24/05/2025 Perfil - Nota - Economía - Pag. 20

Caputo trabaja en una apuesta para aumentar el nivel de reservas
Carlos Burgueño
Para cumplir con la meta del FMI y pagar vencimientos de julio, emitirá deuda en pesos, suscripta en dólares, para no residentes.

En agosto de 2020, el Pacific Investment Managment Co. (Pimco) dictaminó que su experiencia comprando bonos en monedas de América Latina llegaba a su fin, luego de haber perdido más dinero que nunca en su historia. Se trata de una firma de inversión fundada en Newport Beach, California, en 1971 por William H. Gross (que aún la dirige) y por Mohamed A. El-Erian. En 2000 fue adquirida por el grupo alemán Allianz, y desde ese momento opera bajo su ala, pero como fondo independiente. Cuenta en su currículum ser uno de los pocos fondos de inversión sobrevivientes a la crisis de 2008. Una experiencia que no pudo repetir en la Argentina, Y que llevó a retirar luego todas sus apuestas en la región. Al menos en monedas vernáculas.
La principal inversión del fondo en el país fue hacerse de casi toda la colocación del Bono de Política Monetaria, Bopomo, emitido el 21 de julio de 2017, por el entonces ministro de Finanzas del gobierno de Mauricio Macri, Luis "Toto" Caputo. Fue el exfuncionario el que, personalmente, desplegó toda su diplomacia para convencer a Pimco para que sea el protagonista de la colocación. La operación llegó a los $ 118.433.743 millones, pagaba cupón a partir del nivel de la tasa de interés de las, en aquellos tiempos, Letras de Liquidez del Banco Central versión Macri, y liquidaría trimestralmente los 21 de marzo, junio, septiembre y diciembre de cada año. Era un ensayo de Caputo para comenzar a captar pesos a granel del mercado, ir terminando con las Letras de Liquidez (Leliq), secar la plaza de moneda local y, así, ayudar a bajar la inflación y la presión sobre el dólar.
En teoría, la estrategia original de Caputo no era mala: lanzar al mercado bonos en moneda local de dos a tres años de plazo, y que pagaran intereses similares a las Leliq de vencimiento mensual, extendiendo vencimientos a más de dos años. En aquellos tiempos de precrisis, el Ejecutivo creía seriamente que para el segundo semestre de 2019 la bola de nieve de las Leliq estaría dominada y que podría ser renegociada en los mercados por bonos a largo plazo. Para esto se descontaba que ese año, la inflación anualizada se ubicaría entre el 20% y el 25% (o menos), con tasas de Leliq por debajo del 40%; y con un dólar controlado a fuerza de la caída de la inflación y el consecuente crecimiento económico del país. En definitiva, la confianza haría que la apuesta por estos bonos fuera creciente.
La realidad fue dura con esta operación estrella diseñada por Caputo. Para junio de 2018 el gobierno de Macri negociaba ya una segunda versión del stand by firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), peleaba contra una inflación que porfiaba no bajar del 50% y debía liquidar intereses de más del 80%, un porcentaje que igualmente perdía contra la devaluación. Pimco adquirió el 60% de la colocación, perdiendo fortunas calculadas en casi US$ 800 millones hacia el final del gobierno de Macri. Ni hablar cuando el cálculo se terminó de actualizar con los valores del canje de deuda que culminó en octubre de 2020, protagonizado por el entonces ministro de Economía, Martín Guzmán, durante el gobierno de Alberto Fernández. Fue la última vez que se diseñó un bono en pesos que sería comprado por alguien que traía dólares al país.
Ahora, Toto Caputo va por la revancha.
Y va por su jugada más riesgosa desde que llegó al Palacio de Hacienda. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) emitió el jueves, casi sigilosamente, salvo para los interesados y en medio de la presentación en sociedad de la primera parte del blanqueo, su comunicación 8245, donde se explica el establecimiento de un plazo mínimo para el repago de las obligaciones negociables en moneda extranjera emitidas en el país por las entidades financieras. La medida se adopta en el marco de "políticas prudenciales" y complementando las medidas adoptadas respecto de las obligaciones negociables pagaderas en el exterior, para desalentar el uso de instrumentos de
corto plazo. Se incorpora además la alternativa para que los inversores no residentes concreten su operación con la suscripción a títulos de deuda del Tesoro nacional directamente en moneda extranjera. Todo esto dentro del esquema de flexibilización del cepo de acceso a dólares para el ingreso de inversión de cartera para no residentes, pero con un "parking" de seis meses.
En el fondo, lo que tiene en mente el Ministerio de Economía es preparar el marco para la emisión de bonos "pesos linked". Esto es, emitir deuda en pesos, pero con la suscripción en dólares, con los no residentes como objeto de demanda. En otras palabras, menos técnicas, se emite una deuda en pesos que garantiza una rentabilidad importante y empatada con la de divisas, pero con la obligación de suscripción en dólares. Luego, vencido el plazo de vida útil del bono, se devuelven los pesos, pero en dólares. Una colocación similar a la que accedió Pimco en la versión de Caputo con Mauricio Macri como presidente. Se supone ahora que será una alternativa con mejores perspectivas y futuro que aquella traumática experiencia que tuvo su Waterloo con el canje de Guzmán.
¿Qué busca Caputo con esta operación? Conseguir los dólares que le faltan para cumplir con el compromiso pactado con el FMI de lograr un incremento en las reservas del BCRA de 4 mil millones de dólares, por arriba del monto acumulado el 14 de abril, primer día hábil de vigencia del nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas. Y que luego del vencimiento del 9 de julio de US$ 4.500 millones en Bonares y Globales quedarán en más de 6 mil millones de dólares más lejos de la meta comprometida con el organismo que maneja Kristalina Giorgieva.
En total, el compromiso asciende a los US$ 4.500 millones, pero Caputo y su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, ya consiguieron unos US$ 2 mil millones para este fin, provenientes de un préstamo directo de parte de bancos internacionales (uno de ellos el JP Morgan), que obviamente mantienen una relación amistosa con el país. Esta operación fue anunciada el mismo 11 de abril por la tarde, en tiempos en los que el ministro presentaba en sociedad el acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), junto con otras líneas de créditos provenientes de organismos financieros como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Fue el día en el que, además, se anunció la apertura del cepo para la compra de dólares por parte de los particulares. Pasó desapercibido en medio de esas presentaciones, pero Caputo mostró sus primeras cartas para ir precalentando la manera en que se pagaría el vencimiento del 9 de julio, el más importante que le resta ejecutar al Gobierno antes que cierre 2025. Y vuelvan a caer en 2026 compromisos similares.
LUIS CAPUTO
DIBUJO: PABLO TEMES


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