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12/07/2025 La Nación - Nota - Sup. Comunidad de Negocios - Pag. 6

Mateo Salvatto y su visión de la Argentina Tiene 26 anos, creó tres empresas y no se quiere ir del país
José Del Rio
El fundador de Háblalo, y uno de los emprendedores más influyentes del ecosistema local, analiza por qué, a pesar de los recursos y el capital humano, el mercado no termina de despegar, y propone una narrativa nueva, lejos del cinismo y la grieta

A los 17 años, Mateo Salvatto fue campeón internacional de robótica, y al poco tiempo cofundó Asteroid Technologies: una compañía de tecnología inclusiva cuyo primer producto, la aplicación Háblalo, ya asiste a más de 500.000 personas con dificultades de habla y audición, de forma 100% gratuita en 65 países de los cinco continentes. Hoy, este emprendedor tecnológico de 26 años ya tiene tres empresas en su haber -su último lanzamiento es Gromple, una startup de construcción e impresión 3D - y es una de las mentes más distinguidas a nivel internacional.
En una entrevista con la nación, Salvatto explica porque sigue apostando al futuro desde la Argentina, no solo a través de la creación de nuevos emprendimientos disruptivos, sino también difundiendo su sueño de generar un verdadero cambio en la sociedad, creando un mundo más accesible para todos.
-¿Qué te trajo hasta acá? ¿A este momento? -Es una buena pregunta. Me hace reflexionar y mirar para atrás. A mí siempre me gusta decir una frase que me acompaña desde hace años: "Todos somos el resultado de la conjunción del esfuerzo de muchas personas". Y lo primero que se me viene a la cabeza son mis viejos. Mi vieja, con su trabajo, que me inspiró para crear mi primera startup, y mi viejo acompañándome desde siempre. Mi hermano, mis socios que decidieron confiar en mí, al principio, cuando parecía que era imposible lo que soñábamos. Mi equipo. Mi país.
-¿Cómo es tu historia? ¿A qué se dedicaba tu familia? -Mi mamá es profesora de sordos, intérprete. Durante muchos años dio clases en la escuela especial N° 503 de Lanús, que, además de tener la complejidad de la cuestión de la accesibilidad, está en una zona vulnerable. Yo crecí entre dos paralelismos tremendamente contrastantes, porque tenía esa realidad donde vos veías a mi vieja en un laburo supersacrificado, ayudando a personas, tratando de ayudar a la integración. Era una realidad que no coincidía para nada con lo que yo vivía en mi casa, no solo por mi situación particular, de clase media de Caballito, sino porque siempre fui fanático de la tecnología. Un mundo que te propone que nada es imposible, que hay respuestas para todo, que no hay trabas, no hay fricciones. Y, de repente, te encontrabas con una persona que pasaba seis horas en una comisaría porque nadie le entendía que le habían llevado el auto o robado el teléfono. Una persona que no podía ir a un diagnóstico médico sola porque no lo podía entender y tenía que ir con alguien. Eso era una invasión a su privacidad. Y así, un montón de situaciones más, muchas más graves. ¿Cómo puede ser que en pleno siglo XXI exista esta exclusión? Personas que no puedan acceder, o no puedan acceder de forma cómoda, a productos, servicios, derechos. En el mundo en el que vivimos, con inteligencia artificial, autos que se manejan solos... y tanta carencia en algunas áreas. Ahí disparó la idea de mezclar los dos mundos: lo que a mí me gustaba, la tecnología, y el laburo de mi mamá.
-¿Y hoy tenés un impacto con Háblalo? ¿En cuánta gente? -De un tiempo a esta parte, la compañía Asteroide ha logrado que Háblalo le llegue a alrededor de medio millón de personas con discapacidad en la comunicación, de forma gratuita. Es un producto totalmente gratuito, y lo sigue siendo. No tiene publicidad, no genera dinero directamente, o sea, a costa del usuario. El usuario no entrega nada a cambio del servicio. Eso es importante aclararlo. Lo que tiene para la viabilidad del negocio es que haya empresas que paguen por el servicio para poder pagar los sueldos. La empresa es con fines de lucro. Mucha gente piensa que es una ONG, y yo al principio también un poco lo pensé, porque me decían: "Che, arrancás con esto, bueno, pedí donaciones y demás". Pero yo no quise hacer eso. Elegí hacer una empresa con fines de lucro para demostrar que la accesibilidad no solo puede, sino que debe ser rentable, porque es la única manera de que se convierta en un estándar. Y la mejor manera es demostrar que ser accesible es algo positivo, no solo en imagen o marca o responsabilidad social, sino en cuestiones comerciales. Si vos tenés una hamburguesería y hay dos millones de personas a las que atendés mal, eso es un problema para el negocio. Entonces, nosotros nos ocupamos de demostrar eso y tenemos la suerte de que más de 50 empresas, de todo tipo de rubros, nos acompañan para que sus experiencias de cliente, pasajero, ciudadano, etc., sean más accesibles. Así financiamos la operación. Y ya somos más de 30 personas. -Acabás de lanzar Gromple. ¿Qué es? -Gromple es una startup que hicimos con Tommy, Pablo y Martín, socios muy cracks. Son del palo de la impresión 3D y la construcción. Nos preguntamos qué industria necesitaba una disrupción urgente, y la construcción salió primera. La tecnología que usamos es impresión 3D de concreto. Como una impresora 3D de plástico, pero con cemento. Podés generar la envolvente de una casa de 150 m2 en pocos días, o piezas de ingeniería civil en horas. Ya trajimos la primera máquina de la región con la gente de Techint, y está funcionando.
