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05/05/2025 10:01 Net TV - Modo Fontevecchia
Editorial de Jorge Fontevecchia
Jorge Fontevecchia - Conductor
RESUMEN: El editorial de Jorge Fontevecchia aborda la distinción crucial entre la libertad de expresión y la libertad de prensa, especialmente en el contexto de los gobiernos de extrema derecha, como los de Donald Trump y Javier Milei. Se discute cómo estos líderes atacan a periodistas y medios, confunden ambos conceptos y fomentan discursos de odio. La columna explica los orígenes históricos diferentes de estos derechos y menciona hitos importantes, como la declaración del Día Mundial de la Libertad de Prensa. También se examina la situación de la libertad de prensa en países donde estos derechos son severamente restringidos, como China y Arabia Saudita.
--- TRANSCRIPCIÓN COMPLETA: Muy buenos días, lunes 5 de mayo, comenzamos nuestro programa con la columna de siempre, día 510. La libertad de expresión no es lo mismo que la libertad de prensa, porque a partir del auge de la extrema derecha empezó un debate sobre si la libertad de expresión, la libertad de prensa y el rol del periodismo termina siendo algo parecido, y hay confusiones mal intencionadas. Así que vamos a tratar de ser lo más didácticamente posibles y hacerles una explicación de las diferencias entre una y otra.
Gobiernos como el de Donald Trump en Estados Unidos o Javier Milei en la Argentina atacan a periodistas y medios con mucha virulencia y, por otro lado, amparándose en el derecho de libertad de expresión, impulsan a sus seguidores a emitir mensajes de odio, discriminatorios e insultos contra los opositores.
De alguna manera, estos gobiernos intentan oponer la libertad de prensa de los periodistas y de los medios a la libertad de expresión del resto de la sociedad, así que vamos a tratar de dedicar nuestra columna a esclarecer las diferencias entre ambos derechos e informar sobre los alcances y los límites de cada uno.
Aunque suelen entenderse como derechos complementarios, la libertad de expresión y la libertad de prensa tienen orígenes históricos y conceptuales muy distintos, y temporales muy diferentes.
La noción de que los individuos pueden decir lo que piensan sin ser castigados previamente por ello aparece en la antigüedad, en Grecia. En la Grecia clásica existía el concepto de parresía que significaba la libertad de decir la verdad sin temor, especialmente en contextos políticos. Filósofos como Sócrates, que aunque pagó con su vida por ejercerla, encarnaban esta práctica. También hay ecos de esta tradición romana donde Cicerón defendía la libertad del orador en el Senado.
Por su parte, la libertad de prensa comienza a consolidarse con la presión de la prensa, es decir, en el siglo XVIII, con el desarrollo de los periódicos y la resistencia contra la censura previa impuesta por las monarquías absolutas. Ambos comparten el punto clave, es decir, que no haya censura previa. No que no haya consecuencias por lo que una persona diga, o sea, hay una diferencia entre la libertad de prensa y la libertad de expresión y que haya libertad para insultar o para cometer injurias. Eso, obviamente, es algo absolutamente distinto. Sí comparten, tanto la libertad de expresión como la libertad de prensa, la lucha porque no haya censura previa.
Un momento clave fue el juicio de John Peter Zenger en Nueva York en 1735, donde un jurado lo absolvió por criticar al gobernador colonial, marcando un precedente de lo que sería luego la prensa libre. Ambas libertades se institucionalizaron hacia fines del siglo XVIII. La primera enmienda constitucional de los Estados Unidos en 1791 garantizaba explícitamente la libertad de expresión y la libertad de prensa. En Francia, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa en 1789 proclama que la libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre.
Desde entonces, ambas libertades evolucionan juntas, aunque tienen, como dijimos, un origen de una diferencia de 2.000 años una de otra, aunque mantienen sus diferencias. Una es individual, la otra es estructural. Pasado el 3 de mayo, cuando se celebró el Día Internacional de la Libertad de Prensa, hubo recortes de uno y otro lado, tratando de confundir, en algunos casos malintencionadamente, en otros casos, supongo, por falta de conocimiento.
Vamos a comenzar primero por el día 3 de mayo de 1993, el Día de la Libertad de Prensa, cuando las Naciones Unidas lo declaran. Estas son las misceláneas y, en esta oportunidad, vamos a recordar que hoy se celebra, en el 3 de mayo, el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Se trata de la jornada que pretende que se reconozca uno de nuestros más valiosos derechos, la libertad de expresión, y en el día de hoy, en la prensa.
