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27/10/2025 Clarin.com - Nota

Una IA valiosa, made in Argentina
Ricardo Braginski
La Inteligencia Artificial puede ser tanto buena como mala para la educación. Todo depende de quiénes están detrás de los proyectos y sus intenciones.

Equipo del Laboratorio de Inteligencia Artificial Aplicada (LIAA) de la UBA que trabaja en la IA de fluidez lectora.
En los últimos meses se han publicado todo tipo de artículos y notas periodísticas acerca del impacto de la Inteligencia Artificial en la educación .
La mayoría, negativos, apuntan a los efectos cognitivos que se producen al delegar el pensamiento y el aprendizaje en la máquina, o al posible reemplazo de los maestros y la deshumanización de la enseñanza.
Con matices, todo esto es atendible. Siempre conviene estar atentos a estos (y otros) posibles efectos. Pero como sucede en todos los sectores donde la IA ingresa, el impacto en la educación no tiene por qué ser negativo. De hecho, la IA puede ayudar. Y mucho.
Hay ejemplos, como la IA de fluidez lectora creada en los laboratorios de Ciencias Exactas de la UBA .
Juan Kamienkowski, de la UBA, explica cómo funciona la IA de fluidez lectora en un encuentro de la Universidad Austral.
Se trata de un modelo que expertos de la UBA ahora están entrenando, con audios de alumnos leyendo -provistos por la provincia de Mendoza- y que será capaz de “escuchar” a todos los chicos del país, para medir cómo leen y detectar las dificultades en la comprensión de textos .
El proyecto, del Laboratorio de Inteligencia Artificial Aplicada (LIAA) de Exactas, se podrá usar en el marco del Plan de Alfabetización , que tiene por objetivo que todos los alumnos de tercer grado del país entiendan lo que leen. Ahora lo logra la mitad.
Desde el mismo laboratorio de la UBA también avanzan con otra IA que anticipa cuándo un alumno está a punto de abandonar la escuela .
Estos proyectos contrastan con las herramientas que suelen citarse en los artículos sobre IA: productos de grandes empresas tecnológicas, como ChatGPT, que prometen proezas pero plantean riesgos éticos, pedagógicos y sociales.
Y es lógico: esas empresas tienen intereses económicos legítimos, que no siempre coinciden con las necesidades de la mayoría.
Sam Altman, CEO de OpenAI, una de las empresas má grande detrás de la industria global de la IA. AFP
En cambio, cuando el desarrollo de IA surge de la ciencia pública , su misión sí apunta (o debería apuntar) a retribuir y contribuir a la sociedad. Las IA de Exactas de la UBA son un claro ejemplo de esto.
Por eso, cuando se debate el impacto de la IA en la educación conviene evitar la pereza intelectual de pensar que todo es malo o todo es bueno. Hay autores detrás de los algoritmos e intereses detrás de los proyectos.
También hay decisiones políticas involucradas , como invertir o no en ciencia, o apoyar o no a los equipos que piensan soluciones desde lo público, que tantos ataques han sufrido durante los últimos años en el país.
La Argentina tiene investigadores capaces de crear tecnología valiosa y con impacto social. Es cuestión de ponerlos en valor.


#37502869   Modificada: 27/10/2025 19:17 Cotización de la nota: $2.070.394
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