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16/02/2025 Clarín - Nota - Opinión - Pag. 32
[noticia en diferido]
Karina, la guillotina y la tijera
Eduardo van der Kooy
Javier Milei inauguró muy temprano el tiempo de la estrategia electoral. Parece haber ordenado dos ideas madre. Un rediseño del Triángulo de Hierro con una capacidad decisoria superlativa de Karina Milei. Por encima de la que ya ostentaba. Aquella figura geométrica tiene en su vértice superior, por supuesto, al Presidente. También permanece Santiago Caputo juniors. Cada vez más enfrascado en delinear los modos de transmisión a la sociedad del relato libertario. La otra apuesta tiene relación con el objetivo que le garantizó a Milei la gobernabilidad de su primer año y le franquea un horizonte hacia octubre. El combate contra la inflación y el sostenimiento del equilibrio fiscal. El 2,2% de enero refuerza su convicción con un dato alentador: el 0,9% de incremento de la canasta básica. Toda moneda tiene dos caras. El consumo masivo interanual volvió a caer un 6% según la consultora Scentia. Los libertarios ven, en cambio, un boom de compras. Aguardan ahora la posibilidad de cerrar otro acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que contemple algún desembolso. Aquellos dos aspectos, suponen en la Casa Rosada, ayudarían a ordenar el resto de una administración que no se caracteriza por su musculatura ni su ingenio político. Para que no queden dudas sobre la inflexibilidad que viene el Presidente adoptó decisiones estruendosas. Relevó a Mariano de los Heros como director de la ANSeS. Habló sobre una posible reforma jubilatoria que no forma parte de la agenda de campaña libertaria. Cesó como representante en la OEA a Sonia Cavallo, la hija del ex ministro Domingo Cavallo. Su padre, en una nota elogiosa de la acción de gobierno, osó plantear alguna duda a mediano plazo acerca de la paridad cambiaria. La portación de apellido fue fatal. Todos tomaron nota en el poder del mecanismo correctivo que aplica el Presidente. Karina es, indefectiblemente, la que acerca las novedades a su hermano habitualmente abstraído por los quehaceres económicos. Es la guardiana de cualquier palabra oficial. Incluso de los hombres del gobierno considerados más poderosos. Luis Caputo, el ministro de Economía a quien Milei acaba de bautizar como crack, ofreció un largo reportaje a Daniel Parisini, el libertario conocido como Gordo Dan, para su streaming llamado Carajo. La entrevista se divulgó editada. Nadie sabe bien por qué razón. Los pasillos mileístas mencionan una supuesta intervención de Karina. La mujer que tiene la guillotina, según admitió Milei, sería también portadora de una enorme tijera. Hay una orden no escrita que circula en el Gabinete: nadie, de ahora en adelante, podrá realizar declaraciones públicas sin el conocimiento previo de la hermanísima. La pretensión de semejante rigidez no suele contemplar la dinámica propia que suelen adquirir los acontecimientos de la política. Milei no calculó la inconveniencia de subir un elefante al escenario cuando se trenzó en una disputa sobre la paridad cambiaria detonada por una opinión de Cavallo. En verdad el ex ministro no es un predicador solitario. Economistas de todas las maderas opinan sobre el tema sin que implique ningún planteo de una devaluación. Lo ha hecho el propio Juan Carlos De Pablo, que acostumbra a escuchar ópera con el Presidente en Olivos. Lo mencionaron además Carlos Melconian, Marina Dal Poggetto, Roberto Cachanosky, Emanuel Alvarez Agis. Para todos los paladares. Milei, está claro, no cree en tanta diversidad aunque se autodefina libertario. O liberal. Ronda una enorme confusión en torno a esos términos. El Gobierno cree descubrir detrás de aquellas apreciaciones la voluntad de alguna confabulación. Virus habitual de los gobiernos de la democracia argentina que antes que fortaleza pareciera transmitir temor o debilidad. Los libertarios desplegaron a través de su amplia red comunicacional acusaciones de golpismo contra Cavallo y otros especialistas. Desearían una devaluación –pontificaron-- porque harían informes para empresas que cobrarían en dólares a baja cotización. Increíble la ordinariez argumental. Hubo un solo funcionario que intentó bajar los decibeles a esa pelea. Guillermo Francos admitió que existe un problema de competitividad para sectores de la producción nacional que deberá ser corregido de manera paulatina. Sin devaluación. Es decir, aceptó la existencia objetiva de un problema sin la necesidad de agitar fantasmas raídos. "Toto" Caputo resultó más ficcional: explicó que los precios estarían adelantados al valor del dólar. Quizá la amplitud de mirada y pensamiento del jefe de Gabinete no termine de encastrar adecuadamente en la rígida estrategia de campaña que planean los Milei. Karina estuvo hablando días pasados sobre esa cuestión con la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Fue un cónclave que quedó a media agua por una razón: no hay a la vista reemplazantes para un funcionario, Francos, que tiene abierto canales con gobernadores, diputados