Bajar este audio
20/05/2025 10:04 El Destape - El Pase

Editorial de Roberto Navarro
Roberto Navarro - Conductor

RESUMEN:
El informe publicado por Roberto Navarro describe la situación de jóvenes en Argentina, señalando el impacto de la pobreza y la violencia en sus vidas. A través de testimonios de adolescentes, revela cómo muchos abandonan la escuela debido a la necesidad económica y el abuso en el hogar. A pesar de sus aspiraciones educativas, más del 57% no finaliza la secundaria y enfrentan graves problemas de salud mental. El estudio destaca la falta de representación política de estas realidades en el discurso tradicional, reflejando una crisis de movilidad social y la percepción de que el futuro es incierto. El gobierno actual, bajo la administración de Javier Milei, ha recortado programas sociales sin ofrecer alternativas viables, lo que ha llevado a un aumento del desencanto entre los jóvenes.

---
TRANSCRIPCIÓN COMPLETA:
Les voy a leer una nota que publiqué hoy en el Estape. Se trata de un importante informe social que sirve para analizar las últimas elecciones. Desde que ganó Milei el año pasado, o en 2023, hasta ahora, habla de cómo está la sociedad a la que le hablan los políticos, a la que le hablamos nosotros, y que muchas veces va cambiando y no nos damos cuenta.

Ahí vamos. Pablo, 17 años, abandonó la escuela secundaria porque es el mayor de 7 hermanos y viven solos con su madre. Ella le pide que falte a la escuela y salga a cartonear para poder comprar comida. La necesidad de ingresos empuja a estos niños al trabajo infantil, limitando las narrativas de futuro que puedan construir.

Enzo, del barrio San Ambrosio, cuenta que vive en la calle desde los 14 años porque su padre lo golpeaba y ahora no quiere ser testigo de cómo maltrata a sus hermanos. Joaquín, de 20 años, de barrio Mitre, describe la omnipresencia de la droga en su barrio.

Corre mucho la droga, dice. Hoy en día hasta te quieren pagar todo con droga. No existe la plata. Te pagan con droga. Cuando en la calle sale una changa es: ¿te pago con droga o te pago con plata? Analia, de 17 años, de Fuerte Apache, se lamenta. A veces voy a la escuela y no encuentro a nadie. A veces los profesores no llegan a tiempo o no pudieron venir y te quedas ahí, sola. Un lugar vacío. Los pibes faltan. Los profesores también.

Pablo, Enzo, Joaquín y Analia son 4 de los adolescentes que participaron en un trabajo de campo realizado por el Centro de Investigación y Acción Social, la institución de jesuitas liderada por Rodrigo Sarasaga. Está hecha entre jóvenes de 16 a 24 años. Es una encuesta de 600 casos, muy muy grande, y realizaron 47 entrevistas.

Lejos de ser un grupo marginal, el universo de estudio abarca un amplio grupo social. El 34% de los jóvenes del país viven en el AMBA y se estima que el 40% de los jóvenes del conurbano bonaerense viven en barrios populares o zonas vulnerables. Es decir, no es una encuesta entre un grupito de indigentes. Es representativo de cómo vive una familia pobre promedio en un país con un 40% de pobreza.

El 76% de los jóvenes entrevistados mencionaron que tuvieron que salir a trabajar desde niños para ayudar en el hogar. Los casos van desde una joven que es cuidada por su abuela porque su madre prefirió ocuparse de su pareja en vez de nosotros, refiere, hasta una madre que no logra contener a sus hijos, quienes, siendo menores de 15 años, ya son soldaditos de la droga.

Ella dice: yo derrapé y no pude evitar que derraparan ellos también. En el extremo del abandono, una joven de kilómetro 13 explica que su madre no la cuida porque está presa con problemas de narcotráfico. Otra joven que también se siente abandonada comenta que cuando le pregunta a la madre de qué trabaja, ella le responde: mejor que no lo sepas.

