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06/09/2025 LaNacion.com - Noticias

Pintar todo de violeta tuvo un costo alto
Francisco Olivera
El factor más corrosivo de la crisis con que el Gobierno llega a la elección bonaerense no radica tanto en los audios de Spagnuolo o la tensión cambiaria, sino en la cruenta interna que afloró con la campaña

El factor más corrosivo de la crisis con que el Gobierno llega mañana a la elección bonaerense no es tanto el contenido de los audios de Spagnuolo o la tensión cambiaria que lo obligó a intervenir en el mercado contra su voluntad, sino esa cruenta pelea interna que terminó de aflorar con la campaña y que le obtura posibles salidas.
Es un problema que solo Javier Milei puede resolver y que hasta impide la autocrítica dentro de La Libertad Avanza, porque aporta excusas para los involucrados. Nadie les sacará de la cabeza a los Menem que ante esta bomba en cuentagotas que empezó con la difusión del primer audio las cuentas que la política supone leales a Santiago Caputo estuvieron de brazos caídos en las redes. “Están todos muy callados”, siguen insistiendo en ese sector, donde se preguntan además si quien se supone con acceso a la SIDE, el principal asesor del Presidente, no pudo al menos anticipar el escándalo y hasta evitarlo.
Difícil saber si el resultado de mañana permitirá dirimir el desencuentro. Y hacia qué lado. Dependerá en parte de los números. Si, por ejemplo, como prevén algunas encuestas, el peronismo gana la provincia de Buenos Aires, ¿será la derrota oficialista señal definitiva de que hubo fallas en la confección de alianzas y de que habrá que revisar tanto esa estrategia como a sus ejecutores? Caputo y la mayor parte de los empresarios piensan que sí. Con un triunfo del Gobierno, en cambio, la tentación de mantener las cosas como están seguirá intacta. ¿Y qué pasará si lo que arroja el recuento es ambiguo y requiere de una interpretación que lo exponga como triunfo, lo que los libertarios llaman “relato de la victoria”? Un dilema para Caputo, responsable del área de Comunicación, que deberá armar esa retórica para salvar el trabajo de sus adversarios Menem y Sebastián Pareja. ¿Habrá una reivindicación de Ramón “Nene” Vera, el puntero que objeta desde el inicio de la campaña?
“Bueno. Llegó la hora”, publicó anteanoche @slcaputo, una cuenta atribuida al asesor. Quienes siguen de afuera las redes se preguntaron enseguida si realmente pertenecía a Caputo. La mayoría de los libertarios suponen que sí. Empezando por Felipe Núñez, jefe de análisis financiero del Ministerio de Economía, que contestó enseguida el mensaje con dos emoticones haciendo la venia. Un detalle sugestivo: Javier Milei sigue la cuenta.
¿Cuál es la hora a que se refiere Caputo? ¿La de saber quién tenía razón en el armado? La interna excede al ámbito electoral porque se da en medio de una atmósfera cambiaria complicada. Afecta el presente, no ya el futuro. El equipo económico no está en condiciones de seguir destinando durante tanto tiempo recursos del Tesoro para contener el dólar ni, mucho menos, subir todavía más los encajes bancarios, porque eso afecta la actividad. Los empresarios hacen elucubraciones electorales. Algunos, los menos, respaldan en público. El Morgan Stanley, por ejemplo, publicó ayer un informe positivo. “Apostando por la recuperación macroeconómica: por qué somos optimistas a pesar de los obstáculos de 2025”, lo titula, y proyecta que el riesgo país podría caer un 40% en los próximos seis meses si se mantienen las “políticas y tendencias económicas actuales”. Agrega, con todo, que la perspectiva no está exenta de riesgos, entre los que enumera “la disminución del apoyo al plan de estabilización y un mal resultado del Gobierno en las elecciones de mitad de término”.
En los bancos esperan en silencio. No cayeron bien los cuestionamientos que les hizo el miércoles Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central, durante la convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, pero lo atribuyen al nerviosismo propio de una administración en apuros cambiarios. Hay un diálogo difícil con el sector. Lo plantearon esta semana algunos ejecutivos de Adeba, donde se quejan hasta de la falta de coordinación en el horario de operaciones entre el Banco Central y agentes financieros como BYMA, Coelsa, Interbanking o Mercado Argentino de Valores. Dicen que las exigencias actuales de liquidez y encajes sin unificar tiempos de operación los exponen a incumplimientos o sobrecostos. Les molesta además que el Gobierno los responsabilice por compras y ventas de dólares en los mercados de futuro y de contado, como ocurrió esta semana con el ICBC.
El establishment económico critica en muchos aspectos la política cambiaria, pero atribuye también parte de los problemas a la estrategia electoral. Algunos recuerdan, por ejemplo, que durante el verano, todavía con cepo, sin acuerdo con el FMI y con inflación más alta que la actual, el riesgo país llegó a acercarse a los 500 puntos básicos, casi la mitad del nivel actual. No hay solo “riesgo kuka”, advierten, sino también mala praxis libertaria. ¿Quién mandó, se preguntan, al Gobierno a tensar la relación con los gobernadores hasta complicar la propia mecánica del Congreso, donde aparecieron los proyectos que atentan contra el equilibrio fiscal? “Pintar el país de violeta tuvo un costo”, dijo un empresario.
Esta tormenta perfecta es en realidad el trasfondo de algo más profundo. Una incógnita que se adelantó con los audios de Spagnuolo, las elecciones y las medidas cambiarias, que el mercado trae desde el inicio del gobierno de Milei y que explica por qué no termina de bajar el riesgo país: ¿cuál es el grado real de convicción de la sociedad y la dirigencia argentina para dejar atrás las recetas económicas delirantes? Es la razón por la que una elección provincial reviste tanta gravedad. No pasa casi en ningún otro lado: la Argentina es tan frágil que camina siempre al filo del abismo.
La parada del domingo puede entonces anticipar el resultado de la que realmente importa, la del 26 de octubre, cuando se decida la nueva conformación del Parlamento. ¿Alcanzará Milei, por lo pronto, ese número mágico de 84 diputados, los famosos “héroes” que agasajó el año pasado en Olivos luego de los vetos a las leyes de movilidad jubilatoria y financiamiento universitario? Es el umbral operativo de cualquier administración. Hay con todo una segunda pregunta, que los empresarios y el mercado se harán el 27 de octubre: si, aun con un triunfo, el Presidente será capaz de acordar con la oposición dialoguista las leyes de fondo que hagan de la Argentina un país viable. ¿Con quiénes? ¿A cambio de qué? ¿Qué está dispuesto a ceder? ¿Volverá Milei a ser pragmático, como después del primer traspié con la Ley Bases? Es la misma encrucijada. Seguir consolidando identidad, rasgo que llevó al líder libertario a ejecutar con éxito el mayor ajuste de la historia en un país genéticamente gastador, o avanzar de un modo menos disruptivo hacia una transformación no tan ambiciosa, pero que lo trascienda y por la que pueda ser recordado. Pintar todo de violeta o incorporar matices. Nadie tiene la respuesta: la historia muestra fracasos de todos los colores.


#33083268   Modificada: 06/09/2025 00:25 Cotización de la nota: $2.342.729
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