25/05/2025 Clarín - Nota - El País - Pag. 20 [noticia en diferido]

EN FOCO
Otro blanqueo en el país de los dólares escasos
Alcadio Oña aona@clarin.com

Ningún hallazgo hay en decir que la economía argentina no genera los dólares que consume o precisa en cantidades, a veces ni por aproximación. Es la históricamente llamada dependencia externa, que los datos oficiales prueban con demasiada frecuencia y que este año salta nítida en las estadísticas del comercio exterior.
Aun cuando la secuencia mensual canta superávit continuado de enero a abril, el punto es que los saldos de 2025 resultan invariablemente inferiores a los de 2024. Para el caso, los US$ 204 millones de abril 25 que, contra los US$ 1.807 de abril 24, arrojan una diferencia o una pérdida de ingresos de US$ 783 millones.
Surgida de la misma cuenta y siempre de color verde, la brecha que va de un año al otro marca 1.537 millones en marzo; 1.157 para febrero y 646 en enero. Claramente en contra, la suma de las partes dice US$ 4.123 millones en cuatro meses y también dice que así superen a las importaciones las exportaciones son todavía insuficientes frente a la necesidad de tapar los agujeros en las cadenas productivas de la Argentina.
El informe de una consultora especializada pone el foco justamente ahí, y lo hace en base a datos del propio INDEC. Dice que con exportaciones poco menos que estancadas e importaciones que vuelan, el superávit del primer cuatrimestre de 2025 representó apenas un 20% del que hubo en 2024: esto es, US$ 1.265 millones versus US$ 6.208 millones.
Y va más a fondo todavía con un pronóstico inquietante: calcula que este año cerrará con un saldo comercial próximo a los US$ 8.000 millones, o sea, menos de la mitad respecto de los US$ 18.899 millones del 2024. Si se prefiere, una caída de 10.000 millones de dólares largos.
Hay otro dato fuerte, en este baile de las divisas escasas. Aparece en la meta de acumular reservas por US$ 14.500 millones entre junio y fin de año, empezando por 5.962 millones a comienzos de junio, que el gobierno libertario de Javier Milei comprometió en el acuerdo con el Fondo Monetario.
Obvio: compromiso por escrito y reaseguro de pago van juntos.
Con las alternativas del Banco Mundial y del BID ya exprimidas, el ministro Luis Caputo alienta la esperanza de tomar deuda en el mercado internacional: "Ojalá podamos lograrlo en el corto plazo y soy optimista de que va a ser este año", ha dicho estos días.
Puede ser una alternativa viable, pero seguro no será una alternativa barata. Con el riesgo país en 650 puntos básicos, la salida a lo Caputo significaría pagar una tasa de interés que rondaría el 11% anual en dólares.
Así nadie en el Gobierno lo admita públicamente, es de cajón asociar el apurón financiero con el blanqueo, o sea, con la posibilidad de que los argentinos bancaricen los dólares que guardan debajo del colchón, de seguido se engrosen los depósitos en divisas y, finalmente, se le abra la puerta al Banco Central.
Claro que si la apuesta pasa por los dólares que puede arrimar el blanqueo, las cosas no pintan tan sencillas como las imaginan y venden Milei y Caputo.
Al menos eso se advierte en las palabras de Julie Kozack, la vocera del FMI. Ha dicho en medio de los anuncios: "Las autoridades argentinas se han comprometido a fortalecer la transparencia financiera y a alinear el marco de la lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo con los estándares internacionales".
Visiblemente, Kozack quiere remachar la posición del Fondo o, si se prefiere, despejar cualquier duda que pegue a la entidad con el discurso mileista. Con el "a mi no me importa de dónde sacó los dólares, no me importa en lo más mínimo" que pregona el Presidente.
O, de la misma fuente: "Usted puede usar los dólares tranquilamente y nadie le tendría que pedir explicaciones de nada".
En este cuadro completo entra, justamente, el blanqueo-salvavidas que apunta a poner en circulación buena parte de los 200.000 millones de dólares que, según el ministro de Economía, los argentinos tienen debajo de los colchones. La idea pasa por bancarizar el dinero en negro, aumentar los depósitos en divisas y, finalmente, abrir la puerta para reforzar las reservas del BCRA.
"Queremos que se usen los dólares sin dar explicaciones y se usen para comprar lo que sea", dice Caputo salteándose de hecho la posibilidad de acompañar la movida con leyes que castiguen la evasión y el lavado de dinero y poniendo sobre la mesa el apurón del Gobierno.
¿Y qué dice el GAFI, el organismo intergubernamental que lidera la acción global para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo y del narcotráfico? Sobre el caso argentino, planteó en un informe de octubre del año pasado: "Existen algunas deficiencias importantes, como la comprensión exhaustiva de los riesgos de lavado de activos provenientes de la corrupción, la informalidad y los delitos tributarios. Las principales amenazas son el narcotráfico, el contrabando, el fraude y la trata de personas. Argentina enfrenta riesgos considerables".
Un detalle que es más que un detalle: en los días de la declaración, el GAFI evaluaba la posibilidad de incluir a la Argentina en la lista gris de países "no confiables", con "deficiencias estratégicas" en las acciones contra el lavado de dinero. Finalmente, la posibilidad de compartir cartel con Venezuela, Haití, Vietnam, Nigeria, Bulgaria y veinte más se cayó. En números del FMI, eso habría implicado un costo equivalente al 7,6% del PBI o alrededor de US$ 45.000 millones.w

Anuncio. El ministro de Economía, Luis Caputo, el jueves de esta semana anunciando las medidas para los dólares del colchón.

Es de cajón asociar el apurón financiero con el blanqueo que anunció el Gobierno

El GAFI evaluaba la posibilidad de incluir al país en la lista "no confiable"


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