![]() Que no se corte Pablo Sirven Frente al avance pochoclero que va sesgando al cine para el lado ruidoso de los superhéroes y villanos de los cómics, resulta todavía más indispensable fomentar la tarea curato- rial de los cineclubes, que rescatan del pasado títulos inolvidables y que siguen atentos a la aparición de las cada vez más esporádicas gemas de cine de autor que aún sobreviven. Contra viento y marea, vuelve en su temporada 72 el legendario Cine Club Núcleo, que fundó Salvador Sammaritano y que continúa su hijo Alejandro. Pero las cosas se le han puesto más difíciles. El Incaa le cobra el arrendamiento de la sala principal del Gaumont doce veces más que el año anterior y le bajó a una sola sus dos clásicas funciones vespertinas de preestrenos de los martes. No es que lluevan los pedidos para alquilar esa sala (este mes tuvieron solo tres consultas). El precio por la franja de dos horas asciende a $1.518.400, aunque al Cine Club Núcleo accede por $475.000 (antes pagaba $23.300 por función). El presente ciclo tenía que arrancar anteayer, pero las actividades debieron ser suspendidas debido a que se rompió el equipo de aire acondicionado. Las altas temperaturas reinantes no aconsejaban pasar por alto ese detalle
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