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31/08/2025 Perfil.com - Nota

Steve Tsang: “China y Xi Jinping entienden perfectamente cuáles son las intenciones de Donald Trump”
Jorge Fontevecchia
El politólogo e historiador hongkonés es un reconocido especialista en política china, director del Instituto SOAS (Escuela de Estudios Orientales y Africanos) de la Universidad de Londres. Con una trayectoria marcada por la investigación sobre la política y la gobernanza en China, Hong Kong y Taiwán, ha publicado más de una decena de libros de referencia. Su obra más reciente, “El pensamiento de Xi Jinping”, analiza en profundidad cómo el actual líder chino redefine el rol del Parti

—Usted sostiene que el objetivo del pensamiento de Xi Jinping no es iniciar una nueva Guerra Fría con Occidente ni exportar el modelo chino, sino reforzar la autoridad del Estado-Partido hacia dentro del país. ¿Cómo se traduce esta prioridad en la vida cotidiana de los ciudadanos chinos?
—La prioridad del Partido Comunista bajo Xi Jinping es mantener al Partido Comunista y a Xi Jinping en el poder, y sobre esa base, proyectar a China como líder del mundo. Y siendo ésta la prioridad, significa que todos en China en todo momento están obligados a servir a este propósito. Cuando se mira, por ejemplo, la economía, los economistas tanto dentro como fuera de China, pueden sentir que la economía china debería pasar de un enfoque en la producción, la exportación y la fabricación, hacia el consumo interno y la mejora de las condiciones de vida de la gente, por lo tanto, mejorar la forma en que la gente vive su vida. Esa no es la prioridad. La prioridad es lograr que la economía china no dependa del mundo exterior, sino hacer que la economía mundial dependa más de China, para que China sea aceptada como líder. También significa que el enfoque en la economía ya no está en la fabricación en general, sino en la vanguardia, la alta tecnología, para que China pueda establecer estándares globales y ser reconocida y aceptada como líder mundial. Y así es como han cambiado las cosas bajo Xi Jinping en comparación con otros tiempos, cuando desde Deng Xiaoping en adelante, había mucho más enfoque, en simplemente, mejorar la forma en que la gente vive su vida en China bajo el Partido Comunista.
—En el libro “El pensamiento de Xi Jinping” introduce la noción de “leninismo consultivo” para describir la forma en que el Partido combina centralización autoritaria con mecanismos de consulta y deliberación controlada. ¿Podría explicar en qué consiste este concepto y cómo diferencia al modelo chino de otros sistemas autoritarios clásicos?
—El modelo presentado en el libro es el “leninismo consultivo sinocéntrico”, que es ligeramente diferente, del marco leninista consultivo que desarrollé anteriormente, y que se aplica al sistema chino desde el momento en que Deng Xiaoping se convirtió en líder de China en diciembre de 1978. Hay varias características que definen el leninismo consultivo sinocéntrico. En primer lugar, es un enfoque en el liderazgo y la seguridad del liderazgo, en particular, de Xi Jinping. Así que todo lo que haga el sistema estará orientado a asegurar que la autoridad del Partido Comunista no sea desafiada y, en particular, que la autoridad de Xi Jinping no sea cuestionada. La segunda característica definitoria es la articulación y el adoctrinamiento de toda la población de China en un nacionalismo centrado en el Partido, que efectivamente dice que China tenía graves problemas antes de que el Partido Comunista llegara al poder en 1949. Es decir, que el Partido Comunista salvó a China, pero luego el propio Partido Comunista se metió en dificultades en la forma en que manejó las cosas hasta que Xi Jinping se convirtió en líder de China. En resumen, proyecta la idea de que China es grande, porque ahora está bajo el liderazgo del Partido Comunista y el Partido Comunista lo está haciendo tan bien para China porque está bajo el liderazgo de Xi Jinping. Y todo, desde la historia hasta lo que ocurre hoy, incluso tus compras, debe mantenerse dentro de ese marco. No se permitirá ninguna visión alternativa que cuestione