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08/06/2025 La Nación - Nota - Opinión - Pag. 40
El bipopulismo de Cristina eterna y Milei emperador
Jorge Fernández Díaz -LA NACION—
Quizá a esta altura de nuestra historia política resulte innecesario recurrir al diccionario de Cambridge para definir el concepto de doble rasero, pero si alguien se toma ese simple trabajo descubrirá que lo define como "una regla o estándar de buen comportamiento que, injustamente, se espera que algunas personas sigan o alcancen, pero otras no". Una versión más española y menos flemática alude a no aplicar el mismo criterio de valoración frente a sujetos o grupos distintos que consciente o inconscientemente los argentinos tenemos internalizado y que utilizamos a diario bajo la idea inconfesable de que poseemos la única verdad, que los contrarios nunca tienen razón y que el fin justifica los medios. Estos días ha proliferado el asombro ante la "crueldad" de los libertarios y el miedo a una "deriva autoritaria". Hay quienes tienen autoridad moral y mucha razón en expresar esas preocupaciones genuinas y en formular esas alertas tempranas, pero otros las predican desde un movimiento al que no le importó liquidar los bolsillos de los más humildes con una inflación sostenida y que habilitó el gatillo fácil de los delincuentes en las barriadas más pobres: actos de crueldad indecible que devastaron a millones de ciudadanos y que dejaron caliente el caldo de cultivo para que Javier Milei arrasara en las urnas y se alzara con la corona. Se trata de los mismos dirigentes y militantes que coqueteaban con el chavismo, glorificaban los ideales montoneros y soñaban con un Nuevo Orden, que consistía en un régimen de partido único; atacaban feroz e implacable-mente a los medios (hasta qui- sieron poner presos a los accionistas de los principales diarios), intentaron colonizar con fieles el Poder Judicial y adoctrinaron a mansalva en muchas escuelas y universidades: Que estos populistas de izquierda se escandalicen ahora por las acciones insensibles y grotescas del populismo de derecha -al que le admiran en secreto las formas- es un monumental y risible homenaje a la hipocresía. Dicho todo esto, muchos (ex) republicanos también incurren en un doble estándar cuando la prensa (*no odiamos lo suficiente a los periodistas"), cuando el oficialismo le hace bullying a un actor por atreverse a hablar del precio de las empanadas o a un niño de 12 años con autismo; de serlo, que habrían puesto lite-ralmente el grito en el cielo si los kirchneristas hubiesen desplegado semejante obscenidad. La coartada que más se escucha en esos lares es algo que ellos colocan por febril de todo: el entusiasmo febril por desmantelar contra reloj el "Estado pre-sente", que en efecto era un Estado mafioso y en muchos casos inepto, aunque no trepidan ahora en tirar el bebé con el agua del baño. Daños colaterales, ñoñerías, com-pañeros. Surge aquí un gran debate: no nos cuestionemos veinte años el decadente modelo del peronismo del siglo XXI si-no para defender la democracia representativa y la chance de un país normal. A cinco minutos de pintarse de violeta, muchos li-bertarios muestran de acuerdo con Que los populistas de izquierda se escandalicen ahora por las acciones insensibles y grotescas del populismo de derecha -al que le admiran en secreto las formas- es un monumental y risible homenaje a la hipocresía. Un sistema bipopulista es la negación de una democracia liberal y también del sentido común: quince años el país teje de día y otros quince desteje de noche. por el camino de que el rival es un enemigo apocalíptico al que no se le puede entregar de nuevo la patria, y comienza entonces a pensar cómo eternizarse para que la contrarreforma no llegue jamás; también para conservar sus propios privilegios y protegerse de los juicios por corrupción que comienzan a caerle. Un sistema bipopulista es la negación de una democracia liberal y también del sentido común: quince años el país teje de día y otros quince desteje de noche. Revolución y contrarrevolución nos llevan a sí a los bandazos, en un rumbo errático donde todo se construye y se destruye rápidamente, como dice la canción. ¿Será por eso que los libertarios sueñan con "Milei emperador" o que el peronismo alentaba su "Cristina eterna"? Sí, es por eso mismo. Se trata de proyectos absolutistas que no reconocen la existencia y el pensamiento de otras mayorías nacionales -no pueden acordar siquiera las bases de una virtuosa economía mixta, alejada del estatismo cerril y también de la desaparición completa del Estado-, y que cuando les entregan circunstancialmente el voto se autoperciben justificados hasta en sus errores, empoderados para siempre y facultados para apretar el acelerador, para no consultar ni ponderar, ni mucho menos pedir permiso. La polarización de las redes sociales propicia este callejón sin salida, donde unos y otros buscan absorber o destruir el centro, el matiz y la duda, y donde el doble rasero, que es una manifestación de la callada hipocresía, aceita una negación de tribu. Todo en nombre, como siem-pre, del bien. Como no podía ser de otra manera.
Menciones:
Cristina Kirchner, Javier Milei, Populismo, Argentina, Poder Judicial, Medios de comunicación, Economía, Política, Opinión
#25808971 Modificada: 08/06/2025 04:43 |
Superficie art�culo: 5985.58 cm²
Cotización de la nota: $4.656.780
Audiencia: 95.000
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