En el año 1993 fue proclamado el Día Mundial de la Prensa, de Libertad de Prensa, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, según la recomendación de la Conferencia General de la UNESCO en el año 1991, sobre la promoción de la libertad de prensa en el mundo. Desde ese momento se ha venido celebrando cada año el 3 de mayo, aniversario de la declaración de Windhoek, llevada a cabo en el seminario para la promoción de la prensa africana independiente y pluralista.
Esto había sido organizado por las Naciones Unidas y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Entre los principales objetivos de destacar este día se encuentran, precisamente, defender la libertad de expresión en los medios de comunicación, recordar y reivindicar los principios fundamentales de la libertad de prensa y realizar un homenaje a todos los periodistas víctimas del cumplimiento de su deber.
Vamos a pasar ahora a la libertad de expresión. En este caso, es el derecho que protege a todas las personas que pueden emitir sus opiniones, expresar sus ideas, emociones inclusive, sin recibir censura o persecución por esto. La libertad de prensa la ejercen los periodistas y los medios; la libertad de expresión, todas las personas. Estos derechos que parecen básicos no se respetan en todo el mundo de la misma manera.
Hay países en los cuales directamente uno de ellos o los dos no existen como tales. Vamos a China, por ejemplo, donde no hay medios independientes del gobierno. Todo está bajo el control estatal, alineados con el único partido, que es el Partido Comunista. Pero Sin Fronteras, por ejemplo, ubica a China en el puesto 172 sobre 180 en su índice de libertad de prensa. Quiere decir que todavía hay 8 países peores respecto de la libertad de prensa en 2024, descubriéndola como la mayor cárcel del mundo para los periodistas y señalando que el régimen de Xi Jinping justificó la represión contra el periodismo independiente.
Por su parte, Human Rights Watch denuncia que las autoridades chinas emplean una combinación de censura, vigilancia y detención para sofocar cualquier forma de disidencia. En relación a la libertad de expresión, a veces se cuelan algunas críticas en las redes, como de Adewuevo o de Xi Hu, pero al estar fuertemente monitoreadas por el gobierno chino, muchos de estos mensajes terminan siendo borrados.
China no es el único país que restringe estos derechos, ni el más brutal al respecto. Hay países como Arabia Saudita que realizan inclusive una represión más brutal para estos derechos. El 2 de octubre del año 2018, Khashoggi, columnista de Washington Post y crítico del régimen saudí, ingresó al consulado de Arabia Saudita en Estambul para obtener documentos necesarios para su boda y nunca salió con vida.
Según las investigaciones turcas y de las Naciones Unidas, fue asesinado y desmembrado por un escuadrón de 15 agentes sauditas que actuaron bajo cobertura oficial. En relación a la libertad de expresión en Arabia Saudita, la libertad de expresión está severamente restringida por un régimen absolutista encabezado por una monarquía, la monarquía wahabita. Las críticas al gobierno y a la familia real o al Islam oficial pueden ser consideradas delitos de seguridad nacional y castigadas con largas penas de prisión, flagelación o incluso pena de muerte.
En Occidente, países como Estados Unidos o Argentina se presentan como sociedades libres en las que estos derechos están garantizados. Sin embargo, como decíamos al principio, el desembarco al poder político de gobiernos como el de Trump y de Javier Milei trajeron a la rediscusión estas libertades que parecían absolutamente superadas.
En Estados Unidos, la compra de Twitter por parte de los más altos funcionarios de Donald Trump trajo un cambio en la plataforma. Anteriormente, Twitter tendía a tratar de regular las fake news, es decir, aquellos mensajes que eran falsos, los mensajes discriminatorios o los basados en el odio. Inclusive, el anterior propietario y cofundador de Twitter, Jack Dorsey, suspendió la cuenta de Twitter del hoy ex presidente Donald Trump tras el asalto al Capitolio por considerar que los mensajes de Trump habían incitado a la violencia.
Vamos a compartir un fragmento de Javier Milei en el que se detiene en este debate. Es del 13 de noviembre del año pasado, donde dice: 'Elon Musk ha salvado a la humanidad'.
Menciones:
_GLOBAL_EDITORIALES
#22012575 Modificada: 05/05/2025 10:36 |
Duraci�n del video: 9' 29"
Cotización de la nota: $9.286.080
Audiencia: 50.000
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