esta interpretación en particular. La tercera característica definitoria es que el Partido sigue centrándose mucho en mejorar la gobernanza. Así que el gobierno chino y el Partido Comunista Chino tratarán de mejorar la forma en que gestiona las cosas en China, lo que no significa ser más responsable ante el público en general, en el sentido en que se hace en Europa o en Norteamérica. Pero se están produciendo cambios en el gobierno y, por ejemplo, la campaña anticorrupción que Xi Jinping inició cuando se convirtió en líder de China en 2012 continúa hasta hoy y seguirá una y otra vez. La cuarta característica definitoria es que combina la dirección estatal de la economía con lo que ellos consideran una economía de mercado. Ahora, los dos son fundamentalmente incompatibles entre sí, pero el Partido Comunista reclama, afirma y por lo tanto hace creer a todo el mundo que son compatibles. Lo que tienes entonces es una política económica que no siempre es consistente o coherente, pero que pone mucho énfasis en el sector estatal intentando desarrollar y hacer crecer a los “campeones nacionales”, y al mismo tiempo, acepta que en el sector privado, si puedes ofrecer muy buenos resultados, el Estado-partido te acepta y te admite, pero se te exigirá constantemente que aceptes el liderazgo del Partido. Y por último, está el enfoque en “Hacer a China grande de nuevo” globalmente. No se trata de intentar establecer la hegemonía global china siguiendo el modelo estadounidense. Ni siquiera pretende sustituir a Estados Unidos como hegemonía mundial, sino proyectar que China es prominente en todos los aspectos importantes, y por lo tanto, hacer que otros países acepten que China es un líder mundial. Es algo en lo que Xi Jinping se ha centrado bastante.
—Xi Jinping ha insistido en blindar a la sociedad china frente a la influencia de las ideas liberales y democráticas. ¿Por qué considera estas corrientes ideológicas tan peligrosas para la estabilidad del Partido Comunista?
—Porque el Partido Comunista afirma que tiene el monopolio de la verdad, y por ello, proyecta su particular versión de relato de la historia. También afirma que China ofrece la forma más perfecta de democracia en el mundo. Y Xi Jinping lo llama “una democracia de proceso completo”. Así que, si China permitiera un debate abierto y libre, la confrontación de ideas de la democracia liberal, y que se narrara una variante liberal democrática de la historia, entonces existiría un desafío al monopolio de la verdad y del relato que ejerce el Partido. Y eso es algo que simplemente no se puede tolerar, porque no se puede permitir tal desafío sin arriesgar a que se enquiste y se convierta en un problema. Esto es algo que Xi Jinping expresó como el anuncio político más importante cuando se convirtió en líder de China en 2012. Dijo que el problema con su Partido Comunista de la Unión Soviética fue que cuando surgió un traidor interno como Gorbachov, los camaradas del PCUS no fueron lo suficientemente hombres para hacerle frente. Y el resto es historia. Bajo su vigilancia, el Partido Comunista Chino no permitirá que ocurra nada parecido. Y esa es la razón.
—En este contexto, ¿qué papel juega la tecnología y el despliegue de sistemas de vigilancia masiva en la consolidación de la autoridad del Partido?
—La tecnología, y en particular la tecnología de vigilancia, son solo instrumentos que utiliza el Estado-Partido. Lo que intentan asegurarse es que estas nuevas tecnologías no puedan ser utilizadas para subvertir el Partido-Estado leninista vigente en China. Por el contrario, deben utilizarse para reforzar y fortalecer el alcance, la capacidad y la eficacia del control leninista que siempre ha existido en China desde que el Partido Comunista llegó al poder en 1949. Todavía involucran a un gran número de personas para utilizar esa tecnología y mantener ese nivel de control.
—Xi Jinping plantea un modelo económico que define como “economía social de mercado” con fuerte intervención estatal. ¿Hasta qué punto este modelo puede conciliar la orientación política del Partido con la dinámica de un mercado cada vez más complejo y globalizado?