-¿Cuál es tu relación con la inteligencia artificial? -Siempre aclaro que no soy experto en el tema, aunque me dedique a la tecnología. Hay gente que sabe mucho más. Pero sí tengo una opinión desde mi trabajo. Como toda gran revolución industrial, trae desafíos. Es natural que dé miedo. Si no lo diera, me preocuparía. El miedo es un símbolo de supervivencia. Si me preguntás, no creo que las máquinas nos vayan a extinguir. El mundo es pendular: seguro nos vamos a un extremo, donde todo es IA y no sabés si vos y yo somos reales o no. Pero lo vamos a acomodar, y va a ser una herramienta espectacular. Hay quienes creen que es una catástrofe que viene por todo, y es válido. Pero también está la otra cara: la capacidad de prevenir o curar enfermedades, mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad, encontrar curas imposibles. Cuando entendés ese potencial, no podés estar en contra.
-¿Cuánto lugar le das al estudio académico? -El ámbito académico es un ámbito importantísimo a nivel formativo, pero también a nivel de formación de redes, generación de habilidades blandas, habilidades técnicas. Es muy importante para mucha gente, lo cual no significa que hoy esté bastante en jaque en algunas cosas. Es uno de los grandes desafíos, de los grandes problemas que tiene la Argentina. Muchas veces, la educación tradicional no nos enseña lo que necesitamos y cómo lo necesitamos. Hoy depende mucho de cada uno de nosotros, de nuestras casas, de usar las herramientas que tenemos a nuestro alcance, y ser cada vez más autodidactas, al menos hasta que el sistema se pueda acomodar.
-¿Cómo ves hoy la Argentina? -Creo que estamos en un momento interesante. Bueno, la Argentina nunca aburre. Pero te lo planteo desde la narrativa de la Argentina para con el mundo, la percepción que se tiene afuera. Puede sonar como una banalidad, pero creo que el punto de inflexión fue el gran triunfo de Qatar. Narrativamente, con todo el cariño y respeto a Diego Armando Maradona, ese día pasamos a ser otra cosa. De ser "el del gol con la mano", a ser el del "me mato con tal de ganar, dejo todo, lo vuelvo a intentar, pierdo, lo sigo intentando, y al final lloro porque lo logré después de tanto esfuerzo". Entonces, se instala la imagen del esfuerzo. Y después hay una cuestión con el fenómeno Milei que también es interesante. No desde la política local, en la que no me gusta meterme, sino desde la perspectiva internacional. "¿Quién es esta persona? ¿Qué va a decir? ¿Qué está haciendo?". Hay como un foco, una luz puesta en la Argentina todo el tiempo. Nosotros lo normalizamos, nos gusta que se hable de nosotros, de Colapinto. Y también lo cultural y los músicos que llenan el Estadio Bernabéu. Nosotros lo normalizamos, pero hay una reivindicación de los argentinos en el mundo que es bien interesante. Te das cuenta cuando viajás, cuando vas afuera, que la gente se interesa por el hecho de que sos argentino. Se salió de lo común, de "el Papa", "Maradona", "Messi". Es como que, de repente, hay una percepción distinta. Y eso está buenísimo. Porque estamos acostumbrados a tener cierta relevancia en la conversación internacional, pero si lo mirás en los papeles, podríamos tranquilamente no tenerla. Somos un país latinoamericano, 40 millones de personas, con muchos recursos, sí, pero también podríamos no tener ninguna relevancia en la conversación internacional. Y sin embargo, desde que somos país, estamos en todos lados: premios Nobel, tapas de diarios...
-¿La Argentina es un país con eterno potencial? -Hay una mezcla de cosas. Es cierto que la Argentina, en mi opinión personal, es un país injusto en muchos aspectos. Todos sabemos las cosas malas que tiene, las cosas a mejorar. Para mí, el problema argentino no es una cuestión tan técnica, sino una cuestión de voluntad. Yo creo que la mayoría vamos a coincidir en ese sentido. Una cuestión técnica sería no tener el recurso, no tener el espacio, no tener la relevancia, no tener el impacto cultural, no tener el recurso humano, no tener el sistema educativo. Y no tener el recurso para financiarlo, para hacerlo, para generarlo aunque se intente. En la Argentina sobran, y el problema es inverso: te sobra tanto que el problema es la voluntad de la administración. Y hemos asistido durante tantos años a las voluntades administrativas de no llevar al país a ese éxito potencial por priorizar objetivos personales, empresariales, el corto plazo, política e intereses de diferentes sectores. Es un garrón, pero a mí me gusta ver el vaso medio lleno siempre. Ese potencial sigue existiendo.







"Es natural que la IA dé miedo. Si no lo diera, me preocuparía.
El miedo es un símbolo de supervivencia"

"Hay una reivindicación de los argentinos en el mundo que es bien interesante.
Te das cuenta cuando viajás, cuando vas afuera, de que la gente se interesa por el hecho de que sos argentino"




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