![]() El yate de Manzano y el zar del fentanilo: cosas que explican por qué estamos como estamos Ricardo Roa Muchas veces la historia puede explicarse a través de episodios menores, como el raro incendio en Saint Tropez del Sea Lady II, el barco de 40 metros de eslora y bandera de Malta de José Luis Manzano. ¿Quién no tiene un yate así para disfrutar del verano en la Riviera francesa? Manzano es un expolítico que ha sabido aprovechar como ninguno las oportunidades que da el Estado o que le hacen dar al Estado. Un experto en eso que llaman con un eufemismo mercados regulados, y el que hizo célebre la frase "robo para la corona" cuando la corona era Menem. Si fue para la corona, algo o bastante quedó para el súbdito. Eran los 90, Manzano había llegado unos años antes con una mano atrás y otra adelante desde Mendoza para sumarse a los diputados peronistas. Era renovador apadrinado por el petrolero Ibáñez, uno de los sindicalistas de mayor poder, carne y uña con el metalúrgico Lorenzo Miguel. Manzano llegó rápido a la conducción del bloque y encabezó una renovación generacional y un acuerdo con los radicales del Coti Nosiglia y de la Junta Coordinadora. Fue de los primeros o el primero en saltar de los renovadores al menemismo después de que Menem sacara a Cafiero de la carrera presidencial. Gracias a una inteligencia tan fuera de lo común como la ambición por hacer plata, hoy es un jugador fuerte del sector energético. Pero tiene mucho más y lo mucho más que tiene lo tiene por arreglos con la política: de Menem para acá transó negocios con todos los gobiernos. Un león vendiendo Durax. En su paso por Miami hizo fortuna con Mas Canosa, el anticastrista envenenado. Y acá, lo último fue como asesor estrella de su amigo Massa. Ahora, no faltaba más, elogia exaltado a Milei. Otra historia que da vueltas estos días también explica por qué estamos como estamos. De Menem para acá, Manzano hizo negocios con todos los gobiernos Es la del empresario Ariel García Furfaro, que se recibió de abogado en la cárcel y en tiempo récord: pasó dos años y siete meses preso por intentar matar a un ex empleado. Un tipo tranquilo. Le alcanzó el tiempo para fundar un sindicato de presos. Al salir hizo méritos y se convirtió en dirigente de La Kolina, la agrupación de Alicia Kirchner. Ahí montó una verdulería popular. Leyó bien. Pero enseguida cambió y volvió al rubro de los laboratorios: compró uno en quiebra, HLB Pharma, con el que se dedicó a importar y producir drogas y medicamentos. Ahora está apuntado por la Justicia por distribuir el fentanilo contaminado que causó más de medio centenar de muertes. Solo la corrupción puede explicar cómo funcionó y se expandió Furfaro estos años sin ningún control del Estado. Antes de HLB Pharma, y con otros socios, había tenido otro laboratorio, Apolo, que explotó una madrugada de junio del 2016. Fue un extraño accidente, como el del yate de Manzano. En esos días Apolo había sido autorizado para importar y producir efedrina ¿les suena? y tenía a la Justicia pisándole los talones por contrabando de sueros. Hubo un juicio, Furfaro fue sobreseído pero a dos de sus socios les impusieron una insólita probation: limpiar una vez por semana el museo peronista de San Nicolás. Furfaro era el abogado de ese museo. No más preguntas, señor Juez. El intendente de Rosario, Pablo Javkin, junta Apolo con HLB Pharma y dice; la voladura de Apolo "tiene a los mismos actores" que los de HLB Pharma. y esos actores tienen "vínculos con personas ligadas al narco". Más claro que el agua clara. Es una de las cosas que quizás puede develar el juez Ernesto Kreplak que investiga las muertes y la posibilidad de que parte del fentanilo importado por Furfaro para hacer medicamentos haya sido derivado al mercado negro, a bandas de narcotraficantes. El fentanilo es un opioide poderosísimo que se usa como anestésico y los narcos usan para cortar drogas. Un socio de Furfaro en Apolo era Jorge Salinas, que estuvo involucrado en la causa de la mafia de los medicamentos que investigó, es una forma de decir, claro, el ex juez Oyarbide. Toda gente de bien. Apareció el Covid, no teníamos vacunas y nos vendían vacunas y un cineasta progresista, Fernando Sullichin y un embajador chavista, Sánchez Arvaláiz lo engancharon a Furfaro con el fondo de inversión ruso dueño de la Sputnik. Acá los detalles son todo. Furfaro vio el negocio y registró la vacuna a su nombre. Hubo tiras y aflojes y Alberto Fernández lo subió en un avión a Moscú con la ministra de Salud Vizzoti y su asesora Nicolini para negociar la compra. Un tipo con suerte. Furfaro se las apañó para vender también barbijos y artículos varios durante la pandemia. Por supuesto, siempre al Estado. ¿A quién, si no? Terminó como proveedor clave en Santa Fe y Buenos Aires. Y aprovechando sus amigos funcionarios y sobre todo el dólar barato y el régimen de las SIRA importó equipos chinos para montar una planta en Ciudad del Este, en la Triple Frontera, según revelaron Diego Cabot y Camila Dolabjian en La Nación. Que terminará causando un desastre era cuestión de tiempo. Fue por la contaminación de dos lotes, cosa advertida por el sanatorio Italiano de La Plata. Sin esa denuncia no hubiera habido inspecciones ni allanamientos ni la comprobación tardía de las anomalías groseras y el incumplimiento de normas esenciales en HLB Pharma, la planta farmacéutica Ramallo y la Droguería Alfarma. Todas clausuradas. Nadie entiende cómo, con los antecedentes de Furfaro, la Anmat lo autorizó a importar fentalino sin ningún seguimiento. En el juzgado han puesto el foco en dos denuncias del propio Furfaro. Una dice que tuvo que destruir cinco de los nueve kilos de la última compra de fentanilo porque habían vencido. La otra es más extraña aún: en medio del escándalo, hubo un incendio en la planta que destruyó documentación. Cualquier parecido con Apolo... ¿Cómo termina el dicho? Ya nada sorprende, como el yate de lujo de Manzano en el Mediterráneo. La última: Sebastián Nanini, funcionario del intendente de José C. Paz Mario Ishii, ex abogado de Lázaro Báez y de su mujer y apoderado del PJ, se presentó en el juzgado de Kreplak con un rollo increíble: dijo que era el nuevo dueño de HLB Pharma. Tan increíble como que dijo eso y no apareció más.
![]() |
||