—En teoría, son completamente incompatibles. Ahora bien, en la realidad, si nos fijamos en la forma en que funciona la economía china, coexisten. No estoy diciendo que son compatibles, porque no lo son. Pero se les permite coexistir porque Xi Jinping es también un pragmático. Así que a pesar de que habría preferido los sectores de propiedad estatal para dominar por completo la economía china y generar todos los “campeones nacionales”, se da cuenta que el sector estatal no puede generar la mayoría de ellos. Y tienes “campeones nacionales” del sector privado, que son tan leales como cualquier sector estatal. El ejemplo es Huawei. Recordemos que en 2017 o 2018, la directora financiera y la hija del fundador de Huawei fueron detenidas en Canadá, bajo petición estadounidense. El gobierno chino utilizó todos los recursos disponibles para tratar de liberarlas, incluyendo detener a dos rehenes canadienses en China como moneda de cambio. Ninguna empresa estatal china con rango ministerial pleno disfrutó de ese nivel de apoyo. Huawei, al ser una empresa privada, disfrutó de ese apoyo porque es el modelo clásico de empresa privada que, sin ser estatal, cumple con todo lo que el Estado-Partido espera de ella. China, bajo Xi Jinping, quiere tener muchos más Huaweis.
—El pensamiento de Xi Jinping también pone énfasis en forjar un pueblo chino patriótico. ¿Cuál es la idea central de patriotismo en su discurso y en qué se diferencia de nociones anteriores de identidad nacional en China?
—Es una pregunta realmente interesante, porque históricamente el Partido Comunista siguió el enfoque de la Unión Soviética al tratar con las minorías nacionales dentro de China. A las minorías étnicas se les permitía tener un alcance de libertades que no se concedía a la mayoría Han, incluyendo, por ejemplo, que durante la política del hijo único en China, las minorías étnicas podían tener más de un hijo, mientras que a la población Han no se le permitía. Ahora, con Xi Jinping, un patriota es alguien que abraza el liderazgo del Partido Comunista y ama al líder principal del Partido Comunista, Xi Jinping. Si haces eso, eres un patriota y significa que tienes que demostrar que realmente lo haces. Y como Xi Jinping es un Han, y el Partido Comunista es abrumadoramente Han, si resulta que eres una minoría étnica, como un musulmán uigur o cualquier otro grupo étnico que sea islámico, puedes mantener tu identidad islámica o tu identidad étnica uigur siempre y cuando te comportes como la mayoría china, los Han, y ames al Partido Comunista y a su líder principal. Eso significa beber alcohol, comer cerdo, no leer el Corán y hacer ese tipo de cosas. Si haces todo eso, eres un patriota. Si no, necesitas ayuda, el Partido te enviará a campos de reeducación para asegurarse de que tengas la mentalidad correcta y, por lo tanto, puedas hacer lo que un patriota haría. Y ese proceso continuará hasta que finalmente hayas visto la luz y te conviertas en un buen patriota.
—Algunos analistas señalan que Xi incorpora elementos de la tradición confuciana, como la idea de que cada ciudadano debe cumplir un rol definido para fortalecer a la nación. ¿En qué medida esa recuperación de la filosofía clásica contribuye a legitimar su proyecto político?
—Con el debido respeto a los colegas que dicen eso, lo cual está algo en línea con la interpretación del Partido Comunista de China, en realidad, también son muy confucionistas. Lo que practica el Partido Comunista y lo que se resume en lo que usted acaba de repetir va en contra del principio más fundamental del confucianismo. Si tuviéramos que resumir el amplio cuerpo de enseñanzas confucianas a una sola frase, sería ésta: “Haz lo correcto según el juicio de la historia. No en el juicio del rey emperador, no en el juicio de sus compañeros literatos, eruditos, no en el juicio de los periodistas, no en el juicio de nadie más, sino en el juicio de la historia”. En ninguna parte dice que simplemente desempeñas el papel que el sistema político, sea cuál sea, te pone en ese lugar. Tienes que hacer lo correcto. Si eso significa oponerse al rey, al emperador, y que tú, toda tu familia y tu clan sean exterminados, como ocurría en la época imperial, tú, como buen confucionista, tendrías que hacerlo, sabiendo cuáles serían las consecuencias. Es todo lo contrario a lo que se estaba diciendo.
—En el libro sostiene que el horizonte último de Xi Jinping es construir un orden mundial sinocéntrico. ¿Podemos hablar de una verdadera alternativa global al orden liberal liderado por Occidente, o se trata más bien de una estrategia para consolidar el poder de China en el sistema existente?
