11/05/2025 Clarín - Nota - Opinión - Pag. 32 [noticia en diferido]

EN FOCO
La confianza que está destruyendo Milei
Eduardo Van der Kooy nobo@clarin.com

El Gobierno libertario se planteó hace 16 meses dos objetivos cardinales para establecer una clara diferencia con el pasado dominado, según su visión, por "la casta".
Ambos apuntaron al plano económico: la baja de la inflación, lograda a través de un ajuste severísimo; la apertura a las inversiones para generar actividad y promover un crecimiento desconocido en la Argentina desde hace más de 16 años.
Por esa razón Javier Milei impulsó el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). Una norma contenida dentro de la Ley Bases con beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios garantizados durante 30 años. Luis Caputo, el ministro de Economía, estimó que la idea consistía en atraer en un primer tramo unos US$ 50 mil millones. El RIGI está cumpliendo un año, tiene otro de vigencia y el saldo indica que las inversiones han llegado hasta ahora a los US$13 mil millones. La mitad de esas inversiones corresponden a Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Entre varios, con el proyecto de las energías renovables.
Parece evidente que las expectativas generadas por el RIGI no han tenido todavía correspondencia en la realidad. ¿Quizá porque el régimen sería restrictivo? Todo lo contrario. Tal vez la explicación podría hallarse en otro campo. La administración libertaria no ha sabido construir un clima de confianza política necesario para que las inversiones externas fluyan.
Vale reparar en el trabajo con el cual los economistas Daron Acemoglu (Turquía), y los británicos James Robinson y Simon Johnson obtuvieron el Premio Nobel de Economía 2024. A mayor desarrollo de las instituciones –resumieron-aumentarían las posibilidades de prosperidad y crecimiento de los países. Acemoglu incluso, durante una entrevista, se atrevió a esbozar una receta para la Argentina. "Necesitaría un líder débil que escuche a las instituciones", afirmó. Fórmula casi contracultural en este confín del planeta.
Aquella propuesta entraría en tensión con episodios reiterados de la vida doméstica.
La institucionalidad no figura en los manuales libertarios. También parece subestimarse la utilidad de reforzar la confianza colectiva. Casi exclusivamente atada ahora a la baja de la inflación. Caputo senior no parece darse cuenta. En este contexto, ¿sería atinado apelar con recurrencia a que los argentinos vuelquen al sistema los más de US$ 200 mil millones resguardados en alguna periferia? El efecto podría resultar contraproducente.
Tanta insistencia daría derecho a suponer que el TMAP (Todo Marcha de Acuerdo al Plan) del joven Santiago Caputo estaría ocultando desajustes.
Resultan posibles visualizarlos en la política.
El gobierno libertario se asimila cada día que pasa, con sus conductas, a "la casta" que sigue denostando, a la cual responsabiliza de la decadencia argentina. Milei y su comando desnudan otro problema.
Confunden lo principal dentro de su estrategia actual. Priorizan la destrucción del PRO y la rápida jubilación de Mauricio Macri. Aliados cruciales para la gobernabilidad de los primeros 16 meses. Sueñan en cambio con tener a Cristina Fernández intacta y de rival, en la menor o mayor vidriera que se le antoje.
El fracaso en el Senado de la aprobación de Ficha Limpia sería una demostración elocuente de aquel propósito. El proyecto se cayó y no podrá ser considerado de nuevo hasta 2026. El motor libertario se activó por dos razones. No sacar del foco a la ex presidenta.
Privarle al PRO una bandera para las elecciones en la Ciudad de la próxima semana que se ocupaba de agitar la candidata Silvia Lospennato. La diputada, de las mejores en una Cámara pobre, quedó desprotegida y enfrentada públicamente con Milei y el portavoz Manuel Adorni, su rival porteño. Hasta ahora venía eludiendo esa colisión por la cercanía del PRO con La Libertad Avanza y la promesa incumplida de que Ficha Limpia se convertiría en realidad.
El Gobierno había emitido señales, algunas veces con esforzado disimulo, acerca del desenlace sobre aquel tema. Tumbó en Diputados el tratamiento del proyecto y enterró el de Lospennato con la excusa de que enviaría otro mejor. No sucedió. El texto abortado tampoco contemplaba ningún impedimento para delitos por corrupción o de otro tipo por fuera de la administración pública. Un ejemplo extremo: el ex gobernador de Tucumán y ex senador, José Alperovich, condenado por abuso sexual, podría haber sido candidato de no estar encarcelado.
Cabrían otras consideraciones sobre las cuales nunca reparó la clase política. El cambio de reglas en pleno desarrollo de un proceso electoral. Nadie se preocupó en sancionar Ficha Limpia en 2024. O hacerla aplicable al próximo turno. Para no regalar el argumento de una supuesta proscripción a Cristina, con una condena de 6 años de prisión en doble instancia judicial por fraude multimillonario.
Con igual desaliño, la clase dirigente apartó las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Se podrá convenir sobre su formato decadente. Pero todas aquellas improvisaciones poseen raíces en la falta de apego del sistema político con la institucionalidad.
