![]() Estalló la guerra fría entre Kicillof y Cristina ROBERTO GARCÍA No podía faltar la frutilla de la interna peronista en la provincia de Buenos Aires. En una semana cargada de mamporros sueltos, perdidos (Emilio Monzó versus Facundo Manes en la presunta coalición del centro), la multiplicación de agravios y provocaciones femeninas en la Cámara de Diputados contra un José Luis Espert con sangre de horchata, que no se crispa ni con el aroma embriagador de los excrementos arroja- dos sobre su casa, se desató la escandalosa guerra entre Axel Kicillof versus Cristina y su hijo Máximo. El mejor de los combates. Ocurre que horas previas a la tensa cumbre de ayer al mediodía en Merlo -donde finalmente no ocurrió nada y fueron co- rriendo a sus viviendas-, los congresales del PJ bonaeren- se ya habían cruzado armas. Ocurrió en otra localidad ve- cinal, donde la burocrática muchachada del PJ se encon- tró para dilucidar poderes, repartos y candidaturas. Sin acuerdo, claro. O con uno tan falso a cumplir después del miércoles próximo, cuando vence la presentación para los comicios provinciales de septiembre, que nadie arries- ga un doblón por ese entendi- miento partidario. Había empezado el áspero encuentro con la discusión sobre la presencia o no en el Congreso de la agrupación que montó el gobernador Kicillof bajo la sigla MDF: moción derrotada. Madre e hijo 1, Axel cero. Luego se avanzó en debatir el lugar donde finalmente se junta- ron ayer, con Fernando Espi- noza invitando a La Matanza y la Cámpora proponiendo Merlo. Mientras, la gente de Kicillof ofrecía cuatro alter- nativas, sin gustar ninguna. Demasiada oferta, poca con- vicción. Mucho nervio en esos intercambios orales y Gabriel Katopodis, ministro del Gabinete bonaerense, en una de las tenidas, incurrió en el hábito de los jóvenes y viejos de ambos sexos, y de otros sexos también, que han incorporado como muletilla constante en su lenguaje, de forma hiriente, despreciativa o cariñosa, el término “bolu- do”. Vale para cualquier si- tuación, atraviesa el arco del agravio a la simpatía. Dicen que bajo ese imperio, se sir- vió de esa palabra acomoda- ticia para referirse a Máxi- mo más como un “boludo” convencional que como un “boludo” inútil. Pero lo hizo. Quizás harto de que así lo de- nominen desde chico, dismi- nuyéndolo, el hijo de Cristina reaccion: "¿A quién le decís boludo, pelotudo de mierda?" replicó encendiendo la audiencia y levantando el tono al tiempo que saltaba de la silla agre- gando gritos y más imprope- rios. Al guapo A se le adosa- ron enseguida sus fieles de La Cámpora y, por su parte, el guapo B, Katopodis, hacía lo mismo. Típica escena de un alboroto en la tribuna de una cancha, en la que nadie llega a pegarse mientras los dos involucrados gritan “aga- rrame que lo mato”. Se hicie- ron, por lo tanto, dos bandos para contenerlos, aunque a algunos quizás les hubiera marcado un punto de no retorno. UNIDAD DISIMULADA, GUERRA INTACTA. Las tensiones entre Cristina y Kicillof continúan. Tan obvia la trampa que ni Sergio Massa concurrió ayer a la convocatoria. Una píca- ra insolencia ante un Kicillof que ni abona adhesiones: no llama a intendentes que podrían acompañarlo ni se comunica con gobernadores que ya han puesto un cintu- rón sanitario al domicilio de Cristina. Imponen la consig- na: declaramos que la que- remos libre, pero no vamos a acercarnos a ese paradero en Montserrat, tenemos más para perder que para ganar con esas visitas. Además, ya empiezan a costar plata. Piensa al revés el eterno Mario Ishi, quien minutos antes de la reunión de ayer del PJ bombardeo el plenario pretendiendo desbarataruna cuestión que parecía cerra- da: Kicillof había separado las elecciones distritales en septiembre de las nacionales en octubre, contra la voluntad de Cristina. Ahora, el inten- dente de José C. Paz quiere unificarlas. Suspenso para una batalla que el goberna- dor y otros intendentes creían ganada. Nada se dijo de este tema en la protocolar y veloz reunión de ayer en Merlo, cumpliendo las escrituras de la ley. Cristina y los hunos de La Cámpora presionan al extremo, no dejan ni las mi- guitas en la mesa, y sino se les complace, hasta dicen que sería mejor trasladarle las responsabilidades electorales a Kicillof para que, si se pier- de, cargue el observador con todas las culpas y desaparez- ca del tablero en 2027. Cues- taותרes, siempre quieren todo ahora. Como si todavía fueran jóvenes. Cuesta imaginar una reno- vación cariñosa entre Axel y Cristina, más entre otros participantes: imposible que Mayra Mendoza (Quilmes) vaya junto a Jorge Ferraresi (Avellaneda). Se manifies- tan tan separados como si los dividiera la religión. Ni el odio a Javier Milei parece ali- nearlos, aunque instalen una mesa compartida con la ca- beza de Máximo y la de Axel y la promesa de no abando- nar nunca la militancia. Lo dijo Florencia Carignano cuando le gritaba “cagón” a Espert en el mismo Con- greso, ya que se puede ser “diputada y militante”. Co- mo Alesia Abigail, la mi- nistra de Kicillof que fue a arrojar mierda a la casa de Espert -y no por las ino- pinadas declaraciones del legislador sobre la pena de muerte-, argumentando que se puede ser “militante y funcionaria”. Todo por una “Cristina libre” en los comu- nicados. La tregua fue una puesta en escena: Kicillof arma las listas, pero Cristina las revisa entre los ausentes Cristina y Kicillof estaba desatada, en su esplendor, y se prometía ardorosa para continuar luego. Sin embargo, afloja- Menciones: Axel Kicillof, Cristina, Máximo Kirchner, Emilio Monzó, Facundo Manes, José Luis Espert, Gabriel Katopodis, Sergio Massa, Mario Ishi, Mayra Mendoza, Jorge Ferraresi, Javier Milei, Florencia Carignano, Alesia Abigail, PJ bonaerense, La Cámpora, MDF, Buenos Aires, Merlo, La Matanza, Montserrat, Congreso de la Nación
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