—El significado del marxismo-leninismo fue algo que el líder original del Partido Comunista Chino, Mao Zedong, había hecho cuando adaptó el marxismo-leninismo, que era una ideología urbana de base proletaria, al entorno abrumadoramente agrario de China. Cuando Xi Jinping habla del, entre comillas, significado del marxismo-leninismo, está hablando de hacer que el marxismo-leninismo sea chino. Está argumentando que el marxismo-leninismo, tal como lo practica hoy el Partido Comunista de China, representa la última y mejor evolución y florecimiento de la cultura y tradición chinas, ignorando la realidad histórica de que Karl Marx y Friedrich Engels eran alemanes y Lenin era ruso, y todo el marxismo-leninismo se basaba en la experiencia europea y Rusa. Es un cambio completo con el fin de hacer del marxismo-leninismo lo que Xi Jinping dice que es. Entonces, sí, se trata realmente del primer principio del leninismo consultivo sinocéntrico. Se trata de consolidar el poder del Partido Comunista, y en particular, de su líder principal, Xi Jinping. No se trata de adaptar el marxismo-leninismo a las condiciones especiales de China, aunque esa sea la retórica oficial.
—El lema de Xi Jinping de “Hacer grande a China de nuevo” se traduce en un nacionalismo estrechamente vinculado al Partido. ¿Cómo se construye este relato nacionalista y qué lugar ocupa la figura de Xi en ese proyecto?
—Pues, hay un paralelismo asombroso entre la versión de Xi Jinping y la versión de Donald Trump. Ahora, oficialmente, Xi Jinping no lo llama Make China Great Again, lo llama la realización del Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional, que debe cumplirse en 2049 o 2050 a más tardar. Pero si intentas traducir de qué se trata el Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional, realmente equivale a las cuatro palabras que Donald Trump utilizó en un contexto ligeramente diferente, y por lo tanto, lo resumo como: “Hacer a China Grande de Nuevo”. Pero el concepto de Make China Great Again en paralelo al concepto Make America Great Again se basa en las interpretaciones muy personales del líder que articula estos dos conceptos paralelos. No refleja lo que un análisis académico objetivo observaría. Y aquí ocurre algo muy, muy parecido. Si nos fijamos en el caso de EE.UU. como punto de referencia, lo que históricamente había hecho grande a América no es lo que Donald Trump dice sobre poner a América primero. Fue exactamente lo contrario, que América, como hegemonía global, fue la primera que estuvo dispuesta a poner los bienes comunes públicos globales por encima de todo lo demás, a veces, en ocasiones, incluso lo que sería de desventaja inmediata para Estados Unidos. Y eso fue lo que hizo grande a Estados Unidos, más grande que el Imperio Británico, la anterior hegemonía mundial. En el caso de China, Xi Jinping también está articulando eficazmente un concepto de poner a China primero al esperar y exigir que el resto del mundo simplemente reconozca, acepte y adopte lo que se está haciendo en China como el mejor camino a seguir, en lugar de comprometerse genuinamente con el resto del mundo, de manera que permita a la gente ver si realmente quieren eso. Quiero decir, un simple hecho de la realidad es que el Estados Unidos pre-Donald Trump, era de lejos el país más atractivo para los inmigrantes extranjeros, prácticamente en todas partes. ¿Cuántas personas no étnicamente chinas fuera de la jurisdicción del Congreso Nacional del Pueblo han optado por convertirse en ciudadanos chinos en los últimos 10 años o a lo largo de la historia de la República Popular China? Si tan grande eres, tan atractivo, tan asombroso, la gente quiere venir y ser parte de ti. Simplemente no está sucediendo. Y, en todo caso, el número de extranjeros en China ha disminuido bajo Xi Jinping en comparación con antes de su mandato. Así que ya ve a dónde quiero llegar con esta comparación.
—Uno de los conceptos centrales en el discurso de Xi es la “democratización de las relaciones internacionales”. ¿Cómo debemos interpretar esta idea? ¿Es un llamado real a un orden más equilibrado o un eufemismo para legitimar un orden internacional centrado en China?