Esta radiografía social del AMBA no aparece en el discurso de la política tradicional. Las promesas de más derechos, de más trabajos en blanco, aguinaldo y jubilación suenan demasiado lejanas para esta gente. Aunque la muestra se realizó entre jóvenes, da cuenta de la vida de sus padres y en algunos casos de sus abuelos también. Estamos hablando de un porcentaje muy alto de la población.

Aunque la situación empeoró con la llegada de Milei, no se llegó hasta acá en el año y medio en que gobierna. Hace mucho tiempo que vienen cayendo. La pandemia los terminó de hundir y no salieron más. La evidencia reunida muestra un fuerte debilitamiento de la narrativa tradicional de movilidad social entre los jóvenes de barrios populares.

El 40% de ellos sigue relatando su vida a partir de ella, de la movilidad social. Sin embargo, expresan serias dudas sobre sus posibilidades de realizarla. El 20% reduce sus aspiraciones a un mínimo. Otro 40% las abandonó. Yo ya no tengo futuro, dicen. Entre el 40% de los que luchan por integrarse a la sociedad mediante sus esfuerzos en el estudio y el trabajo, se encuentran jóvenes emprendedores que buscan desarrollar sus propios negocios.

Es decir, que los que tienen alguna ilusión no la encuentran en el empleo tradicional que promueve el peronismo, sino en el campo individual que impulsa el neoliberalismo. Saquemos conclusiones. Un tercio de los jóvenes relata haberse sentido desprotegidas por sus madres ante la violencia o el abuso de sus padrastros. En estos contextos es común detectar depresiones, bulimia y anorexia no tratadas e incluso a veces no diagnosticadas.

Entre los casos más extremos de abandono se encuentra el 17% de los jóvenes entrevistados que vivieron su infancia en la calle. El 20% de los jóvenes de 20 años de kilómetro 13 también viven en la calle desde niña; su madre fue encarcelada por un narcomenudeo y ella ejerce la prostitución para mantener a sus hermanos menores. Brian, de 18 años, de Fuerte Apache, fue echado de casa a los 12 años tras una pelea en la que su hermano mayor lo apuñaló.

A menudo la academia y el periodismo se preguntan, recordando la crisis de 2001, si están dadas las condiciones para un estallido social. El informe asegura: nuestras observaciones indican que muchas familias de barrios populares ya estallaron. Este estudio y estas historias que reflejan la vida de un segmento importante de la sociedad no tienen representación política ni mediática, no están en el mapa cotidiano del diálogo político, no existen y entonces no figuran en las propuestas electorales de los partidos tradicionales.

Milei no los menciona, pero está claro que parte de ellos se sienten representados por este hombre roto, enojado y violento que los convoca sin nombrarlos. Esto no significa que todo el que vota a Milei esté en esas circunstancias, desde luego. Su voto atraviesa todas las capas sociales y responde a distintas razones, pero es un indicio de la conformación de ese núcleo duro de jóvenes varones pobres que los sigue.

Aquella movilidad social que nació con Juan Domingo Perón, que se forjó en los guardapolvos blancos igualitarios y en las playas de Mar del Plata, aún vive en los deseos de los adolescentes, pero agoniza en la realidad cotidiana. De nuevo, aún vive en los deseos de los adolescentes, pero agoniza en la realidad cotidiana. Más del 90% valora estudiar y no sólo aspira a completar sus estudios secundarios, sino también a continuar su formación académica.

Del total de encuestados, el 20% desea alcanzar estudios terciarios, mientras que un 40% tiene como meta obtener un título universitario. Estos datos alentadores chocan, sin embargo, contra una realidad más preocupante. El 57% de los jóvenes de entre 19 y 24 años no terminó la secundaria.

El trabajo cualitativo revela la imagen de una escuela desbordada. De los 47 jóvenes entrevistados, únicamente un tercio narra experiencias escolares positivas o satisfactorias, mientras que los dos tercios restantes tienen experiencias negativas o muy negativas. En las entrevistas también surgen relatos de jóvenes que dejaron la escuela por depresión, especialmente durante la pandemia, o por cuidar a un familiar, hermanos más chicos o padres enfermos.

