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10/05/2025 Infobae.com - Home
Ficha limpia, barro y un fuerte giro político en el largo año electoral
Por Eduardo Aulicino
El desenlace de la votación en el Senado impactó de lleno en la disputa porteña. Pero a la vez, la supera por mucho. Expuso un juego de poder sin límites. Y colocó en el centro del escenario la pelea entre LLA y el PRO, que pasó a ser frontal
Javier Milei, en campaña junto a Manuel Adorni El año electoral va a contramano de los análisis generalizados hasta hace poco. El foco, y no sólo por cuestión del calendario de adelantos de comicios locales, no está puesto en la provincia de Buenos Aires, sino en territorio porteño. La disputa central del oficialismo no es con CFK, sino con el PRO, es decir, con Mauricio Macri. Son dos pinceladas del mismo cuadro. ¿Es obra del escritorio de campaña mileista? Con diferencias, en el apretado círculo presidencial coinciden al menos en dar batallas por etapas, pero el estallido de Ficha Limpia provocó un giro político más potente que lo previsto por Olivos y alteró los metros finales de la campaña porteña. Mes a mes, la relación de Javier Milei con Macri no hizo más que tensarse. La convocatoria a elecciones porteñas desenganchadas del turno nacional alimentó las fricciones y transformó en explícitos los enojos y las desconsideraciones entre Karina Milei, Santiago Caputo y el ex presidente. Con todo, la estrategia del oficialismo no se había alterado: se trataba de dar por agotada la etapa amarilla, colocar al macrismo en un segundo plano y marcar todo como una disputa de dos polos: la LLA y el kirchnerismo en versión Leandro Santoro. Por supuesto, en esa visión y con el presupuesto del macrismo golpeado, los libertarios encararían de manera efectiva una alianza bonaerense con el PRO o buena parte de sus figuras enganchadas en las listas violetas. Sería la segunda etapa, ajustada a la polarización con el peronismo/kirchnerismo. Ese final, está claro, está pensado para la prueba nacional de octubre y queda un interrogante sobre cómo encarar el adelanto bonaerense de septiembre. En buena medida, depende de lo que ocurra en la Ciudad de Buenos Aires en sólo ocho días. El tablero de campaña se complicó en la intención de combinar piezas como si el resto de los jugadores no existiera. No sería la primera vez. En este caso, influyó también y de modo significativo la interna en el núcleo kirchnerista de la provincia. Axel Kicillof, decidido a jugar su proyecto presidencial, hizo suya la idea de marcar cierta autonomía doméstica -alimentada desde su entorno territorial y de ex cristinistas- y desenganchó la elección provincial de la convocatoria nacional. Ser verá entonces cómo mueve su estructura el peronismo en septiembre y qué hace LLA, además del PRO y otros espacios. Por lo pronto, el grado de nacionalización del comicio porteño fue expuesto en primer lugar por el oficialismo nacional. Colocó al vocero Manuel Adorni, para destacar como dato sin muchos otros acompañamientos que se trata, precisamente, de la voz de Milei. El peronismo de la Ciudad hizo lo que trata de hacer desde hace años: exponer una figura que atempere el sello K, hasta en el nombre, los colores y la simbología elegidos para la lista. La complicación resultó mayor para el macrismo. La elección de Silvia Lospennato mostró a una candidata con kilometraje legislativo, pero con módica proyección personal en el distrito y con el peso en contra de la fragmentación de lo que fue JxC y también las astillas del PRO. El tema fue de entrada hasta qué punto el ex presidente y la gestión de Jorge Macri podrían compensar ese arranque. Con un añadido: el escaso margen para una diferenciación fuerte del oficialismo nacional, al que por lo general acompañaron en el Congreso. La posibilidad de aprobar Ficha Limpia operaba como una potencial ayuda, aunque era claro que mediáticamente Milei podría capitalizar parte del resultado de la sanción y posterior promulgación de la ley, como acto político. Silvia Lospennato, en conferencia de prensa luego de la sesión del Senado Sin embargo, los trascendidos desde el oficialismo y las especulaciones generalizadas que se sucedieron desde la suspensión de la sesión en el Senado, a raíz del fallecimiento del papa Francisco, indicaban que Olivos buscaba frenar de algún modo la sanción de Ficha Limpia por dos razones: no “regalarle” un éxito a Lospennato y evitar que se le cerrara la puerta a Cristina Fernández de Kirchner para competir en octubre. Parecían dos exageraciones del escritorio de campaña, porque ni estaba asegurado el capital político para la candidata del PRO, ni le restaría protagonismo a la ex presidente el hecho de quedar marginada de las listas. Hasta se puede conjeturar un efecto inverso. De mínima, podría operar como revitalizador de la figura de CFK como “perseguida” -también en la interna peronista- y como modo de disputar o al menos compartir el éxito de la sanción con Lospennato. Las versiones a veces contradictorias pero en todos los casos difundidas desde oficinas del oficialismo, hablabande dilatar el trámite legislativo en el Senado -postergarlo otra vez o aprobar el texto con cambios para que vuelva a Diputados-. Eso marcó el clima en la previa a la sesión y colocó el eje en la pulseada porteña entre la LLA y el PRO. El desenlace, que sacó a Ficha Limpia del escenario por lo menos hasta el año que viene, superó todo. La estrategia en dos pasos para relegar al PRO en la Ciudad y dar pelea para destronar al peronismo/kirchnerismo en la Provincia sufrió un cambio significativo en su primera entrega. Quedó desplazada de hecho la idea de “ningunear” al PRO y colocar la disputa en términos polarizados entre mileismo y peronismo. Así, en el tramo final de esta campaña, el foco central quedó instalado en la batalla abierta, dura y ruidosa, con el macrismo. Las denuncias y los datos que apuntan a un acuerdo entre operadores del Gobierno y Carlos Rovira -aliado serial de los gobiernos nacionales-, superaron rápidamente la sorpresa por el cambio de los dos senadores misioneros y provocaron un sacudón que supera la elección porteña. Milei se colocó en primera línea y la escalada, en pocas horas, lo llevó a confrontar directamente con Lospennato: le dio más protagonismo que el que podía suponer la sanción de la ley. El punto es que además, tal vez por el impacto global del modo en que terminó Ficha Limpia, el propio oficialismo se mostró a la defensiva y rearmando una estrategia que, de todos modos, no evitó el barro y en ese nivel marcó contradicciones propias en el discurso. Las descalificaciones centradas en el macrismo -sin mención siquiera de los aliados misioneros- y otras tandas de insultos, con el periodismo otra vez como blanco destacado, asomaron como acusación de recibo antes que como ofensiva. Las derrotas por apenas un voto constituyen una carga aciaga para los intentos de Ficha Limpia. Le faltó un voto en el Senado: necesitaba 37 y cosechó 36. En diciembre último, ocurrió lo mismo en la Legislatura porteña: requería 40 y sumó 39. De todos modos, Milei acaba de decir que el tema nunca fue promovido en la Ciudad, gobernada por el PRO. Un error. Parte de una disputa sin límites, que deja la postal penosa de la última sesión del Senado.
#22572416 Modificada: 10/05/2025 04:35 |
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Audiencia: 1.583.871
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