—Se trata de una narrativa muy, muy inteligente que Xi Jinping ha ideado. Si nos fijamos en el orden internacional actual, el llamado orden internacional liberal puesto en marcha al final de la Segunda Guerra Mundial, verá la realidad de que el orden internacional liberal está dominado por las democracias occidentales, aunque también incluía a la Unión Soviética en el pasado, Rusia hoy, y China como miembros con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la ONU, pero siempre en minoría frente al Occidente democrático. ¿Cuántos países en el mundo son miembros del Occidente Democrático? ¿Cuál es su población total? Compárelo con el número de Estados miembros de las Naciones Unidas, que pertenecen a lo que a los chinos les gusta llamar el Sur Global. Y si suma sus poblaciones, entonces verá que una abrumadora mayoría de los países del mundo son miembros del Sur Global. Así que Xi Jinping ahora dice que China es para siempre un miembro del Sur Global, y que China debería ser el líder natural del Sur Global, y tiene una política muy compleja de compromiso con el Sur Global para ganar su apoyo, particularmente en las Naciones Unidas, para pedir que su sistema cambie y anteponga los intereses de la mayoría del Sur Global frente a la minoría privilegiada del Occidente democrático. Esto es, por lo tanto, la democratización de las relaciones internacionales, y China la liderará representando los intereses del Sur Global. Solo China sabe lo que es mejor para el Sur Global. Así que si logra la democratización de las relaciones internacionales, China se establecerá como la potencia preeminente global por aclamación pública.
—Usted ha señalado que Trump hizo más por debilitar el orden internacional liberal y la cohesión del bloque occidental en pocas semanas, que lo que China intentó durante toda la Guerra Fría. ¿Podría explicar por qué las decisiones de Trump significaron un regalo tan inesperado para Xi Jinping?
—China, bajo Xi Jinping, se compromete proactivamente con el Sur Global con las tres iniciativas globales para el desarrollo, para la seguridad, y para la civilización. Y se ven reforzadas por la Iniciativa de la Franja y la Ruta que oficialmente asciende a un billón de dólares de inversiones en el Sur Global. Aún no ha logrado que la mayoría de los países del Sur Global articulen claramente que Estados Unidos es una mala hegemonía, y que el orden internacional liberal refleja un orden hipócrita utilizado por Estados Unidos, puramente por intereses nacionales estadounidenses egoístas y estrechos. Y esto se hace a menudo a expensas de las personas y los países del Sur Global. Donald Trump acaba con todo eso, asegura al resto del mundo que pondrá a Estados Unidos en primer lugar. ¿Sur Global, a dónde pertenece eso? ¿La gente no recuerda el lenguaje, que no puedo repetir aquí, que Donald Trump utilizó para describir a algunos de los menos afortunados, menos desarrollados, menos seguros países del Sur Global? Es decir, si por casualidad vives en uno de esos países, no te va a emocionar ni tranquilizar la nueva retórica de la segunda administración Trump. Con el gobierno de Estados Unidos bajo Trump poniendo fin a la agencia de ayuda estadounidense (Usaid), la gente del Sur Global está muriendo. Así que la narrativa que Xi Jinping ha querido crear, no solo en términos de China es tan bueno, pero conseguir que la gente piense en la alternativa y lo negativa que es la alternativa. Y no podía limitarse a decir todas esas cosas negativas sobre Estados Unidos. Hoy en día, no tiene que decir nada. Pero Trump ha proporcionado toda la evidencia que se necesitaría para que los países del Sur Global y la gente del Sur Global piensen eso. Entre los dos, ¿con cuál preferirías comprometerte?, ¿cuál preferirías que sea el número uno? Y eso es lo que quiero decir.
—Aunque los aranceles de Trump representaron un golpe inmediato para la economía china, a largo plazo parecieron favorecer la narrativa de Xi. ¿Podemos decir que el propio proteccionismo estadounidense reforzó la posición internacional de Pekín?
