le desobedezco hoy? Porque siento que me roban mi historia”. “Soy consciente de haber decepcionado, tengo muchas debilidades -admite Juan Carlos en el libro-. Fui cegado por un cierto séquito malévolo. No soy un santo . El poder no ha coartado mi personalidad, que nunca he ocultado.” El rey emérito Juan Carlos, en una imagen de archivo. Foto EFE/ En más de 500 páginas a las que bautizó Reconciliación, el rey Juan Carlos, ayudado por la periodista e historiadora franco-venezolana Laurence Debray, se despacha contra la frialdad de su hijo, el actual monarca Felipe VI , y no maquilla su poca simpatía por la reina Letizia. Sincera su respeto, algo perturbador para muchos españoles, por la figura de Franco y se queja porque no recibe ninguna jubilación: “Soy el único español que no cobra pensión tras 40 años de servicio”. Relación filial con Franco “¿Mantuve con Franco una relación filial? -se pregunta Juan Carlos en Reconciliación-. Nos separaban cuarenta y seis años. El no tenía hijos. Tal vez proyectara sobre mí un sentimiento paternal. No ocultaba su simpatía hacia mí. Incluso cierta ternura y benevolencia”. El Borbón se jacta de no haber permitido que se hablara mal del dictador. “Nunca dejé que nadie lo criticara delante de mí ”, afirma en las páginas de su libro. “Lo respetaba enormemente, apreciaba su inteligencia y su sentido político”, agrega. En otro pasaje de sus memorias, el rey emérito recuerda su última conversación con Franco, horas antes de su muerte: “Me tomó la mano y, en un último suspiro, me dijo: ‘Alteza, sólo le pido una cosa: mantenga la unidad del país’ . Fue su última voluntad. No me pidió conservar el régimen... Sentí que me daba la libertad de actuar”. Y asegura: “No me pidió conservar el régimen ni los principios del Movimiento Nacional. Tenía, pues, las manos libres para emprender reformas, siempre que la unidad de España no se viera cuestionada”. “El mismo Franco estaba seguro de que mi monarquía no podía ser falangista, Me dijo: ‘Yo no puedo hacerlo, usted hará la apertura’”, cuenta Juan Carlos en sus memorias, aunque quienes vivieron la Transición ponen en duda tal apertura franquista. “¡La democracia no cayó del cielo!” En Reconciliación, el rey emérito reivindica su rol de jefe de Estado y cómo maniobró en favor de la democracia durante el intento fallido de golpe de Estado del 23 de febrero de ’81. Vista del libro "Réconciliation. Mémoires. Juan Carlos I d´Espagne" (Reconciliación. Memorias. Juan Carlos I de España), en París. Foto EFE “Logré contactar con Antonio Tejero (el teniente coronel de la Guardia Civil que había tomado el Congreso a los tiros). Le exigí que no usara mi nombre. Creo que se sorprendió. En ese momento entendí que creía tener mi consentimiento (para el golpe)”, recuerda Juan Carlos. Según su relato, esa noche, el príncipe de Asturias, su hijo, le preguntó qué sucedía: “He lanzado una moneda al aire. La Corona está en el aire. ¡No sé de qué lado caerá!”, cuenta el rey emérito que le respondió al actual monarca de España. “Hablaba con aplomo porque sabía que el destino de la Corona y del país estaba en juego -admite hoy-. Jamás en mi vida he demostrado tanta autoridad” . “¡La democracia no cayó del cielo! -exclama en otro párrafo-. Es la obra de mi vida, que yo construí, con todas mis fuerzas. Y que deseo explicar y defender.” “Devolví la libertad a los españoles al instaurar la democracia, pero nunca pude disfrutar de esa libertad para mí”, se victimiza Juan Carlos. En ese mismo tono, recrimina a Felipe VI su distancia: “Mi hijo me ha dado la espalda por deber -apunta-. Entiendo que, como rey, deba mantener una postura pública firme, pero sufrí por su insensibilidad”. “Entre los dos sólo hay un paso” Juan Carlos lamenta que el rey lo aleje de la familia -“Ha cortado todos los puentes y me mantiene alejado de mis nietas (la heredera Leonor y la infanta Sofía)”- pero le lanza una advertencia temeraria: “ No olvides que heredas un sistema político que yo he construido -subraya en la exhortación-. Puedes excluirme en el plano personal y financiero, pero no puedes rechazar la herencia institucional sobre la que reposas. Entre los dos sólo hay un paso”. Las memorias del emérito dedican unas líneas a la reina Letizia, el único miembro de la Casa Real que no figura en la dedicatoria de Reconciliación. “Tengo un desacuerdo personal (con ella) -admite Juan Carlos-. No contribuyó a la cohesión de nuestras relaciones familiares”. “Hice todo lo posible para pasar página en nuestras diferencias, porque el éxito de esa pareja era un seguro del porvenir de la Corona”, dice el emérito en su libro. “Siempre le dije: ‘Las puertas de mi despacho están abiertas, ven cuando quieras’, pero jamás vino”, afirma. Dos “deslices” sentimentales Sobre los amoríos que toda España comentaba, Juan Carlos admite apenas un par: “He tenido dos deslices sentimentales. Una relación en particular se hizo pública. Fue hábilmente instrumentalizada y tuvo graves consecuencias en mi reinado” , lamenta hoy. “Los medios me han adjudicado una decena de relaciones extraconyugales, la mayoría totalmente ficticias . Como si la amistad entre hombres y mujeres no fuera posible”, ironiza el rey emérito en su libro. Y dice estar arrepentido del romance que mantuvo con Corinna Larsen, la alemana que denunció haber recibido 65 millones de euros de regalo de parte del rey Juan Carlos y que él luego le reclamó. “Esa relación fue un error del que me arrepiento amargamente . Manchó mi reputación ante los españoles. En esta cacería humana fui presa fácil -se inculpa en sus memorias-. Puede parecer banal: muchos hombres y mujeres han estado tan cegados que no han visto lo evidente.” El rey emérito Juan Carlos I, en una imagen de archivo. Foto EFE También lamenta haber aceptado los 100 millones de euros que le donó el rey de Arabia Saudita y que nunca recordó declarar en Hacienda. “Sofi, mi reina” Como si fingiera demencia luego de aquellas “debilidades” que todo el reino comentaba y humillaban a la reina Sofía, el emérito le dedica a su esposa un capítulo a puro elogio: “Nada podrá borrar nunca mis profundos sentimientos hacia mi mujer, Sofi, mi reina”. “España no podría haber tenido una reina más devota e irreprochable -asegura-. Ella es una mujer excepcional, de integridad, bondad, rigor, dedicación y benevolencia. Ella es la encarnación de la nobleza del espíritu.” “Hice todo lo posible, a pesar de mis torpezas, por velar por su bienestar y comodidad ”, dice Juan Carlos. “No hay nadie igual a ella en mi vida y así seguirá siendo, aunque nuestros caminos se hayan separado desde mi marcha de España”, agrega, con nostalgia, y deja por escrito su pena porque la reina emérita no lo haya ido a visitar nunca: “Lamento amargamente que mi mujer no haya hecho el viaje para verme . Sospecho que no quiere enfadar a su hijo (el rey Felipe VI)”. Volver Juan Carlos I está en Galicia. Llegó el miércoles y se quedará hasta el fin de semana. Si el tiempo no las cancela, piensa participar, con su velero Bribón , en las regatas programadas para estas fechas. Es la quinta vez que viaja a las rías baixas en lo que va del año y cuentan, los que lo conocen bien, que cada vez le cuesta más dejar su tierra para volver a Abu Dhabi. “No hay un solo día en el que no me invada la nostalgia. Es como si España se me hubiera pegado a la pie l. Allí dejé mis mejores recuerdos y mis mayores orgullos”, dice el Borbón en sus memorias sobre sus días lejos del reino. “Lo que más deseo, mientras viva, es tener un retiro tranquilo -anhela en el libro el rey emérito-, restablecer una relación armoniosa con mi hijo y, por encima de todo, regresar a España, a casa.” Se sincera por escrito y por la calle, en persona, cuando se lo preguntan: “Majestad, ¿tiene ganas de volver a vivir en España?”, fue lo primero que le dijeron cuando se bajó del jet privado que lo trajo. Juan Carlos respondió con un monosílabo: “Muchas”. PB
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