y senadores. Protagonistas clave para un Gobierno con frágil representación institucional que debe hacer malabarismos cada vez que alguna ley debe ser sancionada en el Congreso. El método de disciplinamiento que practica Karina resulta útil dentro del mundo libertario. A veces, también, para captar a dirigentes aliados que intentan hallar un destino propio en el año electoral. La secretaria general se asomó a un palco de Diputados cuando se estaba por dar media sanción al proyecto de Ficha Limpia. Predominaron la indiferencia o las miradas de reojo para descifrar el significado de su presencia. Que no suele ser excepcional. Sobresalieron gestos de obsecuencia como los del diputado bullrichista Damián Arabia. De pie se encargó que todos vieran cómo lanzaba besos a la dama del palco. Aquel debate se asemejó, por momentos, a un festival de carpetazos. Sin contar la emulación de "Ringo" Bonavena que hizo el jefe del bloque kirchnerista, Germán Martínez, cuando desafió a boxear a Martín Menem, titular de la Cámara de Diputados. Todos los que participaron se encargaron de entrecruzar sospechas de corrupción. Cristian Ritondo, jefe del bloque del PRO, pieza fundamental del Gobierno en el Parlamento, se sintió aludido varias veces por la denuncia sobre supuestas propiedades clandestinas en el exterior a nombre de su esposa. Los dardos más venenosos se los lanzó Mónica Frade, de la Coalición Cívica. José Luis Espert, posible candidato en Buenos Aires, quedó mudo cuando el topo K Roberto Tailhade habló de varias camionetas que el libertario habría utilizado en la campaña. Serían propiedad de un oscuro personaje que permanece encarcelado. La cantidad de votos que obtuvo la media sanción (144 a favor) causó sorpresa hasta en el propio Gobierno. Salvo el kirchnerismo, que no se apartó del libreto sobre presunto intento de proscripción de Cristina Fernández, hubo un voto transversal en casi casi todos los bloques con la intención de limpiar las sospechas de corrupción que cobija la sociedadsobre la clasedirigente. Algunos conjeturaron que aquella contundencia podría tener alguna repercusión en el Senado, que deberá convalidar o no la media sanción de Diputados. El entusiasmo nublaría muchas veces la realidad. La ex presidenta podrá estar atravesando un liderazgo menguante. Pero el kirchnerismo no la entregará atada de manos. De arranque cuenta con 33 senadores sobre 72. A ese núcleo habrá que sumar a la camporista Stefanía Cora, de Entre Ríos, que ocupará la banca del expulsado por contrabando de dinero, Edgardo Kueider, detenido en Paraguay. Tampoco el gobierno libertario tiene demasiado interés que Ficha Limpia sea aprobada en el Senado. No quiere darle al kirchnerismo la excusa de la proscripción. Pretende tenerla a Cristina en el campo electoral. Se trata más que una inferencia. Sebastián Pareja, titular de La Libertad Avanza en Buenos Aires, mano derecha de Karina, dijo la última semana que preferirían enfrentar a la ex presidenta antes que una ley le impida presentarse. "Al kirchnerismo hay que acabarlo con votos", señaló. El Gobierno optó por una apuesta que ayudó a sembrar el panorama de mayor incertidumbre. Mientras Diputados aprobaba Ficha Limpia presentó en el Senado el dictamen con tres firmas peronistas y ninguna del PRO –sobre nueve-- para la designación del juez Ariel Lijo en la Corte Suprema. Inevitable que ambos asuntos no sean observados como posible prenda de canje entre La Libertad Avanza y el kirchnerismo. Pruebas fehacientes de que así sea, no se pueden recoger. El menú a la vista es el de siempre. El Gobierno dice que quiere a Lijo. Pero también a Manuel García-Mansilla para el máximo Tribunal. El académico no tiene ni siquiera las firmas para el pliego. El kirchnerismo propondría en su lugar la ampliación de la Corte con la incorporación de una mujer. Milei asegura que si todo se traba ambos jueces serían nominados por decreto. En esas circunstancias, Horacio Rosatti, titular de la Corte, ¿les tomaría juramento? Las palabras libertarias circulan muchas veces como un barrilete. Milei quedó seducido por la polémica de Donald Trump con la célebre cantante Taylor Swift. Inventó su versión doméstica replicando las críticas de la popular María Becerra por la supuesta inacción oficial a raíz de los incendios en la Patagonia y Corrientes. En el interín renunció la subsecretaria de Ambiente, Ana Lamas. Le habían arrebatado el presupuesto del área. Adujo agotamiento. En su lugar llegó Fernando Brom. Debutó señalando las fallas de prevención que hubo por los incendios forestales. Habló de asuntos de medio ambiente, no de ideología. Perplejidad libertaria.
La estrategia electoral reconcentra poder en la hermana del Presidente. Fiscaliza el relato libertario y la actuación de los ministros. La apuesta del Gobierno a la baja de la inflación sigue bien. Pieza clave para octubre. Pero se enreda en discusiones que no lo ayudan.
Luis Caputo. Ministro de Economía
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#14173222 Modificada: 16/02/2025 08:34 |
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