—La guerra comercial y arancelaria perjudica a todos. Diría que también perjudica a Estados Unidos o, al menos, a los estadounidenses. Y no solo a los otros países que se ponen al otro lado de la guerra arancelaria. La economía china sin duda sufre por la guerra arancelaria y los aranceles que se le aplican, incluso en el nivel reducido actual, y no al nivel máximo de más del 145% en un momento dado. China y Xi Jinping entienden perfectamente cuáles son las intenciones de Donald Trump, se dan cuenta de que la guerra de aranceles fue la fase inicial de las negociaciones. Y cuando finalmente se llega a las negociaciones, estás negociando con alguien que se comporta como un matón del patio de la escuela. Y cuando un matón de la escuela siente que terminará siendo más perjudicado que la persona a la que intenta intimidar, a menudo retrocede. Eso es exactamente lo que han hecho los chinos. Perjudica a la economía china al no recibir las tecnologías más avanzadas que tienen los Estados Unidos, particularmente en los departamentos de chips digitales y de IT. Pero hay formas de sortear eso, no son ideales, pero se podría sobrellevar. Y hemos visto cómo, por ejemplo, DeepSeek ha demostrado maneras de trabajar sin los chips de IA más avanzados. Pero, ¿qué tiene entonces China? Eso que puede asfixiar a Estados Unidos: tierras raras y otros materiales que hacen que la economía estadounidense funcione, cuya retirada significaría que la economía de Estados Unidos entraría inmediatamente en problemas. Y en un sistema democrático, incluso en los arreglos democráticos muy imperfectos bajo Donald Trump, aún perjudica a la economía de Estados Unidos. Aún puede generar esa reacción de la opinión pública contra Donald Trump. Y Trump no puede permitirse eso. Los chinos están jugando ese juego de manera muy efectiva. Y también, en ese proceso, encontraron la ventaja de que la administración Trump demostrara cuán inconsistente y selectivo es su enfoque. Por ejemplo, al castigar a India por importar petróleo de Rusia, pero sin atreverse a castigar a China por hacer lo mismo. Y al ser los aranceles tan indiscriminados, dañando la relación con los aliados más importantes de Estados Unidos, por ejemplo, en Europa, Canadá y Japón, que son todos países con los que China necesitará relacionarse para asegurarse de que no apoyen a Estados Unidos en el caso de un enfrentamiento directo entre China y Estados Unidos, Trump, una vez más, ha generado más beneficios al plan de Xi Jinping de lo que Xi Jinping por sí solo ha logrado hasta ahora.
—La historia en el siglo XX aprendió que el principio del fin de la Guerra Fría con el triunfo estadounidense fue el viaje que Ki-ssinger hizo a China para convencerlos de ser aliado de los Estados Unidos y crear una diferenciación entre Rusia y China. Ahora, con la guerra de Ucrania, ¿China capturó a Rusia? ¿Cuál es el papel de Rusia en la guerra comercial entre China y los Estados Unidos?
—Una vez más, es porque la administración Trump no es estratégica en su enfoque para mantener el liderazgo global estadounidense. Los chinos, en cambio, son mucho más estratégicos. Y los estadounidenses asumen que la relación entre Estados Unidos y China es la relación bilateral más importante del mundo. Y, por lo tanto, la política china está anclada en su política hacia Estados Unidos, sin darse cuenta de que los chinos tienen su propia agencia. Y la política exterior y la estrategia global de China están impulsadas, ante todo, por la conceptualización de Xi Jinping y presentadas como el pensamiento de Xi Jinping. En esta conceptualización estratégica china, Rusia, bajo el liderazgo del presidente Putin, es realmente un socio estratégico de primer nivel. Porque Rusia puede perturbar totalmente la seguridad europea y dividir a Europa de los Estados Unidos y desviar la atención de la región Indo-Pacífica donde se encuentra China. La forma en que Donald Trump se está relacionando con Putin también significa que ningún aliado estadounidense puede contar con el apoyo de Estados Unidos en caso de crisis. Y dado que China se encuentra en un vecindario lleno de aliados estadounidenses, y que Taiwán existe bajo la protección de Estados Unidos, haciéndolos sentir inseguros, como Donald Trump ha logrado con su enfoque hacia la guerra en Ucrania y su relación con Putin, le permite a China afirmar mucho más su influencia en esta región. Los chinos se están beneficiando de su propia disciplina y de la aplicación de una conceptualización estratégica rigurosamente construida, que sencillamente ya no existe en Estados Unidos bajo la administración Trump. Se podría argumentar que todavía estaba vigente cuando Estados Unidos estaba bajo la administración de Biden.
