![]() La primera vuelta electoral, entre la interna, los errores no forzados y el "día de la liberación" Ricardo Kirschbaum En la larga lista de frases disparatadas que se dicen en el país hay que anotar otra, parangonable con aquella famosa de Amado Boudou, quien llamaba "reacomodamiento de precios" a la inflación para no violar así la prohibición de Cristina Kirchner de usar esa palabra maldita. Pasó aquel aterrorizado "me quiero ir" de Hernán Lorenzino cuando una periodista le preguntó sobre el costo de vida, y pasó por el "compra, campeón" de Luis Caputo, entre otros lemas para el frontispicio de la soberbia y la tontera política. Ahora rige tácitamente otra prohibición: admitir que el Gobierno está interviniendo activamente para controlar al dólar. El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, eligió un atajo semántico para no usar esa otra palabra maldita y prefirió reemplazarla por "proveer liquidez para que no se generen precios artificiales del dólar". La vigencia de aquella frase de Groucho Marx - "Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros" - se mantiene firme. A pesar de esos gambeteos, la realidad se impone. Así como había inflación en la "década ganada" kirchnerista, también hay hoy intervención en el dólar. El viernes el Banco Central, aquel que Javier Milei había prometido dinamitar, vendió 650 millones de dólares para darle "liquidez" al mercado. Los embajadores acreditados en Buenos Aires deben hacer esfuerzos para explicar a sus Cancillerías lo que aquí ocurre. ¿Cómo describir seriamente un presunto complot ruso-chino para perjudicar al gobierno de Milei como el que denunciaron funcionarios del gobierno? Solo faltó que agreguen que esa conspiración figuró en la agenda de la cumbre de Xi Jinping y Vladimir Putin, para ratificar la endogamia argentina. La embajada rusa desmintió la acusación. No podía dejarla pasar. Tampoco la presencia en estos días en Buenos Aires de Juan González, ex responsable de América Latina del gobierno de Biden, debe ser leída con significado político sino de negocios, aunque el ex diplomático seguramente tendrá algunos diálogos conocidos de todo el arco partidario aquí. En el vale todo para sacar de la escena los audios donde se confesaría un sistema corrupto que salpicaría al Gobierno, no sobresalió la imaginación sino que también asomó el ridículo. Más allá de esas torpezas quedó claro que el gobierno no supo o no pudo administrar la crisis y que uno de los pilares en los que se basaba la administración libertaria, el de la transparencia, fue dañado visiblemente. Y ese daño llegó para quedarse. Los esfuerzos por encontrar una fuente externa al estallido del escándalo han sido notorios pero insuficientes para invalidar la pertenencia de Diego Spagnuolo, el lenguaraz de los audios, al corazón del poder. Dato central. También lo es que una de las diputadas acusadas de haber facilitado la grabación, que perteneció al núcleo inicial de La Libertad Avanza, sea atacada principalmente por uno de los dos sectores en que está dividido el gobierno. Otro detalle. Quizá las "Fuerzas del Cielo", que comanda Santiago Caputo, apliquen aquello de que el "enemigo de mi enemigo es mi amigo", porque las esquirlas del caso Spagnuolo golpean al clan Menem y a su jefa, Karina Milei. De esos datos, la oposición, haciéndose la inocente, concluye en que el escándalo surgió de la propia y feroz interna oficialista. Las elecciones de hoy en la provincia de Buenos Aires son locales, dato que no es menor porque la influencia comarcal será superior a la disputa nacional. Por esa razón, las mediciones pre electorales, que ya ha demostrado su incerteza, son difíciles de precisar. Los pronósticos, que en diferente grado favorecen globalmente al peronismo, deben comprobarse en la práctica y dependerán también del nivel de concurrencia. A mayor abstención, pueden prevalecer los esquemas locales de gobierno. La dinámica desmesurada de la política argentina, sin embargo, les ha dado jerarquía de primera vuelta electoral. Aunque el partido principal se juegue en octubre, el resultado de hoy impactará dentro y fuera del gobierno, y acentuará también las líneas internas en el desorganizado peronismo, aún preso de viejos reflejos. Para avanzar en las reformas centrales, por ejemplo las del mundo laboral, el oficialismo precisa de otro tipo de política de alianzas que la que ha tenido hasta aquí. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, es acusado internamente por impulsar incorporaciones de dirigentes que representen a sectores importantes de la sociedad. Se menciona a Nicolás Pino, el presidente de la Sociedad Rural y amigo de Milei. Pino es solo un ejemplo de otros que han despertado la resistencia interna de quienes, como las Fuerzas del Cielo, quieren "pureza" libertaria de origen, aunque digan públicamente lo contrario. El obsceno ataque a Luis Juez es solo una muestra grosera del pensamiento del "brazo armado" digital de Milei. Poreso, Francos también está bajo la mira de la crítica. Con poco, el jefe de Gabinete muestra que no aprendió política de grande, como otros personajes debutantes del elenco oficial. Si el resultado bonaerense de hoy no es bueno, alguien pagará por ello. Y la mecha retardada del escándalo Spagnuolo puede acelerar su cuenta atrás sobre los fusibles que, se supone, tiene Karina Milei. Y lo que digan hoy las urnas bonaerenses será importante como efecto para otros distritos y sobre todo para uno: Córdoba. Allí las amplias diferencias de la LLA sobre la oposición han comenzado a estrecharse: una combinación entre malas candidaturas, ataques encarnizados a aliados (caso Juez) y el peso de Schiaretti, está emparejando la elección que se suponía sería un paseo mileista. Entre Ríos y Río Negro, además, muestran una singular paridad en las encuestas previas. El resultado para Axel Kicillof es también muy importante. Si triunfa en el conteo final podrá decir que su estrategia de dividir los comicios, división a la que se negaba Cristina y La Cámpora, fue acertada. El "enano soviético" -un arcaísmo de la guerra fría que utiliza como insulto Milei para referirse al gobernador- sabe que está jugándose su futuro. Quienes conocen en profundidad la selva peronista de la Provincia dicen que el camporismo, salvo en lugares determinados, no invirtió mucho entusiasmo en esta campaña. Poreso, ya hay quienes dicen con ironía que el 26 de octubre, si gana, el gobernador declararía el "día de la liberación", de su liberación de Cristina.
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