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29/10/2025 Ambito.com - Home
Alertan que el 25% de los adultos tendrá un ACV en algún momento de su vida Matías Baldoncini El accidente cerebrovascular es una urgencia tiempo dependiente y una de las principales causas de muerte y discapacidad. A nivel global, se calcula que cada año ocurren casi 12 millones de nuevos ACV y más de 7 millones de personas mueren por esta causa; además, 1 de cada 4 adultos tendrá un ACV a lo largo de su vida, lo que muestra la magnitud del problema y el enorme impacto en familias y sistemas de salud. El ACV ocurre cuando una parte del cerebro deja de recibir sangre y oxígeno. Hay dos grandes tipos. El más frecuente es el isquémico, producido por la obstrucción de una arteria (generalmente por un coágulo): hoy se estima que representa alrededor del 65% de los casos. El hemorrágico ocurre cuando un vaso se rompe dentro del cráneo; incluye la hemorragia intracerebral (cerca del 29% de los casos) y la hemorragia subaracnoidea (alrededor del 6%). Aunque menos comunes, las formas hemorrágicas suelen ser más graves. En la Argentina, distintas fuentes coinciden en que cada año unas 120 mil personas sufren un ACV y alrededor de 40 mil mueren por esta causa; en otras palabras, aproximadamente una persona tiene un ACV cada 4 minutos, y es una de las primeras causas de discapacidad en adultos del país. Las causas y los factores de riesgo son bien conocidos y, en gran medida, prevenibles. El principal enemigo es la hipertensión arterial mal controlada. También aumentan el riesgo el tabaquismo, la diabetes, el colesterol alto, la fibrilación auricular, la obesidad, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol y las dietas poco saludables. La buena noticia es que controlar la presión, no fumar, moverse todos los días, alimentarse con más frutas, verduras y fibra, dormir bien, moderar el alcohol y chequear el corazón y la glucosa reduce de forma sustancial la probabilidad de sufrir un ACV. Cuando el ACV sucede, cada minuto cuenta. Ante síntomas súbitos como debilidad o adormecimiento de cara/brazo/pierna (especialmente de un lado), dificultad para hablar o entender, pérdida visual, desequilibrio intenso o dolor de cabeza muy fuerte hay que llamar de inmediato al sistema de emergencias y no manejar por cuenta propia. En el ACV isquémico, el tratamiento de reperfusión con trombólisis endovenosa es efectivo si se administra dentro de las primeras 4,5 horas desde el inicio de los síntomas. Para algunos pacientes con obstrucciones de grandes arterias, la trombectomía mecánica puede realizarse hasta 6–24 horas en centros habilitados, seleccionando los casos con estudios de imagen avanzados. Cuanto antes se inicien estos tratamientos, mejores son las chances de recuperar función. El tratamiento no termina allí. El control estricto de la presión, la temperatura y la glucemia, la prevención de complicaciones, el inicio precoz de la rehabilitación y la prevención secundaria (antiagregantes o anticoagulantes cuando corresponde, estatinas, tratamiento de la fibrilación auricular y cambios de estilo de vida) son claves para evitar nuevos eventos y para maximizar la recuperación. Como neurocirujano, me toca actuar especialmente en las formas hemorrágicas y en ciertas complicaciones del ACV isquémico. En hemorragias cerebelosas con deterioro neurológico, compresión del tronco o hidrocefalia, la cirugía para evacuar el hematoma y, si hace falta, colocar un drenaje ventricular externo reduce la mortalidad. En hemorragias supratentoriales extensas con desplazamiento de la línea media o presión intracraneal refractaria, puede considerarse la craniectomía descompresiva con o sin evacuación: es una medida para salvar la vida cuyo beneficio funcional depende del caso. En el infarto maligno de la arteria cerebral media, la hemicraniectomía descompresiva practicada precozmente disminuye la mortalidad y puede mejorar la evolución en pacientes seleccionados. Además, en hemorragias subaracnoideas por aneurismas, la estabilización del vaso roto (mediante clipado quirúrgico o coiling endovascular por equipos especializados) y el manejo neurocrítico intensivo son determinantes. El mensaje final para la comunidad es claro y simple: el ACV se puede prevenir en gran medida y se trata mejor cuanto antes se consulta. Controlar la presión, dejar de fumar, moverse más y chequear el corazón salva neuronas. Reconocer los síntomas y pedir ayuda inmediata salva vidas. Médico neurocirujano, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Imagen: ambito.com - ambito_lifestyle
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