—Usted mencionó el sur global, dijo que India estaba sufriendo algunos de los aranceles especiales de importación a Estados Unidos. Pero como sabe, Brasil tiene un escenario peor, porque Trump impuso un arancel del 50% a Brasil, y además es uno de los defensores de los Brics: Brasil, Rusia, India y China, ¿cuál es la visión o la importancia que Xi Jinping da a los Brics, a Brasil, y después de eso, a Sudamérica?
—Los Brics son importantes para Xi Jinping. Usted puede recordar que hace unos dos años cuando la Cumbre de los Brics tuvo lugar en Johannesburgo, Xi Jinping hizo los esfuerzos para ir al Brics. Unas diez semanas después de eso, hubo una reunión del G20 en Nueva Delhi, al lado de China. Y Xi Jinping no se molestó en hacer ese viaje local al extranjero para visitar la vecina Delhi. Esto refleja que los Brics importan más a China que el G20. ¿Por qué importa? Porque en la narrativa china Brics es un importante y sólido bloque de construcción para la coherencia y solidaridad globales. Y el Brics está formado no solo por Brasil, sino también por Rusia e India. Estos son el tipo de países con los que China quiere comprometerse. Cuanto más Trump sale a atacar a los Brics, más los Brics sienten que necesitan solidaridad y trabajar juntos. ¿Y qué país dentro de los Brics puede potencialmente liderar esa resistencia a la presión estadounidense? Rusia tiene una economía aproximadamente del tamaño de la economía de la provincia china de Guangdong. Esa es una realidad que el presidente Putin tendrá que reconocer. Rusia bajo Putin no puede realmente competir. Y sigue siendo un Estado un tanto paria en gran parte del mundo, al menos en el mundo democrático. China es diferente. ¿Va China a sacrificarse para salvar a Brasil? No. Como he explicado antes, el enfoque de Xi Jinping es China primero, no alguien más primero o una causa primero, a expensas de China. El Brics está ahí para permitir el ascenso de China. Pero sí significa que China trabajará en ello. Ahora bien, Sudamérica también importa para China porque, perdón por decirlo así, puede describirse como el patio trasero de Estados Unidos. China ha sufrido durante mucho tiempo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, desde 1949. La realidad es que el patio delantero y el trasero de China eran, en todos los casos, lugares bajo la dominación de Estados Unidos. Y ser capaz de hacer que el patio trasero de los EE.UU. sea un lugar en el que los estadounidenses ya no puedan sentirse cómodos, para ellos parece bastante apropiado devolver el favor a la larga hegemonía global estadounidense en regiones donde no deberían ir. Así que sí, a China le importa Sudamérica.
—Fukuyama, hace 25 años, vio que con la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética, la historia termina, y aunque leyó la idea del fin de la historia de una forma diferente a Marx, pero que la historia tiene un final, y es el fin del capitalismo. Trate de imaginar a China en el próximo siglo, ¿cree que el Partido Comunista será el mismo que hoy? ¿El Partido Comunista es el fin de la historia de China, o cree que finalmente, China se transformará en algo más similar a Occidente, y la visión que tenemos?