Cada grupo actúa, únicamente, según su conveniencia. El cambio constante de las reglas del juego dispara una onda expansiva que inevitablemente también afecta la economía.
Milei no repara en eso porque su ecuación es mucho más sencilla. Se fija en la inflación y en el equilibrio fiscal. Coteja la evolución de las expectativas sociales. Se esmera en fortalecer su poder para no ceder centralidad. No parece imaginar a la democracia como la imprescindible articulación de tres pilares. El Poder Ejecutivo estaría por encima de todo lo demás.
Desde esa cima se han organizado muchas misiones discretas que terminaron por servir a sus propósitos. La última de Ficha Limpia fue una de aquellas. El Gobierno dilató todo lo que pudo la sesión fallida del Senado, aunque terminó por impulsarla frente al costo que podía representar su prescindencia en un tema de corrupción. Esa inquietud ha comenzado a retornar en las encuestas desde el escándalo del criptogate.
La determinación tuvo vacilaciones. El jefe del bloque del Senado, Ezequiel Atauche, las expuso con sus declaraciones luego del fracaso.
"Fuimos presionados, hicimos la sesión y la arruinó "la casta", dijo. ¿Presionados? ¿No tenían voluntad de sancionarla? No se entendería bien. El mismo senador intentó otro par de cosas. Que en la misma sesión se tratara el congelamiento de las dietas. ¿Con qué finalidad? A instancias del Presidente pidió que los que votaran a favor del proyecto firmaran antes de bajar al recinto un acta de compromiso.
Mal olor.
El boicot se había urdido con anterioridad.
Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, fue en todo el recorrido una figura central. En noviembre había declarado que Ficha Limpia podía interpretarse como un ensayo proscriptivo de Cristina. La semana pasada garantizó que los 37 votos estaban para sancionarla.
Visitó Misiones apenas arrancó el gobierno y diseñó una convivencia estratégica. Estuvo con Carlos Rovira, ex gobernador, fundador del actual oficialista Frente Renovador de la Concordia. Su cara visible es ahora el mandatario Hugo Passalacqua. En esa provincia los libertarios llevarán tres listas en las elecciones locales de junio. Tratarán de no perturbar la previsible victoria frentista.
La propuesta auténtica tiene el sello de Karina Milei y muestra de primer candidato a un conocido del tenista suizo Roger Federer.
Se trata de Diego Hartfield, jugador que llegó a estar entre el top 100 en 2007 y supo acumular ahorros.
La buena onda libertaria con Rovira, bautizado "patrón de la provincia", podría explicar lo demás. La pirueta de los senadores Carlos Arce (médico) y Sonia Rojas Decut (docente) que habían prometido respaldar Ficha Limpia. Terminaron trazando una línea recta en beneficio del Gobierno. Rechazaron el pedido de interpelación del kirchnerismo a Karina y Luis Caputo por el criptogate. Colocaron una lápida a Ficha Limpia. Son dirigentes que responden disciplinadamente a Rovira. No tendrían aspiraciones políticas fuera de algún cargo que, con seguridad, obtendrían en su provincia cuando dejen el Congreso. ¿Cuál sería el rédito de Misiones por ese gesto disruptivo? Los seguidores del caudillo remiten a una máxima que acostumbra a repetir: "Gobernabilidad con gobernabilidad se paga".
¿Referirá a los fondos del Gobierno que recibe esa provincia? También, la reacción de Milei sirvió para reflejar la vulnerabilidad del "operativo disimulo".
Recicló la monserga contra "la casta", desacreditó a Lospennato; responsabilizó por el fracaso del Senado al PRO. Extraño: no dijo una palabra sobre los senadores misioneros que causaron en el recinto una vuelta de campana. No les regaló ni un tuit, a modo de escrache, que tanto le agrada.
Tampoco aparecieron en las redes Santiago Caputo ni Daniel Parisini, el Gordo Dan.
El Presidente se encargó con rapidez de dar vuelta la página. Lo ayudó una novedad: la coronación del nuevo Papa, de origen estadounidense con nacionalidad peruana, para suceder a Francisco. Se trata de Robert Prevost, discípulo del papa argentino muerto, moldeado en un ideario humanista distante del liberalismo extremo. Por esa misma razón asumió el nombre de León XIV.
Heredero de León XIII, quien a fines del siglo XIX divulgó la encíclica Rerum Novarum.
Mojón para la transformación que sufría el mundo a partir de la revolución industrial.
Milei anunció rápidamente que asistirá a su entronización. Le adjudicó a León XIV la reivindicación de la propiedad privada y la libertad individual. Verdad indiscutida pero cortísima para el rico pensamiento del Sumo Pontífice. A través de las redes sociales expresó que "Las Fuerzas del Cielo dieron su veredicto". Subió la foto de un León (así le dicen al Presidente los libertarios) ataviado de papa. El narcisismo suele ser un veneno.
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El líder libertario boicoteó la ley de Ficha Limpia en el Senado. Sin embargo, le echó la culpa al PRO y a "la casta".
Lo hizo de manera virulenta.
Quiere a Cristina en la competencia electoral.
Ese juego puede dañar su única fortaleza: la estabilidad económica. También, impedir la posibilidad de inversiones.


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