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29/10/2025 Clarin.com - Nota
A un año de la dana en Valencia: luto, la búsqueda aún de víctimas y el recuerdo de los argentinos afectados Marina Artusa Corresponsal en Madrid El 29 de octubre de 2024, un fenómeno climático feroz provocó la muerte de 237 personas. Dos vecinos nunca aparecieron y aún se los busca. El testimonio hoy de los argentinos que debieron reconstruir sus vidas. El 29 de octubre de 2024, en la provincia de Valencia, una correntada de lodo arrastró a Javier Vicent Fas, de 56 años, y a su hija Susana, de 30. El cuerpo de ella apareció días después a más de 70 kilómetros de donde estaba cuando la sorprendió el temporal, en Pedralba, un pueblo de poco más de tres mil habitantes. Los restos de Javi fueron recuperados en la ribera del Río Turia, momificados , recién una semana antes de este 29 de octubre, cuando se cumple un año de la peor catástrofe climática que devastó Valencia. Aún se busca a dos vecinos, Elisabet Gil, de 37 años, y Francisco Ruiz, de 64, que figuran entre los fallecidos pero sus cuerpos nunca aparecieron. España vive este miércoles un día de luto por el primer aniversario de las inundaciones que provocaron la muerte de 237 personas en la Comunidad Valenciana, en Castilla-La Mancha y en Andalucía. En la Ciudad de la Artes y las Ciencias de Valencia, un funeral de Estado, laico y presidido por los reyes Felipe y Letizia, recordará a las personas que murieron en la tragedia. Doscientas veintinueve mantas térmicas tapizan el suelo de la zona central de la Plaza de la Virgen de Valencia. Foto: EFE La dana , ese fenómeno atmosférico conocido como “gota fría” que se desencadena cuando una masa de aire frío en altura se encuentra con temperaturas cálidas en la superficie, generó destrozos por cerca de 18 mil millones de euros en 75 municipios . Hubo unos 2.700 heridos y 117 mil personas tuvieron que recibir atención médica. Las tormentas extremas y el desborde de ríos y barrancos dañaron 66 mil negocios, 16 mil viviendas, 1.450 kilómetros de rutas, 115 escuelas. Al temporal climático se sumó el político. Porque la alerta que recibieron los celulares de los vecinos llegó tarde , a las 20.11, cuando ya había oscurecido , miles de videos que retrataban la magnitud de la dana se viralizaban en redes y decenas de personas ya habían muerto ahogadas o por hipotermia, luego de permanecer horas con el agua hasta el cuello. “La palmaria ausencia de avisos a la población contribuyó a elevar el abrumador número de muertos”, señaló la jueza Nuria Ruiz Tobarra, al frente del juzgado de Catarroja, que investiga cómo se gestionó la inclemencia de la dana. Ese día, el presidente regional valenciano, Carlos Mazón, almorzó con una periodista en el restaurante El ventorro del centro de la ciudad. La sobremesa se prolongó y a Mazón le cuesta explicar, aún un año después, por qué no atendió todas las llamadas que recibió ni cuáles fueron sus movimientos hasta que, pasadas las ocho de la noche, llegó al centro de emergencias , cuando el sms de alerta ya había sonado, aunque tardíamente, en los celulares de los valencianos. “El gobierno central está listo para ayudar. Si necesita más recursos, que los pida”, dijo el presidente Pedro Sánchez apenas comenzaron los roces entre la administración autonómica y la nacional. Cinco días después de la tragedia, el domingo 3 de octubre, una lluvia de barro y gritos de “¡Asesinos!” interrumpió la visita que los reyes, acompañados por Sánchez y por Mazón, intentaron hacer a algunos de los municipios devastados. La jueza Ruiz Tobarra imputó a la ex consejera de Justicia e Interior valenciana, Salomé Pradas, y el ex secretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso. Citó a declarar voluntariamente al presidente Mazón tres veces pero él, amparado en los fueros que lo protegen, no acudió. Sólo el Tribunal Supremo podría hacerlo. Mazón culpa de la mala gestión de la peor riada en lo que va del siglo XXI a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que depende del Ministerio de Transición Ecológica. Pero para la jueza que instruye la causa no hay indicios. Prueba de eso es que la Universidad de Valencia, alertada por los avisos de mal tiempo el día previo a la dana, suspendió sus clases. Este miércoles, en una declaración institucional, el presidente valenciano admitió: “Hubo cosas que debieron funcionar mejor. Hoy no es el día para la confrontación pero sí debemos reflexionar ante el desamparo que sintieron los valencianos”. Desde el 29 de octubre del año pasado, los vecinos organizan marchas mensuales para reclamar por la mala gestión de la tragedia. Piden la renuncia de Mazón y que no acuda al funeral de Estado. Cientos de personas marchan en contra del gobierno autonómico. Foto: EFE La última manifestación, que fue el domingo 26, reunió a unas 50 mil personas. Este miércoles, en Madrid, la sesión parlamentaria de control al gobierno se inició con un minuto de silencio. Hace un año, Clarín cubrió la devastación que provocaron las inundaciones y los desbordes de barrancos como el del Poyo, que tiene 9 metros de profundidad y un par de días después del paso de la dana estaba casi seco y se había convertido en un cementerio de autos. El día después de la dana: Daniel Outeda y su pareja, Romina Cardoso, en la fábrica de empanadas argentinas que montaron en la localidad Aldaia. Foto: Cézaro Luca En Aldaia, uno de los municipios valencianos más golpeados, el argentino Daniel Outeda y su pareja, Romina, horneaban empanadas artesanales en un antiguo horno de pan del pueblo que había estado abandonado durante diez años. “En un día tuvimos que tirar 12 mil empanadas ”, fue lo primero que contó Daniel, desolado, hace un año. “Después del shock vino la angustia”, recuerda hoy. “Teníamos que volver a prender las hornallas. En medio del barro, limpiamos, desinfectamos, fuimos a Sanidad para que nos autorizaran y lo logramos, después de 15 días de limpiar durante 14 horas diarias”, cuenta a Clarín. Romina en la fábrica de empanadas que volvió a funcionar en Aldaia, en Valencia. El metro y medio de agua que había entrado al local puso en jaque al horno industrial, imprescindible para el negocio, que revivió gracias a las instrucciones que Daniel recibió a distancia: “Logramos arreglarlo con un técnico a 500 kilómetros”, dice. Y así fue como La milonga, el nombre de sus empanadas, volvió a hacerse escuchar en la calle Pintor Murillo de Aldaia. Y Daniel, un porteño que antes de mudarse a España cantaba tangos en la Feria de San Telmo, sumó a su trabajo artesanal la pasión por el tango: el 22 de noviembre presenta su disco en el Palau de la Música de Valencia. Laura Santoro, una rosarina que junto a su hermana había inaugurado una cafetería en Paiporta, otro municipio arrasado, apenas seis meses antes de la dana, optó por cambiar de lugar: “Hemos recibido las ayudas del gobierno y los pagos del seguro a principios de 2025 -cuenta a Clarín -. Con esas ayudas pude volver a montar un comercio ( kiosco de prensa y papelería) pero esta vez aposté por hacerlo en Valencia capital.” Laura Santoro (derecha) con su hermana Bárbara frente al bar que destruyó la dana en Paiporta hace un año. Foto: Cézaro De Luca De a poquito, su barrio se fue poniendo de pie. “No al 100 por ciento, pero un 70, creería que sí -dice Laura-. Los servicios de subte y colectivo recién estuvieron habilitados en julio de este año. Aún la recuperación de las zonas afectadas está en proceso. Y aunque el sistema es lento, el Estado va respondiendo.”
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