—Sabemos que el fin de la historia no sucedió, le vendió al profesor Fukuyama un montón de libros, pero no cambia el hecho de que la historia en realidad, no terminó. Ahora bien, Xi Jinping siendo un autoproclamado marxista creería en el fin último de la historia, porque eso es lo que cualquier buen marxista creería, que en última instancia la historia termina en el comunismo, la utopía comunista. Esa podría ser la teoría preferida, pero no necesariamente refleja la realidad de hacia dónde se dirigen China y el mundo. Me arriesgo a decir lo que voy a decir a continuación: que muchos de los elementos del sueño chino de rejuvenecimiento nacional que Xi Jinping tiene en mente son potencialmente alcanzables para China. Pero son menos alcanzables siguiendo las indicaciones y la dirección de viaje que Xi Jinping ha establecido para China. Lo que no debemos olvidar es que el milagro económico de China en los más de 40 años anteriores fue el resultado no solo del trabajo chino, el espíritu empresarial chino y el liderazgo del Partido Comunista, sino también de la enorme contribución aportada por Hong Kong, por Taiwán, por la diáspora china, por Europa, por América, por Japón, y la realidad de que el mundo exterior se mostró tan increíblemente relajado a la hora de ayudar a China a modernizar, actualizar, y mejorar sus capacidades en casi todos los ámbitos. El “Hacer grande a China de nuevo” y “Poner a China primero” de Xi Jinping está logrando particularmente que los países en las democracias avanzadas y desarrolladas se sientan muy incómodos con esta trayectoria. No van a seguir ayudando a China a avanzar en esa dirección. Y el enfoque en el sector estatal para dirigir la economía significa que hay un enorme despilfarro en el sistema económico chino. La productividad no aumenta, sino que disminuye. Si nos fijamos en el agregado global de la productividad, si nos fijamos en las industrias específicas, algunas de ellas lo están haciendo fantásticamente bien, pero unos pocos “campeones nacionales” no cambian el panorama económico general. La economía china no es hoy más productiva que hace diez o quince años. Eso es un problema. Así que China ha pasado de una trayectoria en la que estaba mucho más capacitada para cumplir los objetivos que Xi Jinping había establecido antes de su mandato, que la trayectoria que está guiando ahora. Y la tasa de crecimiento en China también lo refleja.
—En abril de este año las maniobras militares chinas alrededor de la isla intensificaron la tensión en el estrecho de Taiwán. ¿Qué lectura hace de esta escalada y cómo debería interpretarla la comunidad internacional: como un gesto de presión o como un anticipo de un escenario bélico?
—Taiwán es un tema muy, muy importante para Xi Jinping, mucho más que para sus predecesores. Todos los predecesores de Xi Jinping, desde Mao Zedong hasta Hu Jintao, dijeron que China debe tomar Taiwán. En sus términos, sería una reunificación con Taiwán. Pero la República Popular China, nunca ha ejercido jurisdicción sobre Taiwán. Ni un solo día. No desde 1949. Así que si usted habla de ello como la reunificación o la toma de posesión, simplemente dijeron que tiene que suceder en algún momento, pero nadie fijó una fecha para ello. Mao Zedong dijo que podría llevar varios cientos de años. Xi Jinping cambió la narrativa. Taiwán es ahora una parte del sueño chino de rejuvenecimiento nacional, y por lo tanto debe estar bajo jurisdicción china en 2049 o 2050, dentro de su marco de tiempo de este siglo actual. La realidad histórica es que una potencia media que es una democracia nunca se ha rendido ante una amenaza exterior. Derrotada, conquistada, ocupada, sí, pero rendida sin luchar, todavía no ha ocurrido nunca. Taiwán es, a todos los efectos, una potencia media que es una democracia muy vibrante, que cree que disfruta de la garantía de seguridad de algún tipo de Estados Unidos. Así que la posibilidad de que Taiwán acepte los términos de China para una unificación pacífica es casi cero. Esto significa que eventualmente China tendrá que utilizar la fuerza. La pregunta es, ¿qué hará el gobierno estadounidense de hoy? Y no se trata solo de tomar Taiwán. Si China toma Taiwán, claramente en contra de los deseos estadounidenses, el equilibrio estratégico en la región Indo-Pacífica cambiará por completo. China habrá superado a Estados Unidos como actor dominante en la región Indo-Pacífica, y todo el orden mundial también se verá alterado. La administración de hoy en Washington tendrá que tener eso en cuenta, y por lo tanto la oportunidad de que esa administración, sea de la tendencia que sea, adopte una postura firme es mucho más probable que lo contrario. Así que sí, el riesgo está ahí, y por lo tanto la diplomacia global debe ser empleada para asegurarse de que esta eventualidad no se materialice. Si se materializa, tendrá enormes implicaciones negativas para la economía global y para el mundo en general.
Producción: Sol Bacigalupo.


Imagen: perfil.com


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