En el trabajo cualitativo, el consumo de drogas aparece también como causa de abandono escolar. Entre los 29 jóvenes que no terminaron la secundaria, 10 abandonaron por estar en situación de calle y tener problemas de adicciones crónicas. A los graves problemas personales y familiares que afectan la terminalidad y regularidad educativa, se le suma la percepción generalizada entre los jóvenes de que la escuela es un lugar vacío y violento.

Los jóvenes relatan que con frecuencia no tienen docentes en el aula o las clases se suspenden debido a paros, jornadas docentes o problemas estructurales de la escuela. Más grave, pero tan generalizada entre los jóvenes como la imagen de escuela vacía, es la imagen de escuela violenta. Más de la mitad de los entrevistados fueron testigos directos de hechos de violencia grave entre compañeros o hacia docentes.

Se califican como graves porque las reacciones incluyen palizas, armas, heridas con armas blancas y alumnos golpeados hasta el punto de requerir hospitalización. La violencia y el consumo problemático habitual en las calles se cuelan en la escuela que se ve claramente desbordada. Sebastián, de 24 años, cuenta: lo malo que está pasando en el barrio es que los transas, que venden muchas falopas, están destruyendo a la gente.

Ahora, en este momento, es mucho más. Se está poniendo cada vez peor el barrio. Se ve porque hay mucha gente que va y viene, compran y se van, roban y vuelven. Es feo, es muy feo. Yo la pasé, cuenta. El transa aparece en los relatos como alguien que gobierna la esquina. Él es el gobierno. Estas familias llevan varias generaciones de una situación precaria. No es justo responsabilizar a todos por igual.

No es lo mismo el kirchnerismo que entregó la asignación universal por hijo, abrió universidades en el conurbano, ayudó con el plan Progresar y apoyó a los mayores con la jubilación, que es lo que está haciendo Milei, que sacó al Estado del territorio, desfinanció a las organizaciones sociales y precarizó el empleo. Pero lo que está claro es que el subdesarrollo del país nunca salió. Es un subdesarrollo que ningún gobierno logró romper. Y ese subdesarrollo es el que nos brinda oportunidades a una franja importante de la sociedad.

La pandemia le dio un golpe muy grande y luego llegó Milei. Durante su primer año de gestión, el gobierno del presidente Javier Milei llevó adelante el mayor ajuste del gasto social desde que se desarrolla este informe en 2002. La mayor parte del ajuste se concentró en las políticas sociales destinadas a jóvenes y adultos, Programa Progresar y planes de cooperativas, que representaban 2 de cada 3 pesos del ajuste en el gasto social.

El resto del ajuste, 1 de cada 3 pesos, se concentró en jubilaciones y pensiones no contributivas para adultos mayores. Este segmento experimentó una caída de sus ingresos por jubilaciones del 15%. Estos jóvenes abandonados a la buena de Dios, que conviven en un clima de violencia y droga, que aún tienen esperanzas pero que fracasan una y otra vez, tienen que votar y se encuentran que entre las opciones están los que gobernaron los últimos años, mientras ellos crecían y sufrían.

Es difícil seducirlos con un discurso tradicional. Si hay una posibilidad en el campo popular, será entre los más jóvenes, entre los que aún no gobernaron. Pero deberían ajustar su estrategia y su propuesta a un electorado al que le queda poca ilusión y mucha desconfianza. La abstención es un síntoma de frustración y bronca que golpea a todo el arco político. El peronismo no pudo ganar la capital con la derecha dividida en 4 candidatos y aunque le fue bien en las zonas más pobres, fue donde menos gente fue a votar.

Incluso si gana la provincia de Buenos Aires, es evidente que perdió a buena parte de los jóvenes que dejaron de ver un horizonte en sus propuestas. Adrián.


Menciones: _GLOBAL_EDITORIAL


#23480483   Modificada: 20/05/2025 11:27 Duraci�n del audio: 12' 24"
Cotización de la nota: $3.571.200
Audiencia: 45.000

  
www.ejes.com | Leandro N. Alem 1110 7º piso - Buenos Aires | TE. 5352-0550