16/02/2025 Clarín - Nota - Sumario - Pag. 3

Milei metió un cisne negro digital en medio de las negociaciones por Lijo
Ricardo Kirschbaum

Una buena parte del bloque de senadores peronistas -alrededor de 14 sobre 34- se apresta a anunciar su apoyo a la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema. Otros, como la senadora Alejandra Vigo, esposa de Juan Schiaretti, optarán por la abstención, que se computa como una ausencia, posición que modifica el número para que el pliego del polémico juez obtenga los dos tercios necesarios. Este subloque, integrado por tucumanos de Jaldo, catamarqueños de Jalil, santiagueños de Zamora, Sergio Uñac, entre otros, daría el paso y pondrían a Cristina Kirchner en una disyuntiva difícil. Aunque la ex presidente preferiría que el apoyo a Lijo surgiera de un acuerdo amplio sobre la Corte con presencia de una mujer (Graciana Peñafort o Marisa Herrera) en vez de Manuel García- Mansilla, y que ese acuerdo incluyera al procurador, no puede arriesgarse a una fragmentación de la bancada. ¿Qué hará si esa declaración interna se concreta? La duda queda flotando.
El pliego de Lijo tiene también la firma del presidente del bloque radical, Eduardo Vischi, a pesar de que había negado a prominentes dirigentes de ese partido que hubiera apoyado el dictamen. Se dice que el gobernador radical de Corrientes, Gustavo Valdés, tuvo una intervención decisiva para que Vischi lo hiciera. Hay otros radicales, como también senadores del PRO, que no están de acuerdo con nombrar al juez.
Junto al pliego de Lijo, el Senado tiene para tratar la suspensión de las PASO y Ficha Limpia, ambas con media sanción de Diputados. Pero en estos temas hay intereses divergentes y una agenda así puede provocar, al menos, que la sesión se caiga por falta de acuerdo.
La atención estará puesta en el manejo que Victoria Villarroel haga del trámite parlamentario.
La vicepresidenta rechaza la postulación de Lijo.
Si el pliego tiene los votos para llegar a la Corte, como sugiere la movida del oficialismo para llevarlo al recinto del Senado, es más una presunción que una certeza.
Uno de los miembros de la Corte, Ricardo Lorenzetti, estaría convencido de que está en el umbral del fin de la actual mayoría de Horacio Rosatti y Carlos Rozenkrantz.
También parece ésta una expresión de deseos antes que una realidad.
De pronto, Javier Milei metió un cisne negro digital auspiciando una criptomoneda, que súbitamente enriqueció a unos pocos (se calcula al menos 87 millones de dólares) y dejó un tendal de afectados por esta maniobra, aquí y en el mundo. La inmediata reacción política, la endeble justificación presidencial del auspicio a esa criptomoneda, y la confusión del oficialismo al ver crecer como tendencia mundial en las redes sociales el escándalo, modifica el marco en el que se estaba discutiendo la incorporación de los dos miembros de la Corte.
Otra vez la sensación que los aciertos económicos al bajar la inflación y cerrar el déficit fiscal crean un clima de soberbia que se vuelve como un búmeran. Este sería otro de esos casos tan frecuentes en el poder y en la Argentina en los que se autogeneran costos políticos por no tener conciencia de los límites. Por ejemplo, la fiesta de Olivos que fue el inicio del tobogán de Alberto Fernández.
Como la táctica de Milei ha sido hasta ahora doblar la apuesta y no retroceder nunca, es probable que tanto Lijo como García- Mansilla terminen siendo designados "en comisión" por decreto por un año parlamentario.
Ambos quedarán así sujetos al oficialismo, sea por los votos que consiga en la elección de octubre o por la renovación del decreto. En la Casa Rosada, para justificarse, decían que García-Mansilla seguramente se entendería mejor con Rosatti y Rozenkrantz que con Lijo y Lorenzetti, así que la mayoría no cambiaría de signo. Y que, en definitiva, Lijo podía cambiar de escudería luego que de adaptarse a su nueva función, es decir sacarse la tutela de Lorenzetti de encima.
También ha ocurrido con frecuencia que la fortaleza política ocasional despierta el reflejo inevitable de construir una hegemonía que, en el caso de esta experiencia libertaría, es confundida con dominación.
La validación de la "guillotina" como método disciplinario requiere de un Robespierre vernáculo (con perdón del francés) que organice la fila de los que irán al patíbulo. Hasta ahora, los que conforman la hilera han sido propios. Un método de "terror" interno que puede comenzar a tener límites objetivos y perjudiciales para sus promotores.
Milei y su círculo áulico han decidido ir a la guerra por la Ciudad para asestarle al PRO un golpe de gracia. Mauricio Macri sigue esperando un acuerdo con La Libertad Avanza pero se supone que el Gobierno solo espera subordinación.
La reacción política de Jorge Macri es todavía incipiente. El adelantamiento de las elecciones locales para mediados de mayo plantea una batalla política que determinará seguramente el resultado de las nacionales de octubre. Antes, entonces, estará en juego demasiado. Las encuestas muestran hoy al oficialismo porteño en tercer lugar, detrás de la LLA y el PJ, pero también que las marcas miden mejor que los candidatos. Todo esto, medido en una sociedad que todavía no tiene en su agenda votar tan pronto.
Pero aun así hay un plan de Jorge Macri de mejorar su gestión, que está siendo criticada, para tratar de rearmar una versión light de Juntos por el Cambio en la Ciudad.
En ese empeño, se ha mencionado hasta el nombre de Horacio Rodríguez Larreta, como candidato local, pero otras fuentes lo han descartado por completo.
Si Manuel Adorni, por Milei, y Leandro Santoro, por el peronismo K y no K, jugarán en mayo, el PRO debería responder con algún nombre de peso. Waldo Wolf, es uno de los que se menciona. También, por eso, menean el nombre de Rodríguez Larreta, aunque éste sigue pensando en que su futuro no está definido y, en todo caso, sería autónomo de las necesidades de Jorge Macri

La atención estará en el manejo que Villarruel haga del trámite en el Senado

Milei y su círculo han decidido ir a la guerra por la Ciudad


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