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03/11/2025 Clarin.com - Nota

El multilateralismo y el nuevo orden internacional
Rubén M. Perina Analista Internacional. Doctor en Relaciones Internacionales. Ex funcionario de la OEA.
Surgieron desafíos a la preeminencia liberal.

La asamblea general de Naciones Unidas, en Nueva York. Foto EFE/ Ángel Colmenares
El multilateralismo es un tejido complejo de organizaciones inter-gubernamentales, tratados, acuerdos mundiales y/o regionales de cooperación que regulan y moderan las relaciones entre Estados.
Las Naciones Unidas (ONU), quizás la organización icónica del multilateralismo, se creó en 1945 para preservar la paz y la seguridad entre los Estados. La OEA (1948) y la Unión Europea (1957-1992) se crearon con el mismo propósito. Entre los principios y valores fundamentales de este multilateralismo “original” figuran: la soberanía e igualdad jurídica de los Estados, la no-intervención, la integridad territorial, la solución pacífica de conflictos, la protección de los derechos humanos, y otros.
Seguidamente nacieron el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, la Alianza para el Progreso, el Banco Interamericano para el Desarrollo, el para cooperar en pos del desarrollo socio-económico, considerado necesario para la paz social y la estabilidad política.
Ese multilateralismo cohabitó con el mundo bipolar ideológico y geopolítico de la Guerra Fría, que caducó con el repentino colapso de la Unión Soviética y del bloque comunista en el Este de Europa en 1989-90. Emergió allí un mundo unipolar bajo la hegemonía del orden democrático liberal liderado por EEUU.
El multilateralismo pasó a ser su instrumento y adoptó un tinte ideológico liberal. Este multilateralismo liberal se dedicó a promover y defender la democracia y los derechos humanos así como los valores e intereses del progresismo, incluyendo la protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible e inclusivo (diversidad, inclusión, equidad), pero valorando las normas del multilateralismo “original”, para conformar el mundo ideal del liberalismo: El orden internacional liberal con sus valores supuestamente universales, el que ya no tendría rivales existenciales. “Fin de la Historia.”
Sin embargo, la hegemonía del orden liberal duró poco. Surgieron varios desafíos a su preeminencia en la geopolítica, así como al multilateralismo ideológico.
El desafío provino de China, empoderada por su impresionante crecimiento económico y poderío tecnológico y militar. Su economía es la segunda del mundo. Hoy desafía la preeminencia global del orden liberal y de EEUU y su supuesta imposición de valores progresistas. Pero en su avance, China ha violado normas cruciales de la OMC sobre subsidios, propiedad intelectual, y manipulación cambiaria entre otras. Por su parte, la Rusia de Vladimir Putin ha irrespetado principios fundamentales del multilateralismo “original”, con sus intervenciones híbridas en varios Estados de la ex Unión Soviética, y con su invasión y anexión de territorio ucraniano.
Pero el desafío más impactante proviene de los Estados Unidos de Donald Trump. A pesar de haber sido EEUU uno de los principales precursores del sistema de cooperación multilateral, su gobierno percibe al multilateralismo como perjudicial para los intereses y valores norteamericanos. En su “anti-multilateralismo”, Trump ha presionado a sus aliados de la OTAN para que aumenten su contribución al organismo; no ha pagado su cuota a la OMC por su tolerancia a las violaciones chinas; ha reprochado a la ONU por no solucionar conflictos inter-estatales; ha condicionado su contribución al PNUD a reformas internas y ha rechazado su agenda globalista y progresista.
Se ha retirado de la UNESCO, así como de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, de la Organización Mundial de la Salud, y del acuerdo de Paris sobre cambio climático. En la OEA paga su cuota anual a cuentagotas y la tiene en observación para ver si sus miembros abordan la crisis haitiana, la migración ilegal y el narcotráfico. Trump prefiere el unilateralismo o la transacción bilateral para manejarse libremente en la competencia y rivalidad geopolítica con las grandes potencias, o para buscar la paz en el Medio Oriente.
El irrespeto y cuestionamiento del multilateralismo desvaloriza y debilita la gobernanza de las relaciones internacionales basada en normas de cooperación. En ese marco se observa el surgimiento de un nuevo orden mundial con dos dimensiones (analíticas):
Una multipolar, que, a grandes rasgos, se caracteriza por la competencia y rivalidad entre potencias mundiales (EEUU, Unión Europea, China, Rusia) y potencias regionales (Arabia Saudita, Brasil, India, Irán, Turquía). Allí se compite, no necesariamente siguiendo las normas del derecho internacional, sino acumulando, ostentando y usando poder económico/comercial/tecnológico, militar/nuclear, cibernético y espacial. Un juego de balance de poder, reminiscente el mundo del siglo 18 y 19 donde las potencias imperiales guerreaban y/o pactaban para asegurar que nadie ejerciera hegemonía suprema. Las relaciones de poder predominan y determinan las jerarquías en las relaciones internacionales; los organismos multilaterales reflejan esas relaciones en su accionar o parálisis. No son autónomos.
Con el multipolarismo, coexiste, la otra dimensión: un neo-bipolarismo ideológico, marcado por la conflictividad entre el mundo democrático liberal/progresista y el mundo autocrático/autoritario, reaccionario, estatista, nacionalista y hasta tiránico. La cuestión aquí es si el unilateralismo trumpista y su tentación autocrática es algo pasajero, o un cambio profundo que erosionaría el liderazgo norteamericano en el mundo democrático y su capacidad de defenderlo ante el desafío de las autocracias china y rusa.
El multilateralismo y su esencia cooperativa son indispensable en este mundo interdependiente, conflictivo e inseguro, particularmente para los Estados menos poderosos. El interrogante ahora es cómo se lo adaptará al nuevo orden internacional.


#38196278   Modificada: 03/11/2025 19:54 Cotización de la nota: $2.070.394
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